La solidaridad progresista es a toda prueba. Presidentes y expresidentes, dirigentes políticos latinoamericanos, caribeños y europeos, diplomáticos argentinos, entre los que se cuenta al embajador en Chile, Rafael Bielsa, todos de la izquierda progre, han salido en auxilio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, investigada por sobornos y corrupción que se extienden a cercanos y familiares.
Casi al mismo tiempo, de menor relevancia, tres mandatarios del mundo progresista latinoamericano han salido a apoyar al abatido Presidente del Perú, Pedro Castillo. Acusaciones de soborno merodean a colaboradores y familiares del gobernante peruano.
El Presidente Gabriel Boric, prudentemente, no se sumó a los buenos muchachos, a los defensores de Cristina y Castillo. Con seguridad le pidieron que solidarizara. Optó por tomar distancia de esas causas.
Son muchos los procesos judiciales en contra de Cristina. Mayor revuelo desencadenó la semana que termina el denominado “Caso Vialidad”, por sobornos en licitaciones de obras públicas en la provincia de Santa Cruz.
Grave es que el Presidente Fernández, sin un claro mandato para ello, defienda a Castillo, invocando ser presidente pro tempore de Celac, inoperante organismo latinoamericano-caribeño, que junto con Unasur pretenden resucitar los presidentes de izquierda de América Latina.
Peor, aunque no sorprende, es que Alberto Fernández no respete la separación entre poderes del Estado en su propio país, que se entrometa en decisiones de la justicia y presione a los fiscales argentinos.
El Presidente Fernández estaba forzado a defender a Cristina, su vicepresidenta, a quien debe la Primera Magistratura, pues lo impuso como candidato presidencial del justicialismo. Muchos de los hechos criminalizados por el fiscal Luciani ocurrieron mientras ella se desempeñaba como jefe de gobierno.
En su defensa, la vicepresidenta Fernández alegó inocencia y reprochó a los fiscales por supuestamente recurrir a la ficción y usar un guion, que era un mal guion, dijo.
Por su parte, Alberto Fernández recurrió a otro guion, que podría ser el de la película “Los buenos muchachos”, de Martin Scorsese. En entrevista televisada, el Presidente se refirió al fiscal Nisman, que apareció muerto con una bala en su cabeza. “Hasta acá, lo que le pasó a Nisman es que se suicidó, no otra cosa. Yo lo que espero es que Luciani no haga algo así”, comentó el gobernante argentino.
La red de protección de los buenos muchachos, con algunas limitaciones, se ha desplegado en defensa de Cristina Fernández y Pedro Castillo. (El Mercurio)
Hernán Felipe Errázuriz