Lo urgente no deja ver lo importante-Pilar Lizana

Lo urgente no deja ver lo importante-Pilar Lizana

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Voluntad política, lo que muchos piden al momento de hablar de seguridad. Los chilenos denuncian a un gobierno que no les entrega resultados mientras ven que cada vez más espacios públicos se transforman en zonas peligrosas. Pero ¿cómo materializar esa voluntad política? Algunos podrían decir que se requiere de un respaldo a las Fuerzas de Orden y al uso de la fuerza legítima del Estado, sin embargo, cuando vemos sumarse casos donde la falta a la probidad es el protagonista, la materialización de esa voluntad política debiese empezar por la tolerancia cero a la corrupción.

En medio del anuncio de la nueva cárcel en la región del Maule, el exsubdirector operativo de Gendarmería deja en evidencia un panorama desalentador: Sumarios administrativos con fiscales elegidos a dedo, procesos que se extienden hasta que el hecho prescribe, descontrol en cárceles por falta de personal, gendarmes ingresando celulares y otras cosas, sindicatos velando por funcionarios que han cometido falta en vez de proteger al servicio de esos problemas, entre otras muchas cosas. Al final del día, volvemos a lo mismo: Corrupción.

Hace un tiempo ya, me referí en este mismo medio a la ética del funcionario público, una basada en la excelencia, la transparencia y el amor por Chile, algo que se ha ido perdiendo con el tiempo y que pareciera que en Gendarmería quedan pocos exponentes de esa ética profesional. Pero, el problema es más profundo que la situación de un solo servicio.

Cómo pedir tolerancia cero a la corrupción cuando un alcalde de gobierno cumplió prisión preventiva por una causa asociada a la materia, cuándo ya van tres ocasiones en que desaparecen computadores de los ministerios, cuando una diputada oficialista y un trabajador de una subsecretaria, entre otros, se ven envueltos en el escándalo de corrupción del caso fundaciones… la vocera en su momento dijo que deberán llevarse a cabo las investigaciones y que tendrán que caer quienes tengan que hacerlo. El problema, esa tolerancia cero de la que se habla, no es percibida en la práctica.

La corrupción, por muy pequeña que sea daña profundamente al Estado, rompe el Contrato Social y hace que éste, en vez de velar por el bien común vele por el bien individual. La corrupción corroe al Estado, debilita sus instituciones y abre la puerta para que otros actores hagan con él lo que quieran. El mejor ejemplo, esos gendarmes que ingresan celulares e incluso droga a las cárceles de Chile. Sometidos por el crimen, el servicio no ha podido protegerlos, permitiendo que se generen lealtades donde no debieran.

Si para hablar de corrupción, hacemos un zoom en Gendarmería, la primera pregunta que se debiese hacer es qué medidas se están tomando para proteger a sus funcionarios de la criminalidad organizada que amenaza con controlar algunas cárceles en el país.

Si el gobierno quiere recuperar el rumbo, en vez de estar buscando reducir los homicidios, debería empezar por controlar la corrupción en las instituciones y servicios. No es posible perder funcionarios como el exsubdirector de operaciones de la Gendarmería por no hacerse cargo de lo importante. Ahora, sólo nos queda preguntarnos si en lo que queda de gobierno nuestros líderes están dispuesto a hacerse cargo de lo importante. (El Líbero)

Pilar Lizana