El auto alcanzó a llegar hasta cerca del Santuario de Lo Vásquez antes de darse la media vuelta. Fernando Meza (70), diputado radical por La Araucanía, recibió el llamado de Glenda, su secretaria, diciéndole que la votación del proyecto de ley que despenalizaba el aborto en tres causales había terminado y que la Nueva Mayoría había perdido. Meza no solo regresaba de un largo viaje desde Colombia por su rol en el Parlamento Andino, sino que, además, estaba pareado con su compañero de distrito René ManuelGarcía (RN) y no alcanzó a acudir a la Cámara para darle el voto decisivo al Ejecutivo en un artículo que requería de quórum calificado (4/7). Este planteaba que cuando una menor de 14 años no tiene la autorización de su padre o representante legal para realizar el procedimiento, la decisión se tomará por la vía judicial.
“Conozco el circo romano de la Cámara, así que me devolví”, dice el diputado del PR.
Casi dos semanas después de que buena parte de la Nueva Mayoría y su propio partido lo responsabilizaran de la derrota sufrida por el gobierno, el diputado radical hizo pública una parte desconocida de su carrera como médico para sustentar por qué nadie lo podía acusar de estar en contra del proyecto. Ese 2 de agosto, en pleno hemiciclo, dijo:
“He conversado mucho al interior de mi bancada sobre la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales. Una cosa es la teoría y otra la práctica. Confieso que he interrumpido el embarazo no como una situación de la que me pueda vanagloriar, sino con la satisfacción de haber salvado vidas físicas de muchas madres”.
Según cuenta el propio Meza, su colega García fue uno de los pocos que reaccionaron a su relato. “Me dijo algo así como ‘me alegro de que hayas reconocido tus crímenes y te felicito por tu valentía al decirlos’. Yo le dije: ‘Si crimen es salvarle la vida a una madre’. Pero yo no he matado ningún niño o niña que haya tenido posibilidades de vivir”, indicó el diputado, a pesar de que reconoce haber practicado dos o tres abortos por violación.
TRAUMAS
Fernando Meza era un joven radical de 24 años cuando recibió una beca del Presidente Salvador Allende para estudiar Medicina en Cuba. Recuerda que el mandatario le dijo algo como “tengo bastantes comunistas en mi gobierno. Tú eres socialdemócrata. Anda a Cuba, estudia Medicina y sigue socialdemócrata”.
En 1971 dejó Temuco y se fue a La Habana, donde comenzó sus estudios para convertirse en médico. Según cuenta, ese entrenamiento requería la práctica de abortos en la rotación de ginecoobstetricia justamente en las tres causales que se han discutido en el Parlamento durante el último par de años y, específicamente, esta semana en el Tribunal Constitucional.
En Cuba, el aborto ya era legal desde la Revolución de 1959.
Meza recuerda bien que su primer procedimiento asistido lo realizó en la Maternidad Obrera de La Habana. La paciente era “sencilla”, hasta donde se acuerda, “una mujer del campo”. Se le había diagnosticado una mola hidatiforme, un trastorno del embarazo en el cual el embrión no se desarrolla normalmente, dando paso a una masa o tumor en el útero.
“Recuerdo el trauma que significó para mí encontrarme cara a cara con una mola hidatiforme. Es como un monstruo, un amasijo de carne sin posibilidad de vivir. Es un racimo de uvas de color violáceo, no es una vida, no es un feto o un niño, como dicen los opositores a la ley”, indica Meza mientras se mira las manos, como acordándose de cuando sostuvo esa masa. “Es un tumor canceroso que puede acarrear la muerte de la madre. Así que la primera vez que tuve que interrumpir un embarazo había que hacerlo o iba a morir la madre”, agrega.
La impresión de ese primer aborto le ronda hasta el día de hoy. Dice que no sintió satisfacción tras el procedimiento, a pesar de resguardar la salud de la madre, y que se preguntó por qué le tocó a él ver algo así. “Dentro de tu mente siempre queda esa sensación de que a lo mejor debió hacerlo otro colega. Escapar de esa responsabilidad. Luego maduré y entendí que había que asumirlo”, señala el parlamentario.
Luego de esa primera operación, Meza tuvo que interrumpir “decenas” de embarazos por riesgo para la madre e inviabilidad del feto durante los nueve años que vivió en la isla, primero como estudiante y luego como profesional. Lo hizo en distintas regiones de Cuba, además de la capital, como en Pinar del Río y la Sierra Maestra.
Otro de los casos que le quedaron marcados fue el de una estudiante de Economía de La Habana que fue en contra de las indicaciones médicas y decidió dar a luz a un niño anencéfalo. Meza dice que la mujer quedó profundamente dañada psicológicamente, al punto que su relación se quebró y ella comenzó a decir que no volvería a tener relaciones sexuales con ningún otro hombre. “Ella decide, por convicción, como muchas madres en Chile, o por ignorancia. Uno no la puede obligar a interrumpir el embarazo. Cuando llega a término y la madre ve con sus ojos lo que trae es un trauma tremendo”, sostiene el diputado radical.
LA DUDA: LAS VIOLACIONES
Si alguna duda tiene el doctor Meza respecto del proyecto de despenalización de la interrupción del embarazo es con la causal de violación. Durante su estadía en Cuba se quedó con la sospecha de que las mujeres que abortaban aduciendo una violación podían estar mintiendo. Esto aún complica a Meza, porque asegura estar en contra del aborto libre. “¿Se trataba realmente de una violación o era una excusa para la interrupción del embarazo? En Chile pediría la más exhaustiva investigación para saber que estamos al frente de un caso de violación. Esto sí que podría prestarse para interrupciones sin certeza absoluta. Nunca se debería proceder de buenas a primeras”, dice.
A pesar de su posición favorable al proyecto del Ejecutivo y a los abortos que realizó, Meza se declara católico. Cree que sus convicciones respecto de esta materia no están en conflicto con su credo. “Como católico no tengo ningún remordimiento ni situación que me contraponga a esta ley que estamos aprobando. Al mismo tiempo que estoy en contra del aborto libre, sí la aprobé en las tres causales. No estoy hiriendo la doctrina de la Iglesia al poner primero la vida de la madre y su bienestar psicológico”, explica.
Al cierre de este artículo, el TC todavía deliberaba la constitucionalidad del aborto en tres causales. Consultado sobre si volvería a realizar abortos en caso de que fueran legales en Chile, Meza asegura que no lo haría, que ya ha pasado demasiado tiempo desde el último y que no podría. Que hay otros que pueden hacerlo. (La Tercera)