Para muchos dirigentes y analistas políticos, la Comisión Experta entregará esta semana, luego de las votaciones en el pleno, una propuesta constitucional que debiera ser lo más cercano al “producto final” que se someterá al escrutinio ciudadano en diciembre de este año. Sin embargo, las propuestas aprobadas en las cuatro subcomisiones están lejos de acercarse a un cierre, muy por el contrario, constituyen recién un punto de partida, sobre el cual deberán trabajar los consejeros electos recientemente. Estos últimos, tendrán la misión de mejorar la propuesta de los expertos, haciéndose cargo especialmente de las expectativas ciudadanas respecto del contenido del texto. Interpretar la voz de la gente es lo esencial, ya que la nueva Constitución debe ser aprobada en un plebiscito.
Al respecto, preocupa, por ejemplo, que solo pocos días después de una votación en que miles de electores quedaron defraudados porque no se respetó su voto, los expertos hayan decidido perseverar con la “paridad de salida”.
Las grandes conquistas de la democracia moderna han sido el sufragio universal (es decir, que la mayor cantidad de personas posibles puedan votar) y la igualdad del voto (es decir, que todos los votos valgan lo mismo). La corrección de salida que se realiza con la regla de paridad no solo implica “meterle la mano a la urna”, sino que en muchas ocasiones termina perjudicando a quienes pretende beneficiar, en este caso a las mujeres.
Para la Convención pasada, 11 mujeres tuvieron que ceder su cupo a hombres. También vulnera la soberanía popular la norma de los expertos que permite a los partidos políticos, a través de la expulsión de un parlamentario, hacerlo perder el escaño que ganó con votos ciudadanos. ¿Es razonable el objetivo de evitar fragmentación y fomentar la disciplina partidaria? Sí, pero no a costa del voto, que es el depósito de confianza que hace un ciudadano a su representante.
En materia de sistema político, no se entiende que se haya incorporado la iniciativa popular derogatoria de ley. Los países serios progresan con estabilidad y reglas claras, precisamente lo contrario a lo que representa esta norma que se pretende incorporar en la nueva Constitución. Llama la atención, también, que el texto de los expertos consagre su propia posibilidad de fracaso, al regular un mecanismo de reemplazo (no solo de reforma) de toda la Constitución.
Por otra parte, en lo que respecta a derechos sociales, especialmente en seguridad social y protección de la salud, resulta incomprensible que se hayan rechazado las enmiendas y las normas que buscaban dejar claro que los trabajadores son dueños de sus ahorros previsionales y que las personas tienen derecho a elegir el régimen de salud al que quieren acogerse, ya sea privado o estatal.
Las constituciones, destinadas a regir por décadas, son también hijas de su tiempo. ¿En qué contexto se redacta este borrador constitucional? Uno en el cual la propuesta de la Convención defendida por el oficialismo pretendía imponer un sistema único de salud y de seguridad social; en que parlamentarios de izquierda ya presentaron proyectos de ley para “nacionalizar” los ahorros previsionales, y donde el sistema de salud privado pende de un hilo. En materia laboral, es grave que expertos aprueben una huelga disociada del proceso de negociación colectiva.
Asimismo, uno de los mensajes más claros de la votación del 7 de mayo es que la gente espera una Constitución que refuerce las facultades y atribuciones para enfrentar la violencia, terrorismo, inseguridad e inmigración ilegal. De eso, el borrador parece no innovar respecto de la normativa actual.
De la voz de los expertos se pasa ahora a la voz de la gente.
Los consejeros tienen la responsabilidad de revisar el texto elaborado por los 24 expertos designados por los partidos. Los que pretendan hacer del acuerdo alcanzado un borrador intocable, debieran tener presente que quienes lo estarán cambiando serán consejeros elegidos por votación popular mandatados para hacerlo. ¿O para qué se votó el 7 de mayo? Parece al menos prudente esperar lo que ellos decidan cambiar, eliminar o agregar. El chileno que votó para elegir su representante en ese Consejo, es el mismo chileno que votará a favor o en contra en el plebiscito de diciembre. (El Mercurio)
Constanza Hube
Marcela Cubillos