A menos de una semana del viaje apostólico del Papa Francisco a Chile y Perú, el Vaticano ordenó intervenir el Sodalicio de Vida Cristiana (también conocido por su nombre en latín Sodalitium Christianae Vítae, SCV), luego de varios años de acusaciones de abuso sexual, maltrato físico y psicológico, contra su fundador, Luis Fernando Figari, y otros integrantes de la entidad religiosa.
Cabe recordar que en Chile dicha institución religiosa es dueña de la Universidad Gabriela Mistral, el Saint Joseph School en Huechuraba, una comunidad en el exclusivo sector de Los Trapenses y está a cargo de la Parroquia “Madre de los Apóstoles” en Maipú. Los sodalicios llegaron al país en 1999, invitados por el entonces arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz.
La información se dio a conocer este miércoles 10 de enero, a través de un comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano. El decreto indica que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, instancia formal de la que depende el SCV, nombró como comisario apostólico al obispo colombiano Noel Antonio Londoño Buitrago.
“El Papa se ha mostrado especialmente atento a la notable gravedad de las informaciones acerca del régimen interno, la formación y la gestión económica-financiera, motivo por el cual ha pedido con insistencia al Dicasterio una particular atención. A esto se han sumado últimamente las graves medidas adoptadas por la autoridad judicial peruana con respecto al Sr. Luis Fernando Figari. Después de un profundo análisis de toda la documentación, el Dicasterio ha promulgado el Decreto de Comisariamento”, indica el comunicado.
La decisión del Papa se da a conocer al poco tiempo de que la Fiscalía peruana pidiese prisión preventiva para Luis Fernando Figari, fundador del SCV, que actualmente vive en Roma, por los presuntos delitos de asociación para delinquir, secuestro y lesiones psicológicas graves, en relación don casos de abuso sexual. Se pide lo mismo para otros ex miembros del SCV, entre los que figura el peruano Daniel Murguía, que vivió en Chile hasta octubre de 2007, fecha en que realizó un viaje a Perú y la policía lo encontró con un niño en un motel.
Respecto a las funciones de Londoño, el Sodalicio informó ayer por la tarde, en un comunicado de prensa, que el comisario apostólico “podrá intervenir directamente en el gobierno de nuestra Sociedad, también en las cuestiones económicas y los demás asuntos de la marcha habitual”.
Aún no hay total claridad sobre las funciones que desarrollará el comisario apostólico al interior de SCV, ni cómo esto influirá en la institución y las labores que realiza en Perú y los demás países en que se encuentra.
La decisión del Papa se da a conocer al poco tiempo de que la Fiscalía peruana pidiese prisión preventiva para Luis Fernando Figari, fundador del SCV, que actualmente vive en Roma, por los presuntos delitos de asociación para delinquir, secuestro y lesiones psicológicas graves, en relación don casos de abuso sexual. Se pide lo mismo para otros ex miembros del SCV, entre los que figura el peruano Daniel Murguía, que vivió en Chile hasta octubre de 2007, fecha en que realizó un viaje a Perú y la policía lo encontró con un niño en un motel.
La experiencia más cercana para tratar de dilucidar el rol del obispo Londoño está en los Legionarios de Cristo. En 2010, el entonces Papa Benedicto XVI nombró como comisario pontificio al arzobispo italiano Velasio De Paolis, cuyo rol era redefinir el carisma y revisar el sistema de autoridad dentro de la congregación. El nombramiento lo realizó después de reunirse con los obispos encargados de inspeccionar la institución y a días de que la legión reconociera la triple vida de Marcial Maciel, su fundador, quien abusó sexualmente de seminaristas, tuvo hijos con varias mujeres y un comportamiento grave. El trabajo de De Paolis tiene gente a favor y en contra.
Cabe recordar que, en 2016, el Vaticano ya había nombrado un delegado para trabajar directamente con el Sodalicio de Vida Cristiana.
Se trata de Joseph William Tobin, arzobispo de Indianápolis, que debía aconsejar y sostener al superior general y a las autoridades internas, además de estar al tanto de todas las decisiones tomadas por el consejo superior, para informarlas a la sede vaticana. No hay claridad de los resultados de este trabajo conjunto, pero el Vaticano confirmó que seguiría ejerciendo su rol de delegado, particularmente en temas económicos de la institución.
Agencias
