El jueves 26, el vicepresidente del PS, Camilo Escalona, evaluó con satisfacción el inicio del proceso de refichaje de los militantes socialistas, exigencia de la nueva Ley de Partidos Políticos. Aunque asume que los partidos políticos fallaron ante la sociedad en la actual crisis derivada de prácticas de financiamiento irregular, el ex senador sostiene que -paradójicamente- este “drama que está viviendo la democracia sólo demuestra que se necesitan partidos políticos”.
Con el alto nivel de rechazo que se sigue expresando en las encuestas, las renuncias de algunos dirigentes, como el diputado Pepe Auth y la salida del gobierno de RD, parece que el senador Ignacio Walker tenía razón cuando dijo que la Nueva Mayoría dejó ya de ser mayoría, ¿no está de acuerdo?
Medir la correlación de fuerzas políticas con las encuestas es un error. Esa es una viejísima discusión que sostuve muchas veces cuando Auth era presidente del PPD y que ahora reaparece con un nuevo sostenedor, como es Walker. Pero me interesa la pregunta de fondo. Creo que atravesamos por un período difícil, una situación desfavorable y que ganar la próxima elección se ha tornado complejo. O sea, no podemos embellecer la realidad. Si Walker quería decir esto, que es más concreto que hacer filosofía de las encuestas, podríamos coincidir. Estimo que son muchas las seguidillas de hechos, las circunstancias que se han ido alineando en contra. Incluso, algunas que no tendrían por qué alinearse en contra, pero que al final, por la manera en que se han tratado, han terminado ocurriendo así.
De esas circunstancias que se han ido alineando, ¿cuál es, a su juicio, la que más ha pesado para decir que ve difícil ganar las próximas elecciones?
La más delicada y la más difícil de ellas es el tema de la corrupción. El tema de la injerencia del dinero en la política siempre fue un tema que afectó a la derecha y de la manera en que empezó este debate en la última parte del 2014, con las denuncias sobre Penta, cayó como una bomba de racimo sobre la UDI, incluso desplazando a su joven promesa y presidente designado, el diputado Silva. Sin embargo, y a pesar de tener el Ejecutivo una buena agenda legislativa para abordar estos temas -surgida también de las propuestas de la Comisión Engel-, una seguidilla de hechos: la G-90, que termina con un cambio de gabinete de proporciones; el caso Caval y ahora el financiamiento de SQM al PPD, lo que no era un tema que tendría que generar desorden en nuestras filas, se ha vuelto contra la Nueva Mayoría, porque no ha habido la capacidad suficiente para separar las aguas.
¿Cómo se hace esa “separación de aguas” que usted dice?
No caer en la defensa corporativa de los implicados. Ahí es donde estuvo la falla principal. Porque tú no puedes mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, como dice el viejo adagio popular. Cuando atacaste a Penta y dijiste que la ley tenía que actuar, si te cae a ti la desgracia, no puedes cambiar de criterio, porque ahí se deslegitima tu posición. Siento que en nuestras filas no ha habido la capacidad de deslindar, de separar las aguas, de gente que esté ahora con nosotros o que estuvo con nosotros, pero en la imagen de la sociedad están más cerca de nosotros que de la derecha -como el caso de Ominami-. Y lo quiero decir muy derechamente, por los casos de Girardi y de Enrique Correa estamos como estamos. No aparecemos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos en este tema que hoy es el tema crucial de la sociedad chilena.
Usted menciona a Girardi como uno de los dirigentes frente a los cuales la Nueva Mayoría debería haber separado aguas. ¿Cree que el financiamiento irregular del PPD es algo que va a terminar arrastrando a todo el bloque?
Lo menciono a él por una razón muy simple: porque quien recibió los dineros y los cambió, según las declaraciones que hemos conocido para pagar el agua y la luz, era asesor durante los cuatro años de la legislatura del senador Girardi. Me parece insostenible que él no haya sabido de estas transferencias. Me parece imposible. Y más aún: me parece imposible pensar que un partido que ha estado en cuatro gobiernos en el gabinete, que tiene una bancada de más de 20 diputados, y de varios senadores, y de muchos funcionarios públicos, y de una tecnocracia ramificada, no hubiese tenido una política de cotizaciones que le hubiese permitido pagar la luz y el agua. O sea, acá lo que ha debilitado enormemente y ha complejizado la situación y debilitado las fuerzas que están en el gobierno es la incapacidad de cortar los cordones umbilicales con esos focos de financiamiento ilegales e indebidos.
El caso del PPD golpea también a la ex presidenta de ese partido y alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá. ¿Aplicaría ese mismo criterio de “separar aguas” con quien es la mejor candidata de la Nueva Mayoría para conservar esa alcaldía?
Yo creo que el criterio no excluye a nadie.
¿Es posible encontrar un nuevo candidato a estas alturas?
Del tema electoral no voy a hablar. Porque cuando uno habla de esto sobre la base electoral, comienza el error. Yo hablo del criterio político y ya lo dije: no comparto la defensa corporativa de nadie.
Ella ha enfrentado los cuestionamientos expresando su disposición a ir a primarias con todos los que quieran desafiarla, ¿no comparte ese camino?
No tengo ni halagos ni críticas a sus intervenciones personales. Este no es un problema individual. Yo reitero: el criterio es que no corresponde hacer defensas corporativas de las fuerzas políticas. Ni de la alianza Chile Vamos con los suyos, ni de la Nueva Mayoría con los propios. En ningún caso.
Usted siempre ha tenido diferencias políticas importantes con el PPD. ¿No será una crítica estructural a ese partido?
