Parece que nunca terminaremos de conocerlo. Porque a medida que más gente declara ante la Fiscalía, Peñailillo es sindicado como el autor de una trama de acciones que van desde coordinar cientos de millones de pesos para una precampaña que la propia Bachelet desconoce, hasta ejercer presiones casi matonescas para impedir la investigación sobre el escándalo de las platas políticas mientras era ministro del Interior.
¿Quién es realmente Rodrigo Peñailillo? Esa parece ser la pregunta del millón. Porque la imagen del joven humilde nacido en Cabrero, educado en un liceo municipal, que llega a punta de esfuerzo y trabajo duro a convertirse en el hombre de confianza de la Presidenta, se comienza a desdibujar. Tanto, que ahora aparece sindicado en prácticas, que de probarse, son propias de un súper malo, casi a la altura de personajes de películas o series, como Francis Underwood en House of Cards. Porque lo que hoy sabemos daría para una temporada completa de la citada serie.
La trama sería así. Cuando se descubre la existencia de tres boletas emitidas por Peñailillo a la empresa de Asesorías y Negocios de Giorgio Martelli, el ex ministro señala que se trata de trabajos serios, ya que como cualquier profesional joven, debía ganarse la vida para mantener a su familia. Bueno, Martelli declara algo muy distinto. Señala que la citada empresa fue ideada y controlada por Peñailillo y no era más que una pantalla para recibir millonarios e irregulares aportes de empresas destinados a financiar una supuesta precampaña.
Luego, cuando ya se había instalado como ministro del Interior, y se comienza a investigar la legalidad de los citados aportes políticos, especialmente por parte de una filial de Soquimich, comienza a presionar al ex director de Impuestos Internos para impedir que aquello sucediera. De acuerdo a lo declarado por Michel Jorratt, durante ese período recibió varios recados de parte del ministro para que la citada investigación “no se moviera”. Que se indignó cuando aquello no resultó, llegando incluso a sugerir que se incautara toda la información contable de la empresa, en camiones si era necesario, de forma que la Fiscalía no encontrara ningún antecedente.
O sea, si todo esto sucedió así, estamos frente a un personaje de peso. Uno que no duda en recaudar fondos irregulares y usarlos para un destino todavía desconocido, dado que Bachelet dice que nada sabía de esto. Para ello forma una empresa de papel, la que produce y vende informes ficticios -incluyendo los propios-. En el camino se hace del poder, consigue ser ministro de Interior, y desde ahí no duda en amenazar al propio director de Impuestos Internos con tal de no ser descubierto. Y todo esto sin nunca perder la compostura; sin ninguna arruga en el traje; sin un pelo suelto. O sea, un personaje de película.
La historia está en evolución. A esta serie la faltan capítulos, pero la trama hasta ahora es inquietante. Habrá que ver si hacia el término de la temporada, el hombre logra dar vuelta las cosas. En la ficción es usual que los finales siempre sean sorprendentes. Veremos si en la vida real también es así.