P. Silva: «Boric debe reconocer que no será el gobierno transformador que...

P. Silva: «Boric debe reconocer que no será el gobierno transformador que pretendía»

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Lo nota en sus viajes a Chile. Patricio Silva dejó el país hace 50 años, hoy es académico en el Instituto de Historia de la Universidad de Leiden, en Holanda. Viene todos los años y en cada una de sus visitas siente que el viejo sentido del humor chileno está en peligro de extinción “En Chile siempre teníamos la talla a flor de labio y veo que se está perdiendo; se está reduciendo la sonrisa, reírse, no tomarse tan en serio. Me da pena porque tener buen humor es sinónimo de saber relativizar las cosas, y eso ayuda a relativizar lo correcto que estás tú o lo incorrecto que está el otro. Pero hoy estamos en posiciones demasiado de todo o nada”, dice.

Doctor en ciencias políticas, Patricio Silva es codirector del Doctorado en Educación Superior que realizan la U. de Leiden y la UDP desde 2009. Ahora, junto al rector Carlos Peña edita «El gobierno de Gabriel Boric. Entre refundación y reforma», un libro que publica Catalonia y que somete la actual administración al análisis de un destacado grupo de intelectuales.

Fruto de un seminario realizado a un año de la instalación del gobierno, el volumen recoge ensayos de José Joaquín Brunner, Patricio Navia, Cristóbal Rovira, Rossana Castiglioni, y los propios editores. El conjunto aborda una serie de preguntas relativas al Presidente y su coalición, el sello generacional, su vínculo con los dos procesos constituyentes, la agenda social, los desafíos económicos, y el auge de la derecha radical.

«Boric y la centroizquierda: de la denostación a la alianza táctica» es el ensayo que firma Patricio Silva. En él describe el tránsito del Presidente hacia posiciones más moderadas y revisa la evolución de la centroizquierda, que entró al gobierno y se convirtió en una fuerza central de este, luego de ser blanco de las críticas de su sector.

¿Cómo ve este giro del Presidente hacia posturas más moderadas?

Creo que esto se ha dado por una necesidad urgente que quedó de manifiesto inmediatamente tras la instalación del gobierno, y que fue la falta de experiencia y preparación de los equipos. Es difícil de explicar que un gobierno que está conformado por ex dirigentes estudiantiles que estuvieron casi 10 años luchando y propagando la idea de que había que tener una mejor educación, hasta hoy no ha realizado grandes iniciativas al respecto. Quedó demostrado que este equipo no estaba preparado para tomar los diferentes campos de las políticas públicas en educación, vivienda, relaciones internacionales, y eso obligó al Presidente a llamar a todos estos ministros experimentados y fogueados de la Concertación, que tenían mucha muñeca y mucha experiencia y conocimiento del Estado. El Presidente ha hecho el intento de moderar su discurso, pero de vez en cuando se le escapa el deseo de hacer comentarios y críticas que recuerdan el discurso más refundacional del comienzo.

El Presidente de la República, Gabriel Boric, en la ceremonia de cierre del Proceso Constitucional.

La generación del Presidente llegó convencida de su superioridad moral, como lo dijo el ex ministro Giorgio Jackson. Una idea que chocó con la realidad…

Es típico de cada generación mirar un poquito hacia abajo a la anterior y criticarla, es muy normal. El problema no reside tanto ahí, sino en que una vez que se demostró que esa superioridad moral no era tal, sobre todo me refiero al caso de las fundaciones, yo hubiese esperado un mea culpa, reconocer se nos pasó la mano con la crítica y vamos a demostrar una actitud más modesta, aprender también de los viejos. Y si bien ha entrado gente experimentada al gobierno, como la ministra del Interior, no ha existido un reconocimiento explícito de que la idea de Jackson de la superioridad moral no solamente fue un error, sino que no es real. Más bien ha habido una idea muy fuerte de que hay grupos buenos y grupos malos, cuando lo ideal sería utilizar las inteligencias independientemente del carnet político que tenga. Obviamente prefieres gente que está más cercana a tu visión, pero es una muestra de fortaleza nombrar gente que no tiene ninguna relación contigo y que tú has elegido estrictamente por sus capacidades, así podrías demostrar que eres un gobierno realmente integrador y que quieres conectar los diferentes chiles. Eso no solamente se logra en un texto constitucional, también se logra en el día a día. Creo que el Presidente al principio no se atrevió a buscar colaboradores menos obvios que sus amigos directos, sus compañeros de lucha.

