Para hablar de moral debemos tener presente el bien y la verdad como algo objetivo. Hay cosas que son intrínsecamente buenas y otras malas per se. Pensar que todo es relativo e instrumental implica el fin de la moral como tal. Teniendo en cuenta que hay cosas malas per se, hacerlas sin saber, es amoral; y hacerlas a sabiendas, es inmoral.
Esto es esencial para analizar el comportamiento ético de cualquier persona y por supuesto de las autoridades. La responsabilidad moral de una persona individual le afecta a ella misma y a su entorno cercano. Las malas acciones conducen a quien las ejecuta al camino contrario a su propia felicidad y siempre esas acciones salpican sobre inocentes.
Esto que es grave a nivel personal se hace más complejo a nivel de cargos de responsabilidad ya que esas malas acciones cuentan con un radio de acción mucho mayor y afectan a más personas. A nivel de Gobierno es aún más grave ya que nos afecta a todos.
En estos días hemos visto nuevamente la muerte de un carabinero que enluta al país y se suma a las cifras que ya desde 2022 mostraban más mártires en la institución que en dos décadas. Frente a esto el general director de Carabineros pronunció su criticado “Ya Basta”. Aunque el Presidente dijo abiertamente que el general Yáñez contaba con todo su respaldo, lo cierto es que la ministra del Interior lo llamó a su oficina no para respaldarlo ni apoyarlo, sino para reprenderlo y hacerlo “besar el anillo”, cual cardenal.
Esto nos hace preguntarnos sobre quién realmente gobierna el país. Tras esto, y teniendo en cuenta que la propia viuda había dicho no querer a nadie del Gobierno presente, frente a lo que el Presidente dijo respetar esa voluntad, la ministra se hace presente en el funeral del nuevo mártir de la institución, el cabo Alex Salazar. Al ser increpada por los asistentes arremete de modo prepotente, justificando lo injustificable. El general Yáñez tenía razón, ya basta.
Los que hoy son Gobierno no solo tienen doble estándar, han sido inmorales. No sólo no han respaldado a Carabineros en el pasado, sino que alentaron directamente con sus dichos, acciones y omisiones los ataques contra la institución. Sabían lo que hacían, por tanto, podemos juzgar que sus acciones no fueron amorales, sino inmorales.
Hoy sabemos que en gran medida las acciones violentas contra la institución han sido múltiples y durante el llamado “estallido social” directamente deliberadas Solo basta ver cuantas comisarías fueron atacadas premeditadamente. Llamaban por sus redes sociales a refundar carabineros y en el proyecto constitucional rechazado por la ciudadanía directamente dejaban esta institución fuera en un nuevo concepto “policías”. El odio a la institución ha sido claro y evidente. Por lo mismo junto con el rechazo al proyecto de Constitución y al Gobierno que se había cuadrado a él cual siamés, creció el apoyo a Carabineros.
Hoy es de las instituciones mejores evaluadas. La propaganda que los acusaba de “violadores sistemáticos de derechos humanos” no logró engañar a la ciudadanía que “despierta”, entendió. Todo para el Gobierno era instrumental. Desde la violencia se hicieron del poder. Para que su violencia tuviese reales efectos, había que atacar a carabineros, fue deliberado.
El Gobierno ha sido inmoral e hipócrita. Después de los juicios que establecieron la inocencia de los carabineros en los casos “malabarista” y “ Pio Nono” no se ha visto a nadie del Gobierno pidiendo perdón, ni enmendado el mal causado. La fiscal Chong, quien con alevosía y premeditación aceleró condenar en el caso Pio Nono, sigue sin pagar por su acción carente de justificación. Mentir y usar la justicia políticamente. Sí, son acciones inmorales y la ciudadanía lo sabe. El General Yáñez sólo dijo lo evidente: “Ya basta”. (El Líbero)
Magdalena Merbilháa