El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva atribuyó hoy a una «venganza» opositora los intentos por someter a un juicio político a su sucesora y correligionaria, Dilma Rousseff.
«Brasil vive momentos difíciles, tras una campaña electoral que fue muy dura y a la que han seguido los deseos de venganza de la oposición», afirmó Lula en la conferencia internacional «El cambio en tiempos turbulentos», organizada por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en Berlín.
El ex mandatario advirtió de que las acciones impulsadas contra Rousseff van más allá de «los ataques personales» y se dirigen directamente contra su Partido de los Trabajadores (PT), por mero revanchismo tras las derrotas sufridas frente a él, primero, y después frente a Rousseff.
«Es un proceso sin la menor legitimidad ni fundamento jurídico», añadió Lula, invitado de honor de ese foro, al que asisten representantes de partidos hermanados de 40 países en vísperas del congreso federal del SPD, que se abre mañana en la capital alemana.
El ex presidente se refirió explícitamente a ese proceso al considerar que no hablar de la situación que atraviesa Rousseff y su país «significaría pretender eludir esa cuestión».
Lula calificó de «absoluta falta de respeto» al Estado de Derecho la iniciativa de la oposición brasileña para crear una comisión especial en el Congreso, formada por 65 diputados, para analizar si las acusaciones contra Rousseff tienen peso jurídico como para provocar su destitución.
Ante las acusaciones de corrupción que envuelven el Gobierno de Dilma Roussef, afirmó que demuestran hasta qué punto «el PT es víctima de sus éxitos en la lucha por la transparencia», ya que sin las leyes impulsadas por su Ejecutivo no existirían mecanismos para hacer rendir cuentas a la elite política.
Lula advirtió de que la decisión del Supremo Tribunal Federal de suspender temporalmente el proceso, adoptada ayer, no significa que la cuestión esté cerrada y aventuró que pasará un año hasta que la oposición haya agotado todos los recursos posibles contra Rousseff.
A su juicio, «están torpedeando a la presidenta y no escatimarán esfuerzos en ese empeño», con la esperanza de que con ello minarán también la gobernabilidad del país y echarán abajo «todo el proyecto político del PT».
Ante esa situación, la única respuesta posible, según Lula, es actuar para impedir que «unos cuantos golpistas pongan en peligro nuestra democracia».
A ciertas élites «les molestan» los logros alcanzados tras doce años en el Gobierno -los de Lula y los de Rousseff- en la lucha contra la pobreza y ver ahora a «tantos» brasileños de clases inferiores «en las playas, viajando a Europa o comprando coches», como ellos mismos.
El expresidente cerró su intervención con una llamada a la gran familia socialdemócrata de todo el mundo a plantar cara a la derecha y lamentó las derrotas sufridas por sus formaciones hermanas en Argentina -en las presidenciales de noviembre- y en Venezuela -en las elecciones a la Asamblea Nacional del pasado domingo.