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El espectáculo que han dado el gobierno y el Congreso en el debate sobre la fórmula definida en la ley corta de Isapres para el pago de sus deudas, es un crisol del largo proceso de deterioro por el que atraviesan las políticas públicas en Chile. Porque cuando los efectos de las decisiones son gratis, cuando nadie paga por las consecuencias de sus actos, el incentivo a hacer las cosas de manera seria y prolija simplemente no existe.

Ahora, cuando queda en evidencia lo que implica haber aceptado extender el tiempo de pago de las deudas hasta trece años, nadie se hace responsable. Ni el gobierno que presentó la iniciativa y avaló sus resultados, ni los parlamentarios que redactaron las indicaciones. Hoy todos se excusan, se hacen los sorprendidos e indignados, culpan al vecino o al adversario. Puede que no haya existido mejor alternativa que la aprobada y, en ese caso, lo que correspondería es explicar por qué se llegó a esa convicción. Pero no es eso lo que hemos visto en estos días, sino un vergonzoso esfuerzo por eludir responsabilidades, transversalmente.

Este hecho, de alguna manera, permite entender lo que ha pasado en Chile durante la última década; un ciclo en que se impulsaron iniciativas que han tenido efectos negativosy que, por tanto, parecieran no tener paternidad. ¿Dónde están los responsables de la reforma tributaria de 2014, un hito que marcó un antes y un después en materia de ahorro e inversión? Los ministros que impusieron esa agenda, una reforma que dañó de modo irreversible la capacidad de nuestra economía para seguir creciendo, ¿dónde están? ¿Qué explicaciones han dado? Y la Presidenta en cuya administración se tomó dicha decisión, ¿ha tenido alguna vez un esbozo de explicación o hecho una mínima autocrítica?

Ahora todos coinciden en que es imperativo y urgente modificar el sistema electoral para corregir la actual fragmentación política. ¿Qué dijeron y qué responsabilidad asumieron los que apoyaban el imperativo de transitar de un sistema mayoritario a uno proporcional, con las consecuencias hoy a la vista? Los ideólogos y los técnicos que diseñaron este entuerto, ¿dónde están?

En realidad, no resulta extraño que nadie dé la cara para explicar las razones de lo que ahora ocurre con las deudas de las Isapres. Ahora se le dice a la gente que debe tener fe en la creación de un Ministerio de Seguridad, pero el problema es que en el Chile actual a los gobiernos y a los parlamentarios les resulta gratis experimentar en materia de políticas públicas. Y los mismos que te venden las soluciones legislativas a los problemas, después, en caso que queden en evidencia efectos negativos, te venden las correcciones. En realidad, son “olímpicos”, expertos en esquivar las consecuencias y las responsabilidades de sus propios actos. Así, entonces, cuando todo sale gratis, cuando la culpa por los errores es siempre del empedrado o de los otros, es muy difícil que los incentivos a hacer bien las cosas puedan, al final, marcar la diferencia. (La Tercera)

Max Colodro