Lo que sabemos (y necesitamos) en medio de la incertidumbre

Lo que sabemos (y necesitamos) en medio de la incertidumbre

Compartir

Lo que sabemos: nuestra política atraviesa por una sequía intelectual, de convicciones e incapaz de llegar a acuerdos; que el voluntarismo del Presidente le ha restado capacidad para ejercer liderazgo, fortalecer lealtades y motivar a quienes demuestran su compromiso por avanzar en una crisis con demasiados flancos abiertos; que en el Parlamento hay un alarmante grupo que simplemente o no comprende la trascendencia de sus decisiones, dejándose llevar como la espuma, o que están tan obnubilados por una superioridad moral que insisten en nadar contracorriente a la realidad. O sea, política de mala calidad para un país que requiere representantes cohesionados, dispuestos a dialogar, trabajar en equipo y focalizarse sobre un contexto sombrío que hoy clama por actores sensatos y no como si éstos proviniesen de una obra del teatro del absurdo.

Curiosamentequienes hoy ejercen en la primera línea de la política confunden liderazgo con popularidad. Dos elementos muy diferentes y que serán severamente juzgados por nuestra historia; sin embargo, la política chilena actual presta poca atención a los dictámenes del futuro, sintiéndose más cómoda en un eterno presente que no sólo le ha impedido realizar una autocrítica, sino además que la mantiene cautiva por sus delirios de grandeza y hambrienta de inmediatez. Es así como, a partir del desorden provocado por el 18-O, la ambigüedad (inexplicable) por parte del Ejecutivo no ha hecho más que adherir mayor incertidumbre afectando el poder, confianza y respeto hacia nuestra institucionalidad. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Estaríamos de igual forma sin el 18-O o la pandemia? Aunque en política es muy difícil hacer pronósticos certeros, pienso que sí existen algunos elementos que ayudan a completar el cuadro surrealista en el que nos vemos envueltos.

El factor oposición: Tras quedar herida y perpleja tras la contundente derrota presidencial, ésta permaneció absorta durante los primeros meses del actual gobierno manteniendo el libreto clásico de una retórica vacía de propuestas y acciones orientadas a ponerle palos en la rueda a cada medida gubernamental empeñada, en aquel entonces, por recobrar el dinamismo perdido tras las emblemáticas reformas del gobierno anterior de Michelle Bachelet. Hasta ahí, nada que pudiese permear la confianza que suele empoderar las decisiones del Mandatario.

El insospechado 18-O: Para un país que navegó por rumbo conocido por casi tres décadas, la violencia de octubre lo hizo despertar a una realidad que no dependía tanto de su capacidad para los números como sí para poner en marcha su facultad de hacer política. Un talento que hizo agua desde el primer momento, ya que el oficialismo no ha hecho más que evadir responsabilidades desde octubre, sin realizar los ajustes necesarios para enmendar el rumbo.

Desorden en las filas: La pandemia no ha hecho más que desmembrar a Chile Vamos. El pragmatismo que solía encausar al sector quedó opacado por un cúmulo de ideas poco idóneas. A esto se adhiere que varios de sus miembros han demostrado no sólo poca convicción, sino también desconocimiento sobre los principios del sector, haciendo muy difícil que sus líderes sean capaces de controlar los daños colaterales.

Por último, en medio de esta crisis, lo que nuestra memoria histórica se merece conservar son los nombres de aquellos líderes (por lado y lado) que supieron reconocer sus excesos, no eludieron sus responsabilidades y no ejercieron la política de manera falsa, ya que la ciudadanía no requiere demostraciones de santidad, sino representantes empeñados en vencer sus personalismos y la capacidad para enmendar sus errores. (El Líbero)

Paula Schmidt

Dejar una respuesta