La Organización de los Estados Americanos (OEA) cerró su 47 Asamblea General, celebrada entre este lunes y miércoles en Cancún, México, sin la buscada resolución sobre la crisis de Venezuela.
Un grupo de países liderado por México intentó hasta el último momento aprobar un texto que incluyera la petición de cancelar la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, tras quedarse a tres votos de los 23 necesarios para conseguirlo el lunes en una reunión de cancilleres.
Estas naciones, entre las que están otras grandes potencias del continente como Estados Unidos y Brasil, no lograron incluir una referencia a la crisis de Venezuela en el proyecto de resolución general sobre derechos humanos que se aprobó este miércoles en la Asamblea.
El grupo de los 14 buscaba incluir en esa resolución una petición para que el gobierno de Nicolás Maduro reconsidere la Asamblea Constituyente, entre otras demandas.
Para ello, necesitaban 18 votos, según explicaron a EFE varias fuentes de la OEA.
Esta era la fórmula que habían ideado para no irse de la Asamblea de México sin aprobar ningún texto sobre la crisis de Venezuela, el tema llamado a definir el éxito o el fracaso del encuentro.
Esa estrategia era más fácil de llevar a cabo que presentar un proyecto de resolución nuevo en la Asamblea fuera de plazo, lo que requería 24 votos (dos tercios de los 35 Estados miembros), aunque después para ser aprobado solo se necesitaría una mayoría simple de 18.
MEDIACIÓN OEA
El gobierno de Venezuela, que rechaza cualquier mediación de la OEA, ha celebrado durante estos días como una «victoria» diplomática el que no se haya aprobado ningún texto sobre su crisis.
Sin embargo, Venezuela invitó hoy a San Vicente y las Granadinas, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Uruguay para relanzar el diálogo con la oposición en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
«Hoy nos reunimos (…) y se les ha invitado para un relanzamiento del diálogo en Venezuela», anunció la hasta hoy canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, en la Asamblea de la OEA en Cancún, quien deja el cargo para presentarse como candidata a la Asamblea Nacional Constituyente de su país.
Rodríguez rechazó el martes por «innecesario e inútil» el grupo de países que le propuso Estados Unidos para acompañar un nuevo esfuerzo de diálogo en el país, porque esta es una idea que se plantea en el marco de la OEA y recogida en las dos propuestas que no prosperaron en la reunión de cancilleres.
Venezuela rechaza cualquier papel de la OEA, que considera al servicio de EE.UU., y prefiere foros impulsados por el fallecido presidente Hugo Chávez, como la Celac y Unasur, donde no están ni Estados Unidos ni Canadá.
Estos dos países, junto a México y otras grandes potencias del continente, son los que lideran desde hace meses las iniciativas de la OEA para exigir al presidente Nicolás Maduro que cancele la Asamblea Constituyente, libere a los políticos presos y fije un cronograma electoral, entre otras demandas.
OTRA ENTREGA
Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, anunció que la próxima semana presentará la tercera entrega de su informe sobre la crisis de Venezuela en el que recogerá, entre otros, el «aumento» de los presos políticos y los asesinatos.
«Actualizaremos el informe que presentamos en marzo con un estado de la situación de la represión en Venezuela, el aumento de los presos políticos, de los asesinatos sistemáticos (…) y el antejuicio a la fiscal general», Luisa Ortega, indicó Almagro en la conferencia de prensa de clausura de la 47 Asamblea General de la OEA.
Se trata de la tercera entrega del crítico y exhaustivo informe en desarrollo sobre Venezuela que Almagro comenzó el 31 de mayo de 2016 y continuó el 14 de marzo de este año, cuando llamó a suspender a Venezuela de la OEA si el Gobierno no convocaba a elecciones generales, una petición que rechazaron los Estados miembros.
Almagro dio entonces ese paso, que sorprendió a todos en la OEA, como última medida de presión para que el presidente Maduro convocara a elecciones y tras constatar el «fracaso» de todos los intentos de diálogo. (Cooperativa EFE)