Desde luego, toda iniciativa de esta índole debe ser objeto de escrutinio público, pero sorprende la avalancha de reacciones en contra de Kast manifestada en diversos medios de comunicación, incluyendo acusaciones de “culpar a las mujeres”, “comprar guaguas” y consignas similares; acusaciones que provienen tanto desde las izquierdas (confirmando su resistencia a aceptar la legitimidad de sus adversarios) como desde algunos actores de centroderecha (que aquí olvidaron sus pertinentes exhortaciones a la unidad y el trabajo conjunto).
En un debate político centrado en disputas de corto plazo y carente de mirada de futuro, es positivo que aparezca este tipo de planteamientos. Y si acaso hay objeciones, ellas —usando un dicho futbolístico— deberían ir a la pelota y no al jugador.
Es verdad que en muchas ocasiones el mundo republicano ha carecido de ese espíritu constructivo, pero en este caso, los que caricaturizan las propuestas de Kast son quienes muestran la peor cara de la política, aquella donde el espíritu faccioso impide entablar un diálogo con vistas al bien común del país. (El Mercurio Cartas)
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES



