El aterrizaje de Paula Narváez a al ministerio Secretaría General de Gobierno como vocera no causó extrañeza en Palacio. Y es que esta psicóloga de 44 años, de la universidad Andrés Bello, conoce bien sus pasillos, los ha recorrido desde antes de 2008 cuando asumió como directora de programación de presidencia, durante el primer mandato de Michelle Bachelet, manteniéndose en el círculo de hierro de la mandataria.
Pese a que milita en el Partido Socialista desde 1996, período en que inicia su vida profesional, no fueron sus redes políticas las que la hicieron arribar al segundo piso de La Moneda. Y es que incluso algunos le critican poco peso político, pese a que sus defensores aseguran que Narváez maneja en detalle la gestión pública y cómo funciona el aparato estatal, experiencia que ha logrado con más de 20 años de estar ligada al sector público.
Nació en Osorno, pero el primer paso de su carrera en la gestión pública lo dio en Puerto Montt, ciudad a donde se mudó en su adolescencia. Ahí creció junto a su hermana, su madre y su padre, Arturo Narváez, un histórico militante del PS y quien, aseguran, marcó su vida. Fue concejal de Puerto Montt y presidió el partido a nivel regional, y fue de él de quién heredó su cercanía con la Nueva Izquierda y al Escalonismo. Algunos socialistas recuerdan que cuando Escalona perdió su opción de reelección en esta región, ella no tuvo reparos en mostrar su molestia con quienes orquestaron esa jugada. Ahora, reconocen, es más transversal en el área política, lo que le valió asumir como vocera del comando presidencial del entonces senador Eduardo Frei, en 2009.
ARRIBANDO A PALACIO
Tras titularse de la universidad, regresó a la capital de la región de Los Lagos donde se sumó al Sernam llegando a ser directora regional del organismo. Durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) se desempeñó como Seremi del Trabajo, cargo desde el cual postuló a un cargo de Alta Dirección Pública en el Sence, en Santiago. Sin embargo una vacante en el departamento de subvenciones de Presidencia hizo que rechazará ese camino marcando su ingreso a La Moneda y al círculo de confianza de la presidencia, lo que incluso le valió que en 2011 la propia Bachelet la invitará a concursar a un cargo mientras era directora de ONU Mujeres, donde destacó como asesora en programas para América Latina y el Caribe.
Desde el primer momento la Presidenta vio en ella habilidades para relacionarse con los otros, escuchar y de ser muy ponderada, afirman quienes la conocieron a su llegada. Y es que Paula Narváez con un magíster en Economía y Gestión Regional de la Universidad Austral y un máster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown ha sabido traspasar algunos códigos propios de la psicología a la arena política.
Destacan que le da gran importancia a los equipos, es dialogante y tiene capacidades para gestionar la tensión por lo que, aseguran, es muy hábil para destrabar conflictos. Esta característica fue una de las razones por las cuales la Presidenta no dudó en darle la misión de reubicar a 6.000 mil familias tras la erupción del volcán Chaitén. En 2008 fue nombrada delegada presidencial para la zona, uno de los cargos más difíciles que ha enfrentado y que le permitió demostrar su habilidad en la gestión del conflicto y de cercanía con la gente.
Y aunque se ganó críticas, aseguran, su trabajo fue bien valorado ya que logró mantener el conflicto centrado en la zona, sin traspasarlo a La Moneda. Tomó decisiones imponiendo una mirada participativa y de gestión política. Son estas dotes lo “que le permiten tener peso político”, explican.
“Es inteligente, enfocada, tiene gran experiencia de cómo funciona el Estado y el gobierno y tiene buen relacionamiento político”, comenta Ricardo Solari, su superior cuando ella fue Seremi regional.
“Es una mujer integra, honesta y comprometida con las mujeres, es de una política sin mezquindades”, agrega Laura Albornoz, quien trabajo con Narváez cuando fue vocera del comando de Frei Ruiz-Tagle.
Desde la otra vereda, si bien reconocen sus habilidades, acusan que éstas no se reflejan en el espacio político que ella mismo se ha hecho. Aseguran que pese a haber ocupado algunos cargos en la Región no logró consolidar una vida partidaria en la zona. También fue considerada carta parlamentaria por el partido pero no quiso someterse a primarias por lo que rechazó esta propuesta.
Otra de las polémicas en las que se ha visto envuelta fue su alejamiento del cargo de jefe de gabinete de la presidenta Bachelet en 2014, para ejercer su pre y postnatal. Su cargo lo ocupó, Ana Lya Uriarte, por lo que Narvaéz tuvo que volver como asesora de programación, puesto que le dio una mayor flexibilidad para atender las demandas de sus mellizas que nacieron en forma prematura.
Hoy sabe que el escenario es distinto. Estar en la primera fila atajando todas las críticas del gobierno, será su labor durante los catorce meses que le quedan al gobierno. Comentan que la Presidenta le propuso el cargo un día antes del cambio de gabinete y aunque no dudo en aceptarlo, si analizó cómo compatibilizar su rol de madre y de ministra. No es fácil para ninguna mujer y para ella tampoco, aunque, explican cercanos que, este rol es compartido con su esposo Jorge Rico, quien la apoya en esta aventura. Y es que ambos saben que este reto tiene fecha de expiración. (DF)