Piñera: el precio del pan con palta- Álvaro Ortúzar

Piñera: el precio del pan con palta- Álvaro Ortúzar

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Podría decirse que las cuentas que hoy día saca el comando de Piñera suma sus votos de la primera vuelta más una buena parte de los obtenidos por José Antonio Kast, con lo que supera el 40%, con un techo del 44% aproximadamente. Sin embargo, la captura de la votación que falta se advierte difícil.

Por lo pronto, es tradicional que la abstención aumente en la segunda vuelta, con lo cual no necesariamente se replican los cálculos producidos con anterioridad.

En segundo lugar, entre Piñera y Guillier no existe una lucha profunda por grandes ideas que despierten un debate entre sus respectivos partidarios, ni menos que augure un renovado interés por acudir a las urnas el 17 de diciembre próximo. Más bien reina cierta confusión. En los hechos, la estrategia de Piñera ha consistido en ir a escudriñar en los programas de Ricardo Lagos y de Carolina Goic. Así visto, Piñera se coloca peligrosamente cercano a la indiferencia de votar por él o por Guillier, sin fijar identidad ni mensaje propio dirigido a la juventud, al trabajador, al empresario. A nadie. Agréguese que Guillier, por su parte y con cierta astucia, no se ha tentado con el estatismo propuesto por el Frente Amplio, que ha prometido ser oposición a ambos, lo que le habría llevado votos a Piñera y nos tendría a todos opinando si existe o no un germen de nueva Unidad Popular.

En tercer lugar, Piñera debió enfrentar una negociación sabidamente compleja con Manuel José Ossandón. En sus territorios, ganó su hermana y arrasó Beatriz Sánchez. Para obtener el apoyo del senador, fueron necesarias dos claudicaciones expresas y serias: la gratuidad en la educación y la afectación al fondo de la Ley de Pesca. Ambos son principios para Ossandón y ha comentado el carácter de exigencia en tales temas para comprometer su respaldo al candidato. Es cierto que el senador Ossandón es fuerte en una determinada zona y que los adherentes que lo apoyan creen en él por su carisma y dedicación personal por muchos años. De hecho, el sábado pasado, Ossandón llevó a Piñera a Puente Alto y comieron pan con palta en la casa de una señora. Una hora en las calles. Ni un discurso en favor de Piñera. En lugar de exigir mejoras para su territorio y las necesidades de sus habitantes, impuso ideas incorporadas a un eventual programa de gobierno por las cuales fue derrotado en las primarias. A nuestro modo de ver, ello es un abuso de su parte y aceptarlas es una debilidad del candidato. Hasta donde había dicho Piñera, la gratuidad parcial constituía para él un principio y lo defendió insistentemente en la primera vuelta. Respecto a la Ley de Pesca, estaba dispuesto a discutir modificaciones sin alterar los derechos adquiridos garantizados por la Constitución. En la nueva estrategia de captura de adherentes, estos cambios de postura resultan sorprendentes y confunden.

Más aún, provocan tal desconcierto que puede terminar por generar abstención en personas que han sido sus partidarios. Por la sencilla razón que no saben con certeza lo que su candidato piensa. En otras palabras, Piñera ha pagado muy caro por el pan con palta. (La Tercera)

Álvaro Ortúzar

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