¿Qué significa hablar de una política pública en cultura? ¿Cuál es su real impacto en la vida de las personas? ¿De qué manera sus principios y objetivos se vuelven relevantes para una ciudadanía, más allá del ecosistema de las culturas, las artes y el patrimonio?
Son preguntas que todo ciudadano debiera tener la posibilidad de hacerse, y cuyas respuestas han surgido del amplio espectro de participación que tuvo la elaboración de la Política Nacional de Cultura 2017-2022, así como las otras 23 políticas sectoriales y regionales que la acompañan. Con 90 encuentros y cerca de cinco mil personas, entre agentes culturales, artistas, gestores, representantes de los pueblos originarios, académicos, investigadores, ciudadanía y profesionales de una diversidad de ámbitos, hoy podemos decir con orgullo que el documento presentado a la ciudadanía el jueves recién pasado, y que está disponible en la Biblioteca Pública Digital y en cultura.gob.cl, es fruto de un trabajo elaborado con seriedad y, especialmente, con mucho respeto por las diferencias y necesidades de todos los sectores representados.
Tenemos una oportunidad histórica de abordar la cultura con una mirada de Estado y participación ciudadana inédita en Chile. Un ejercicio democrático ejemplar, que obedece a un trabajo intersectorial, interinstitucional y territorial relevante, que se hace cargo, desde nuestro ámbito de acción, de aquellas temáticas que además surgen de la mano de los tiempos y contextos sociales, políticos y económicos que vive nuestro país.
Las últimas convenciones nacionales y regionales de cultura también se abocaron a la tarea de hacer un levantamiento de las urgencias y prioridades que definieran el actuar para los próximos cinco años, de cara a la puesta en marcha del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Interculturalidad, internacionalización, economía y desarrollo local, cultura digital, pueblos indígenas y afrodescendiente, calidad de vida, gestión de los espacios culturales, mediación, memoria y patrimonio son algunos de los temas que han ido marcando la pauta pública, la agenda noticiosa y, por supuesto, los criterios y contenidos recogidos durante este proceso desde los cuales abordar la cultura en nuestro país. Un Chile que crece y se proyecta en números y cifras, pero por sobre todo a través de rostros, nombres, identidades, géneros y orígenes, donde la cultura emerge como un elemento transversal a la vida y quehacer de nuestro país. Seremos todos responsables de cumplir con transparencia y eficacia un mandato que surge desde los sectores y territorios diversos, para instalar la cultura al centro de nuestro desarrollo. (El Mercurio)
Ernesto Ottone Ramírez
Ministro de Cultura