Los factores que sellaron el fracaso del oficialismo

Los factores que sellaron el fracaso del oficialismo

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La dura derrota que sufrió el candidato de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, fue un tema obligado ayer en el bloque oficialista. El análisis que primaba en el conglomerado apuntaba a la falta de unidad de sus partidos políticos como el principal factor del fracaso.

De hecho, sólo minutos después de que se conocieran los resultados, varios dirigentes del bloque, como los senadores Carlos Montes (PS) y Guido Girardi (PPD), ya habían adelantado el diagnóstico: la falta de una primaria que definiera a un candidato único que representara a la Nueva Mayoría en la carrera por La Moneda -lo que terminó con dos candidaturas del bloque compitiendo en primera vuelta- fue uno de los factores que le pasaron la cuenta a Guillier.

Así, algunos dardos apuntaban la noche del domingo a la DC, partido que en su junta nacional del 29 de abril decidió que llegaría a la primera vuelta con su entonces presidenta, Carolina Goic, echando por tierra la posibilidad de realizar una primaria que unificara la opción presidencial del bloque, cuyas colectividades ya habían apoyado mayoritariamente a Guillier.

El senador Jaime Quintana (PPD) escribió ayer en su cuenta de Twitter que “para levantarse pronto de la derrota hay que aprender de los errores: la política de los matices y el ‘camino propio’ de algunos pasó la cuenta”. La senadora y ex abanderada de la falange no tardó en acusar recibo del mensaje y respondió tajante. “Coincido en que hay que sacar lecciones con humildad. La gran derrotada fue la política de la retroexcavadora”, escribió Goic, aludiendo a la emblemática frase del senador y ex timonel del PPD.

A eso se sumó el ministro Jaime Campos, quien dijo el domingo que “la gran derrotada es la Nueva Mayoría” y que “en el último año y medio mi coalición hizo todo lo posible para que este resultado aconteciese”. El titular de Justicia comentó ese día que “no tuvimos candidato único, no tuvimos elecciones primarias, la guerrilla de proyectos personales, las descalificaciones que hubo a algunos candidatos y precandidatos que se levantaron, y eso al final la ciudadanía lo percibe y termina pasándonos la cuenta”.

CAMPAÑA «AMATEUR»

Un segundo factor que propició el fracaso de la Nueva Mayoría en la elección presidencial -según dicen en el oficialismo- fue la falta de conducción de quienes lideraron la campaña de Alejandro Guillier, al menos hasta la primera vuelta. Ayer, fuera de micrófono, dirigentes de las colectividades señalaban que el senador era “un mal candidato” y que, además, su campaña fue “amateur”.

En el oficialismo se comentaba que ninguno de los asesores del senador tenía control sobre sus declaraciones y que se cometieron “demasiados” errores no forzados, tanto en términos de discurso, como de estrategia y contenidos. De hecho, se analizaba como deficiente la estrategia de primera vuelta en todos los niveles: territorial, comunicacional y político.

El círculo de hierro del candidato, integrado por su amigo y publicista Juan Enrique Forch y su jefe de gabinete, Enrique Soler, habrían contribuido -señalaban ayer en el bloque- a aislar al candidato.

Mientras que en el guillierismo aseguraban que, en general, los partidos se desentendieron de la campaña del senador durante la primera vuelta -para concentrarse en sus contiendas parlamentarias-, en las colectividades retrucaban que no fue que “lo dejaran solo”, sino que le permitieron jugar a su modo, uno que nunca les acomodó.

Según dirigentes del oficialismo, Guillier tardó en asumir el rol y el tono de un candidato presidencial, lo que se vio reflejado -dicen- en una excesiva “improvisación”.
Asimismo, cuestionan su estilo: nunca quiso un comando tradicional y nunca dejó a los partidos controlar totalmente su campaña.

DEFICIENTE GESTIÓN DE GOBIERNO

La gestión de las principales reformas impulsadas por el gobierno fue, desde el inicio de la administración de Michelle Bachelet, un factor de cuestionamiento constante desde la oposición y, también, desde sectores al interior del propio oficialismo, principalmente de la Democracia Cristiana. La sensación de un mal manejo técnico en los cambios que se estaban llevando adelante fue instalada permanentemente por parlamentarios de Chile Vamos en el debate público, lo que repercutió, según admiten en la Nueva Mayoría, en la elección del domingo pasado.

