Esta semana comenzó el acontecimiento político más esperado del año en China y todas las miradas están puestas en los planes de Beijing para hacer frente a la ralentizada economía del país asiático, así como a sus retos geopolíticos y demográficos.
Se espera que el presidente Xi Jinping resista la creciente presión de los mercados a favor de un mayor estímulo en la Asamblea Popular Nacional (APN), el parlamento chino. Algunos creen que la atención se centrará en la política industrial, con Beijing invirtiendo más dinero en la fabricación avanzada.
Se espera que el número dos de Xi, el primer ministro Li Qiang, presente un «informe de trabajo» en el que esbozará los objetivos de crecimiento económico y gasto militar, así como las prioridades políticas.
Sin embargo, en una ruptura con los precedentes, Li no ofrecerá la habitual rueda de prensa, como ha hecho el primer ministro chino al término de la sesión cada año desde 1993, informó este lunes el portavoz de la APN, Lou Qinjian.
David Bandurski, director del China Media Project, dijo que la supresión de la rueda de prensa, «en un momento en el que hay muchos interrogantes sobre las perspectivas de la economía china, no inspira precisamente confianza».
Las dos sesiones -en referencia a la APN y a su órgano consultivo afiliado, la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino- duran entre una y dos semanas. (FT-DF)