Rematando una era en la que la familia Kirchner condujo los destinos de Argentina, este jueves Mauricio Macri juró como presidente del país trasandino en lo que muchos consideran como el punto de inflexión político más grande que ha tenido la nación en las últimas dos décadas.
La principal ausente fue la ahora ex presidenta Cristina Fernández, quien declinó asistir a la ceremonia donde Macri fue investido como jefe de Estado. Su decisión se debió a la diferencia que la mandataria saliente tuvo con su sucesor en cuanto al lugar donde se efectuó finalmente la ceremonia. Mientras Fernández abogaba por el traspaso en la Casa Rosada, siguiendo la tradición instaurada por su marido Néstor Kirchner, Macri resolvió asumir en el Congreso, lugar donde históricamente se ha llevado a cabo la cesión de poder.
Incluso el nuevo presidente interpuso una medida cautelar para que Cristina Fernández dejara el cargo a las 23:59 horas del miércoles, lo que fue acogido por el fiscal Jorge di Lello.
Luego del juramento, y ya oficialmente como mandatario, Mauricio Macri pronunció un discurso en donde refuerza su llamado a la unidad transversal en Argentina, pasando por sobre las diferencias políticas.
“Como presidente quiero ser un ciudadano que se pueda comunicar con todos los argentinos para transmitirles mis dudas, mis certezas, mis ideas, mi esperanza y todas mis ganas de hacer”, dijo el jefe de Estado destacando el trabajo de equipos antes de los “liderazgos individuales” que, a su juicio, es lo que se requiere en el siglo XXI.
En su intervención, Macri recordó que los tres ejes de su gobierno son el plan de “Pobreza Cero”, “derrotar el narcotráfico” y “unir a los argentinos”, calificando este último punto con el “paso fundamental” para poder implementar su programa.
Eso sí, advirtió que su gobierno será “implacable” en el combate contra la corrupción, por lo que buscará instalar una política de Gobierno Abierto y reforzar los mecanismos de transparencia, entre otras medidas.
“Los bienes públicos pertenecen al conjunto de los ciudadanos y es inaceptable que un funcionario se apropie de ellos en perjuicio de todos”, subrayó ante la ovación de la Asamblea.
En uno de los momentos más aclamados estuvo la alusión a “limpiar” la justicia trasandina de influencias políticas y afianzar el rol independiente de este poder del Estado.
“En nuestro gobierno no habrá jueces macristas, no existe justicia ni democracia sin justicia independiente. Pero hay que acompañar a la justicia en un proceso en el que se limpie de vicios políticos. No puede haber jueces militantes de ningún partido, a quien quiera serlo le decimos claramente: no son bienvenidos si quieren pasar a ser instrumentos nuestros”, dijo Macri.
También admitió que los desafíos que tendrá como mandatario “son enormes” y advirtió que los problemas “no los vamos a resolver de un día para otro” pero sí manifestó que la unidad será un factor relevante para asumir las tareas que se presenten.
“Estoy convencido que si los argentimos nos animamos a unirnos, seremos imparables. Vamos juntos, argentinos. Vamos, Argentina. Vamos, Argentina”, fueron las palabras con las que cerró su discurso antes de dirigirse a la Casa Rosada para continuar con el protocolo de su investidura como el presidente que cerró la era Kirchner..