En estos dos años el Presidente ha sufrido duras derrotas, en el plebiscito del 4 de septiembre y el rechazo de la reforma tributaria. ¿Podría hablarse de fracaso?

Esto hay que mirarlo a largo plazo. A mí no me impresionaría que en los últimos años el gobierno empiece finalmente, un poquito atrasado, a remontar y a tomar los temas que realmente preocupan a la gente: trabajo, empleo, seguridad. Y confío en la capacidad también de la gente joven de ser rápida, de adaptarse, sobre todo porque creo que el problema de Chile no es tan ideológico. El Frente Amplio puede tener ideas bastante radicales pero no están estructuradas de una manera ideológica al estilo del Partido Comunista. Lo que yo más bien veo es una lucha entre ellos y nosotros que se hereda del Golpe militar. Y esta herida, lo vimos en septiembre para los 50 años, más nos separa que nos une. Es un proceso que va a durar bastante tiempo.

¿En ese caso, el Presidente cometió errores que no lograron generar el clima de encuentro que pretendía?

Creo que va más allá de él y del gobierno. La derecha, y sobre todo la derecha radical, no estaba muy dispuesta a eso. Lo que sí está claro es que a partir del año 51 del Golpe ya difícilmente va a poder seguir refiriéndose a ese hecho como un tema central. Falta una visión de futuro, y personalmente creo que el hecho de que el gobierno se concentró tanto en la conmemoración del Golpe y en la cuestión constitucional tiene que ver con la sequía de políticas públicas claras. Porque si desde el primer momento hubiésemos visto ministros empoderados y emprendedores, las energías se hubiesen concentrado más en la aplicación del programa que en los 50 años o el tema constitucional. Esa misma constitución no impidió que los gobiernos socialdemócratas de la Concertación hicieran un Estado con fuerza en la aplicación de políticas públicas. Creo que hay mucho espacio en la política del gobierno fuera de la constitución para realizar muchísimas cosas, pero nuevamente para mí es evidente que no había una proyección de políticas públicas. Espero que hayan aprendido que es muy difícil gobernar y que se requiere no solamente de buenas intenciones, sino también de la disposición a negociar, a acordar cosas con los otros porque los triunfos son a largo término. Que es preferible ir más lento, pero llegar más lejos, Piano piano va lontano.

El Presidente de la República, Gabriel Boric, junto al Ministro de Justicia, Luis Cordero. FRANCISCO PAREDES / AGENCIA UNO

Ya no será el gobierno transformador que pretendía

Eso está clarísimo. El asunto es reconocerlo, procesarlo primero dentro de la coalición, y segundo, sincerarse ante los chilenos. Yo creo que para los chilenos en general, incluso la gente que no apoya al gobierno, sería un acto de seriedad y de madurez que el Presidente se sincere y reconozca que las transformaciones que prometió ya no se van a lograr, por mil motivos, porque no se tuvieron las mayorías, etc. Y creo que lo más importante es proteger la democracia. El golpe de Estado me costó mi país: mi familia tuvo que salir de Chile. Y aprendí que una democracia, por muy fuerte que sea, como era la chilena, igual cedió. Esa fue una lección de por vida para mí. Hoy las condiciones no están para un golpe, pero la democracia puede sufrir un deterioro tan fuerte que se llegue a niveles de decadencia política. Y en esto no gana la derecha ni la izquierda; perdemos todos.

Alfredo Joignant dijo en estas páginas que con cualquier resultado en el plebiscito, la izquierda sale derrotada…

Sí, también lo pienso. Veamos lo que pasó anteriormente para tratar de ver cuál va a ser la reacción después del 17 de diciembre. Con el rechazo del 4 de septiembre no hubo una actitud general de reconocer los errores propios ni hacer un mea culpa. Con el triunfo republicano en el Consejo Constitucional, tampoco se sacaron las conclusiones adecuadas ¿Por qué la mayoría de los chilenos votaron por ellos para escribir la constitución? Así que, basándome en eso, tiendo a pensar que si gana el En Contra no va a ser procesado como un fracaso sino que se va a pasar la culpa enteramente a la derecha que no supo hacer un texto más balanceado. Y si gana el A favor tampoco espero yo una actitud de reconocimiento no solamente los errores propios, sino de la fortaleza de los contrarios. Porque eso no ha sido la tónica hasta el día de hoy.

