Este argumento, según ella indica, se justifica, pues esta faceta de Mistral es menos conocida. Claro, pero también lo son el que no comiera carne o que le gustaran los dibujos animados. Sin embargo, no son las que definieron su aporte a nuestra cultura. La afirmación, por lo demás, nace de una falacia: aunque reconocidos, la obra y pensamiento de Mistral no son tan sabidos como se cree. Más allá del Nobel y de un par de poemas, pocos conocen de primera fuente su extenso y complejo trabajo, que aún hoy puede interpelarnos: sus críticas al Estado docente y al feminismo, o su propuesta por construir una sociedad desde las lógicas de la belleza, el amor y la paz. Estos son aspectos que vale la pena destacar por sobre los que definieron su vida privada. (El Mercurio)
María Gabriela Huidobro
Decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales