Ocaso del ALBA: 12 años la sombra de una integración sin frutos

Ocaso del ALBA: 12 años la sombra de una integración sin frutos

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América Latina es una de las regiones con mayor número de organismos subregionales que han pasado a ser reflejo de ideologías y agendas de los presidentes de turno y que, según analistas, aún no han logrado unificar las sinergias entre sus países miembros.

Se vio recientemente con el conflicto interno en el Mercosur, tras la suspensión de Venezuela como miembro adherido, y en la inacción de muchos otros grupos en asumir un papel determinante en la resolución de crisis en países como Venezuela, Brasil, Haití y Centroamérica que vivieron un 2016 convulsionado.

Uno de los mayores aliados de esas naciones había sido en otrora la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), pero doce años después de su creación ha perdido a sus dos fundadores –el presidente venezolano, Hugo Chávez, y el líder cubano, Fidel Castro– y ha quedado sumida en el declive de la izquierda en el continente.

El ALBA surgió en diciembre de 2004 para hacer frente al Tratado de Libre Comercio para las Américas (ALCA), considerado por sus dirigentes “un plan imperialista de sometimiento que profundizaba la pobreza de los pueblos al promover el libre albedrío de las transnacionales y el mercado”. Hoy, queda sumido en la sombra de una integración que no ha dado frutos.

MODELO EN DECADENCIA

En los últimos años, la izquierda latinoamericana ha sufrido importantes reveses y ello ha golpeado el poder e influencia, por ejemplo, del ALBA.

Su caída se habría iniciado en diciembre de 2015 con la elección de Mauricio Macri, de centro-derecha en Argentina, tras doce años de gobierno liderado por los Kirchner y el comienzo de un retorno de los gobiernos de derecha a la región.

Continuó en Venezuela, con una oposición que –luego de obtener el control del Congreso– adelanta varias opciones para sacar del poder a Nicolás Maduro considerado el responsable de la crisis más severa de la historia. Salvo la mediación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) junto al Vaticano, iniciativas bolivarianas –por años principal respaldo de Chávez–, se han mantenido prácticamente al margen.

A ello se suma la salida de la presidenta Dilma Rousseff, en Brasil; la derrota en Bolivia de Evo Morales que buscaba con un referendo un cuarto mandato; y la creciente impopularidad de Rafael Correa en Ecuador. Quizá el punto final se define con la muerte del líder de la revolución cubana.

LA OPORTUNIDAD TRUMP

Si bien genera preocupación, la llegada de Donald Trump a EEUU podría abrir la puerta a una mayor integración de América Latina. Su propuesta de dar la espalda a la región y al mundo, en cuanto al comercio internacional se refiere, podría ser la oportunidad para adquirir mayor protagonismo en el plano internacional.

Mercosur busca acuerdos con la Unión Europea y los países de la Alianza del Pacífico ya tienen sus tratados. Ambos bloques han adelantado conversaciones de convergencia entre ellos para encauzar una integración más allá del jefe de Estado de turno y de las ideologías.

ELADIO LOIZAGA, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE PARAGUAY

– ¿América Latina ha perdido poder de integración por conflictos entre países como ocurrió con Venezuela en el Mercosur?

– No creo. Veo que la tendencia es positiva hacia un proceso de integración desprovisto de una orientación política ideológica que caracterizó al Mercosur en los últimos años. Con excepción de Venezuela y de algunas declaraciones de Bolivia con relación a la Alianza del Pacífico, no hay otro motivo para pensar que hay una especie de quiebre.

– ¿Lo de Venezuela afecta la reputación del Mercosur?

– No. En nuestra última reunión tomamos la decisión de que Argentina asuma la presidencia pro témpore del bloque y con esto se normaliza la dirección del bloque.

– Mercosur ha mostrado gran interés por asociarse a la Alianza del Pacífico. ¿Pudiéramos ver la disolución del bloque y que sus países pasen a formar parte de la Alianza?

– Somos países observadores de la Alianza y en las reuniones bilaterales hemos señalado que tenemos que avanzar en la convergencia entre ese grupo y el Mercosur para tener una integración más fuerte. En un futuro quizá se pueda constituir un bloque único, pero ahora no lo veo factible.

– ¿Cuál sería la fortaleza de esa convergencia?

– Juntos tenemos un peso muy importante en materia de comercio internacional, energética y alimenticia. Queremos evitar demoras innecesarias que castigan a la competitividad.

– ¿Hacia dónde se dirige la región luego de un 2016 difícil en materia económica?

– Quisiéramos que Brasil y Argentina se recuperen pronto, al igual que Chile que ha visto reducida su proyección de crecimiento. Todo eso tiene un efecto en la región. Quisiéramos que la recuperación se haga para que nos beneficiemos todos; sin embargo tendremos que estar atentos a la política comercial de EEUU con respecto al libre comercio, en vista de las declaraciones de Donald Trump. No podemos pensar regresar a un sistema proteccionista que generará un desequilibrio en el mundo.

– ¿Le preocupa lo que pueda venir con el gobierno de Trump?

– A todos nos preocupa que tengamos un EEUU cerrado al comercio internacional. (DF)

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