Dependiendo del resultado, el Presidente tendrá que firmar una Constitución hecha a la medida de Republicanos o quedarse con la Constitución de Pinochet…

Ciertamente, si gana el apruebo va a ser muy complicado para él. Efectivamente, ese acto simbólico de poner la firma en un documento que va en contra de todo lo que hubiese esperado va a ser un momento incómodo, pero ya pasará el día siguiente, donde nuevamente tiene que gobernar. Y si gana el rechazo nuevamente no hay ganadores. Si tanto los grupos de derecha como de izquierda están en contra, por diferentes motivos, va a ser muy difícil apoderarse del trofeo. Para la izquierda, el rechazo deja abierto otro intento, pero el Presidente lo tiene muy claro: a él no le conviene intentar un proceso por tercera vez sabiendo lo incierto que puede ser el resultado. Así que por bastantes años va a quedar en el congelador.

El Presidente durante Chile Week en Beijing.

¿Cómo seguirá la relación del Presidente con las dos almas de su gobierno?

El Presidente está muy consciente que necesita al Socialismo Democrático. El gran apoyo que ha tenido de Carolina Tohá y otros ministros le han facilitado el trabajo. Él ha ido dando señales tanto a favor del Socialismo Democrático como del Frente Amplio. Pero eso también crea una situación de desconfianza en un momento dado y que se fortalezca la idea de las llamadas volteretas. Y nuevamente eso debilita la imagen del Presidente. Yo no recuerdo con Aylwin tanto giro, a pesar de que también tuvieron bastantes tensiones internas. Creo que lo que más tiene que trabajar de aquí en adelante es crear un relato de futuro. Y no importa que sean objetivos moderados o relativamente pequeños; es preferirle poco que nada. Yo creo que si él demostrase ese esfuerzo y lo sincerara, sería muy valorado.

Uds. postulan que finalmente el Presidente tendrá que contentarse con corregir deficiencias de la política económica de la Concertación pero no cambiar el rumbo

Al final del día la economía es tremendamente importante. Yo creo que ha sido un punto débil casi histórico de la izquierda no solamente chilena sino latinoamericana. Un problema que se redujo durante la Concertación porque mucha gente aprendió la lección de que si queremos hacer políticas públicas bien financiadas, robustas, necesitamos ingresos permanentes. Hagan lo que hagan vas a necesitar una economía estable, poca inflación, reglas claras. Suena todo muy neoliberal, pero al final del día son las reglas internacionales que son válidas en todo el mundo. Espero que sus viajes internacionales le vayan creando conciencia de que el problema no es tanto integrar el país a los mercados internacionales, ese esfuerzo está bien, pero se tiene que reflejar más en la política interna. No es de derecha crecer. Todo el mundo quiere crecer, los gobiernos comunistas también quieren crecer. El crecimiento económico, la generación de riquezas es algo necesario en cualquier tipo de sistema político para poder hacer gerenciables las políticas públicas, los subsidios, los apoyos a los grupos más necesitados. Y creo que ese convencimiento aún no está.

¿Cuál cree que podría ser su legado o la imagen que quedará de Boric?

Como Presidente, yo diría como una persona que ha tratado de adaptarse a la nueva realidad que ha sido muy traumática para él, porque en un periodo de dos o tres años pasó de un clima efervescente en el cual se partía de la base de que todo era posible y que se podía empezar de cero, la idea que Chile se podía transformar de raíz, a una realidad que es típica de todo Presidente, de que las cosas son más complicadas de lo que pensaba. Y lo primero que se me viene a la cabeza es la figura de la guitarra, otras cosa es con guitarra. Y eso ha sido: una juventud sobregirada en las expectativas, que miró en menos a los viejos, a la gente con más experiencia y que a mitad de camino, incluso antes, se dio cuenta que necesitaba a los viejos y que los tuvo que llamar al poder porque faltó experiencia. Las señales son de un Presidente que está solo, que está tratando de equilibrar el bote y salir adelante, pero no lo apoyan mucho sus compañeros. Este es un grupo que ha estado en oposición desde 2009 y ahora están en el gobierno. Realmente lo que más me impresiona, si lo comparamos con los otros presidentes del año 90 en adelante, es la gran sequía de políticas públicas. Chile nunca había tenido tan poca política pública clara, programas para expandir la vivienda de los jóvenes, mejorar los sistemas de saluda, seguridad. Han tenido la posibilidad de hacerlo, pero aquí se ha revelado la falta de preparación, no sólo por la edad, sino también porque no tenían un programa bien desarrollado de antemano. (La Tercera)