Las encuestas se encuentran desprestigiadas, pero son un mejor instrumento para interpretar la opinión pública que el mero olfato. Los resultados de la última encuesta Cadem entregan algunas pistas y ponen un manto de dudas sobre varias de las tesis que circulan. Primero, la encuesta nos dice que la ciudadanía no se encuentra polarizada. A diferencia de lo que pasó durante la década del 70, las manifestaciones sociales de estos días no reflejan una polarización ciudadana. La encuesta revela que el 39% de los encuestados participó en una movilización, marcha o caceroleo. ¿Quiénes son estas personas? Un grupo altamente heterogéneo, tanto en edad, como en clase social y posición política, aunque se observa una mayor presencia de personas entre 18 y 34 años, de clase social alta y tendencia política de izquierda.
En segundo lugar, la encuesta nos sugiere que el motivo de las manifestaciones se debe a un descontento social generalizado. Las razones con mayor adhesión son el descontento social, la calidad y costo de la vida, delincuencia y vandalismo, y malos políticos. En esta línea, las principales medidas que debiera promover el gobierno son: cambios sociales, mejorar las pensiones y AFP, mejorar la salud y precios de medicamentos, y mejorar sueldos, entre otros.
En tercer lugar, la encuesta sugiere que este malestar no refleja solo una crisis del gobierno, sino que esta es más profunda y compete a toda la clase política. El 78% desaprueba la forma en que el Presidente está conduciendo el gobierno y 14% lo aprueba. Su aprobación es transversalmente baja, aunque con mayor énfasis en los jóvenes, en la clase baja y en quienes tienen tendencia política de izquierda. Las principales críticas se concentran en el mal manejo de las protestas y la mala gestión en general de su gobierno. El rechazo a su gabinete es aún mayor, con 80% de rechazo y solo 11% de apoyo, acercándose a los niveles más altos de rechazo registrados que tuvieron lugar a mediados de 2016 durante el segundo gobierno de Bachelet. Pero esta caída en la popularidad del gobierno no ha sido capitalizada por la oposición. Los parlamentarios del FA y Chile Vamos se encuentran igualados en rechazo y aceptación, punteando la lista con solo 16% de aprobación. A continuación, vienen los parlamentarios del PPD con 13%, los del PC y DC con 12% y los del PS con 11%.
La violencia es ampliamente rechazada como forma de manifestación. El 90% rechaza el uso de la violencia y destrucción de la propiedad pública y privada como forma de manifestación o protesta.
Es importante no confundirse. El malestar es transversal y la crisis política profunda. En un momento como este es necesario detenerse, dejar el oportunismo mezquino, bajar las consignas y parar la oreja. La gente ha demostrado que le da cancha, tiro y lado a nuestros políticos. Llegó la hora de reaccionar. El cambio de gabinete es una primera señal de que el gobierno ha empezado a escuchar. Es de esperar que la oposición haga también lo suyo.
Sylvia Eyzaguirre/La Tercera