París es maravilloso, grandioso, romántico, sus parques son una joya de color y vida, sentarse en las terrazas de sus cafés, caminar por sus callejuelas o por los bordes del Sena y entrar a Shakespeare and Company te puede hacer sentir que en cualquier momento vas a encontrarte con Hemingway llevando el borrador de “París era una fiesta”. Por eso, y por tanto más, es que uno de los momentos más sobrecogedores de nuestro tiempo ha sido ver y escuchar a Celine Dion cantando el “Himno al amor” bajo sus luces y fue su magnetismo el que llevó al cabecilla de la banda de criminales nazis a fotografiarse con la torre Eiffel de fondo.
Me encantaría financiarle una estadía en París a algunos amigos muy queridos, lo pasarían tan bien caminando por las Tullerías, pero lamentablemente para ellos -y para mí- no pasa de ser un sueño delirante, pues no tengo cómo. Me imagino que a Gabriel Boric, que se ve un tipo simpático, al que imagino bueno para los asados y muy amigo de sus amigos, le pasa lo mismo. Pero si hablamos del Presidente de la República ahí la cosa es distinta, porque el Presidente Boric tiene acceso al bolsillo suyo estimado lector, al mío y al de todos los chilenos, por pobres que sean.
Que Gabriel Boric sea generoso con sus amigos, con cargo a sus recursos sería una gran virtud digna de toda mi admiración; pero que el Presidente Boric lo sea con el gentil patrocinio del Estado, eso ya es otra cosa, ahí la virtud cambia a reprochable abuso.
Lamentablemente, esto es lo que informa la prensa por estos días. El gobierno, es decir el Presidente, decidió designar en la representación chilena ante la OCDE, en París, a Diego Vela Grau, para lo cual se procedió a trasladar a la consejera económica Rocío Valdés a Estados Unidos, a una posición que, al parecer, no tiene la relevancia de la que se le obliga a dejar. Aunque la consejera trasladada tiene una destacada trayectoria en el ámbito de las finanzas públicas, ha trabajado en el Ministerio de Hacienda y en el Banco Central, se le trata con una desconsideración agraviante, indigna de una correcta servidora pública como es ella.
Qué duda cabe que cualquiera de estos días el Presidente volverá a prodigarnos alguno de sus recurrentes discursos sobre los “poderosos”, sobre los “abusos” y nos dirá que nuestra sociedad sigue bajo las injusticias del “machismo, heteropatriarcal”, contra el que su gobierno está luchando. Al mismo tiempo que sus partidarios reclaman que el cabo Zamora se reincorpore a Carabineros. Un servidor público humilde, que después de ser perseguido por años y declarado inocente por la justicia comete el crimen de querer volver al servicio pobre e incomprendido de ser policía; pero esto ofende y escandaliza al progresismo igualitarista y feminista. Como se suele decir en las redes sociales, el chiste se cuenta solo.
Parece que en París está la polola de Diego Vela. Eso lo explicaría todo, es que el amor es más fuerte y, a fin de cuentas, para eso están los amigos. Para los demás la ley, decía un político latinoamericano. (La Tercera)
Gonzalo Cordero