En el bloque sostienen que uno de los factores que explican la dura derrota sufrida por Alejandro Guillier en la segunda vuelta presidencial es, precisamente, la gestión de La Moneda, de quien Guillier se mostró como un continuador.

Ayer, graficando este diagnóstico que existe al interior de la coalición, el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, dijo que el gobierno “tiene que hacer una autocrítica”. El dirigente sostuvo que “la promoción de las reformas y la gestión del programa, lo que se sembró al final, la cosecha, fue mala”.

Velasco señaló que “hubo gente que a la mitad del mandato de Michelle Bachelet ya prácticamente creía que el próximo período estaba perdido y que la definición de Piñera era una profecía autocumplida, y cuando proclamamos a Guillier e hicimos este esfuerzo fue casi un destello en la oscuridad, y eso generó un cuadro complejo que en realidad no fue fácil revertir”.

LA «ILUSIÓN ÓPTICA» DEL FRENTE AMPLIO

Uno de los análisis que se compartió ayer al interior del oficialismo es que los resultados de la elección del 19 de noviembre, con Beatriz Sánchez (Frente Amplio) recibiendo un 20% de los votos, hizo que la Nueva Mayoría errara su diagnóstico.

Dirigentes del oficialismo atribuyen a ese porcentaje lo que algunos calificaron en privado como la “ilusión óptica del Frente Amplio”: es decir, la sensación de que el país se estaría inclinando a la izquierda y que, por lo tanto, había que tomar banderas de ese sector para lograr un triunfo en la segunda vuelta presidencial.

En la Nueva Mayoría admiten como un error que el candidato del bloque, Alejandro Guillier, haya adoptado -producto de esa “ilusión”- un discurso más de izquierda, junto con tomar banderas de lucha del Frente Amplio. El escenario, en todo caso, también estuvo influido por la lectura que se hizo desde La Moneda sobre los comicios: que una mayoría de los electores terminó votando por candidatos que representaban un anhelo de transformaciones en el país, lo que respaldaría los cambios impulsados por la Presidenta Michelle Bachelet y la necesidad de continuar en una senda similar.

Los resultados del balotaje del 17 de diciembre -dicen en el oficialismo- habrían demostrado que el diagnóstico no era del todo acertado y que, por algo, un 54% de los votantes terminó optando por el abanderado opositor, Sebastián Piñera.

HACIA LA SEGUNDA VUELTA

“No hicimos campaña de segunda vuelta, no fuimos a buscar votos nuevos, sólo administramos los que ya teníamos”. Así resumía ayer un histórico dirigente de la Nueva Mayoría lo que fue -a su juicio- la última campaña de Alejandro Guillier.

A pesar de que el senador por Antofagasta logró sumar 1,4 millones de votos en el balotaje de este domingo -adicional a los que obtuvo en la primera vuelta-, no cautivó a todos los electores de la centroizquierda que votaron el 19 de noviembre pasado y, menos aún, capturó el voto de quienes no participaron en esa elección, lo que sí logró hacer Sebastián Piñera, según el análisis del bloque.

En ese sentido, se hizo una crítica al comando de segunda vuelta, sobre todo respecto del despliegue territorial a lo largo del país. En ese sentido, aseguraban en el oficialismo, la campaña se centró principalmente en lo comunicacional y careció de “más calle” y “más puerta a puerta” en el territorio.Asimismo, se cuestionaba ayer la falta de preparación que mostró Guillier en el debate presidencial y los errores de la recta final relativos a indefiniciones programáticas. “Para nosotros fue mortal el debate Anatel”, dijo el mismo domingo el diputado y experto electoral Pepe Auth.

Ayer, varios en la coalición aseguraban que se pudieron evitar errores como, por ejemplo, cuando Guillier señaló que “les vamos a meter la mano en el bolsillo a quienes concentran la riqueza”. (La Tercera)

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