Obviamente, el lunes amaneceremos con el resultado del plebiscito del día anterior que conoceremos, de acuerdo al Servicio Electoral, alrededor de las 20:00 hrs.
Sabremos qué porcentaje concurrió a votar de 15.400.000 mayores de 18 años convocados a emitir su sufragio. Ya sabemos que en las dos últimas citas electorales con voto obligatorio concurrió entre el 80% y el 85% de ese universo electoral. Finalmente, sabremos lo más importante: si gana la opción En contra o si gana la opción A favor.
Adicionalmente, será importante conocer si el resultado fue muy estrecho, medianamente favorable o ampliamente favorable a una u otra opción. Considerando como resultado estrecho 2 o 3 puntos de diferencia, mediano 5 o 6 puntos de diferencia y amplio, más de 10 puntos de diferencia. Entre otros resultados políticamente relevantes, van a ser los resultados a nivel regional, en la grandes comunas populares urbanas, en las pequeñas comunas rurales y sobre todo en el distrito 11 (Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, La Reina y Peñalolén) donde se encuentra el bolsón de votos más grande de la derecha en todo Chile y ahí se verá el impacto que tuvo la derecha que vota “En contra”.
Si gana el A favor, tenemos tres consecuencias objetivas. La primera es que se desata la campaña presidencial de la derecha entre José Antonio Kast y Evelyn Matthei, dejando en un lugar secundario de esta disputa al alcalde Carter. Una segunda consecuencia va a ser la dirección política y parlamentaria de la derecha obstaculizando con mayor fuerza las reformas del Gobierno y rechazando en particular el pacto fiscal y en gran medida la reforma previsional. Pero lo más relevante que ocurrirá en este escenario es que el proceso constitucional no se cierra, porque si bien tendremos una nueva Constitución, será necesario legislar sobre 36 leyes que se derivan de la nueva Constitución; en consecuencia, a lo menos en los dos años que le quedan al Gobierno, estarán definidos por el debate de esta legislación que además tendrá la particularidad de un Parlamento en empate, y por lo tanto, será un proceso tremendamente conflictivo.
Estimado lector, solo imagínese la legislación y el debate parlamentario y político cuando haya que regular vía ley la objeción de conciencia; la compensación derivada de la eliminación del impuesto territorial; el nuevo sistema electoral para la elección de los 138 diputados; la legislación para establecer la composición del Senado; la legislación para establecer la deducción del impuesto a la renta de los denominados “gastos necesarios para el desarrollo de la persona y de la familia”, entre otras legislaciones que hay que afrontar para materializar la nueva Constitución. Dejo aparte la judicialización ya anunciada por sectores ultraconservadores, que de aprobarse la nueva constitución en lo que dice relación con el aborto terapéutico en tres causales, los requerimientos ante el tribunal constitucional.
Lo mismo ocurrirá con la denominada ley “papito corazón” y otras decenas de debates jurídicos en los tribunales sobre las interpretaciones posibles derivadas de la nueva Constitución. Es decir, si gana el A favor, continuaremos en el debate constitucional en una especie de segundo tiempo del partido que es precisamente la necesaria legislación que toda nueva Constitución implica.
Si gana el En contra, el tema constitucional queda completamente cerrado. Las razones del cierre son dos: la declaración oficial de los 10 partidos de gobierno y su representación parlamentaria, que no se volverá a insistir en un nuevo proceso constitucional, y la segunda razón es que si se cambiara de opinión, cosa impresentable, no están los votos en el Parlamento para que los partidos de gobierno inicien un nuevo proceso. De tal manera que cerrado el proceso constitucional el debate vuelve a las urgencias del presente: seguir legislando en materias de seguridad ciudadana, implementar el presupuesto 2024, sacar adelante finalmente la reforma previsional, reajustar la PGU, aprobar el pacto fiscal del ministro Marcel y enfrentar la urgencia de la crisis del sistema de salud privado. De modo que el resultado del domingo tiene efectos inmediatos sobre el clima político y las urgencias ciudadanas en uno u otro caso.
El resultado políticamente será respetado por las dos opciones, no cabe otra alternativa ni discusión, sin embargo, por las razones expuestas, es mucho mejor para el país, en mi opinión, que resulte ganador el En contra, porque simultáneamente permite cerrar el proceso constitucional y abocarse prioritariamente a las demandas ciudadanas más sentidas. (El Mercurio)
Francisco Vidal