El año 98 yo sostenía que el PS con el PPD deberían constituir una sola fuerza política. Así que yo no soy un anti PPD por definición. Lo que ocurre es que no puedo comprender, no me entra en la cabeza, cómo pudo ocurrir una situación como esta. Cómo hay personas que tienen tal volumen de irresponsabilidad de comprometer a la institución en la que nacieron como figuras políticas con ese tipo de conductas. Se lo digo como militante. No puedo entenderlo.
En todo caso, esto afecta también a quienes fueron colaboradores estrechos de la Presidenta Bachelet, como fue el caso del ex ministro Peñailillo, o de los que recibieron financiamiento en la llamada precampaña…
Peñailillo ahora está en el ostracismo. La que era la principal figura política del país después de la Presidenta se fue para la casa. Figuras políticas con experiencia, con muchos años en la política, llegaron a comprometerse ellos, a comprometer a sus partidos en acciones de financiamiento ilegal, que sabían que era colocarse al borde del abismo. Esa es la irresponsabilidad que no puedo aceptar.
Usted mencionó también al ex ministro Enrique Correa. El es un socialista histórico…
No, no. Ex militante. El en su minuto, cuando yo era presidente del PS, me entregó una carta de solicitud de reingreso al PS, pero yo le dije que esa carta se tenía que presentar ante el congreso del partido. Y hubo dos congresos. Uno que presidió la propia Isabel Allende y el último que presidió Alvaro Elizalde. Y en ninguno de los dos la presentó.
Pero más allá de si formalmente milita o no, él es un cercano al PS. ¿Por qué cree que su caso ha perjudicado también a la Nueva Mayoría?
Es que él ha facilitado la injerencia de Ponce Lerou en nuestras filas. Es de las personas que generaron estos vínculos en el inicio de esta relación equívoca. Tiene una responsabilidad política ineludible. Precisamente, por lo que el país lo conoce. Porque él es una persona de una lucidez política que muchos le envidian. ¡Cómo iba a desconocer las consecuencias políticas que esto iba a producir!
El PS tiene también el caso del senador Rossi…
Pero Rossi hizo una gestión individual y se apresuró a que el Tribunal Supremo no lo expulsara mandando una carta para congelar su militancia. El PS fue poco permeable a estas prácticas, porque tenía más ideología, tenía un sentido de vida. Los dirigentes y los militantes. ¿Usted piensa que los militantes que hicieron cola hoy para reinscribirse habrían aceptado que el agua y la luz se las pagara Ponce Lerou? Si eso ocurriera, vendría una turba e incendiaría este local con los dirigentes adentro.
¿A qué atribuye que sectores de la izquierda terminaran cayendo en estas vías de financiamiento?
Creo que el hecho de que nuestro bloque se llenara de personas que entendían que la tarea era el éxito -a cualquier precio- fue el camino al desastre que hoy vivimos. En política no se puede pensar que sólo se tiene que ganar. El otro día, en San Antonio, fui a presentar uno de mis libros y un compañero me dijo: “Por qué usted critica a Maduro?”. Porque abusa del poder, le respondí. Me dijo: “Sí, pero él fue elegido”. Yo le dije, sí, fue elegido, pero con el poder no se puede hacer cualquier cosa. No sólo en el sentido de abusar contra las personas, de cometer delitos contra los DD.HH., sino que no se puede abusar en el sentido de enriquecerse indebidamente.
¿Cree que en la Nueva Mayoría hubo gente que se enriqueció indebidamente con estas platas?
Yo creo que sí. Si no, para qué se necesitaban esos volúmenes de dinero.
Hasta ahora, lo que se sabe es que era para financiar actividades políticas…
No creo esa teoría de que era para los partidos políticos. Yo creo que había gente que con la excusa de las campañas se metía la plata al bolsillo.
¿Y eso va para la precampaña de Bachelet también?
Yo creo que no tenía sentido haber creado esa estructura. Los partidos la podían financiar. A mí me resulta incomprensible. Le pongo el caso del director de Impuestos Internos, Jorratt, que iba a redactar una parte de la reforma tributaria y que necesitaba un empleo relativamente estable. El es un profesional de primer nivel, que estoy seguro que no se dedicó exclusivamente a eso en los meses en que estuvo recibiendo un dinero que, él no sabía, venía de Ponce Lerou. Dentro de sus actividades profesionales, le metió lápiz a lo que después se constituyó en la propuesta de reforma tributaria. Bueno, y ¿por qué no podía ser contratado por un parlamentario como asesor? Si Peñailillo me llama y me dice “tengo esta persona que va a redactar la reforma tributaria de Bachelet”, yo se lo contrato como asesor del presidente del Senado. Los partidos tenían posibilidades.
¿Usted contrató asesores así?
Cuando yo fui presidente del Senado, necesitaba a alguien que me ayudara en la gestión política de mi gran esfuerzo en ese tiempo, que fue abrir un diálogo sobre la desigualdad, un diálogo sin exclusiones y que debía incluir al empresariado. Para hacer ese esfuerzo político de primer nivel, para abrir puertas, para redactar las bases, yo contraté a Aleuy. Estando en la oposición los partidos tenían posibilidades. No había ninguna razón para financiar una estructura con la plata de Ponce Lerou.
¿Pero eso es por una búsqueda de enriquecimiento personal o más bien por una necesidad de controlar mayores cuotas de poder?
Las dos cosas. Para formar una estructura de poder personal se necesita plata. Yo sé que hoy los partidos están en el suelo. Yo sé que en este país nadie da un peso por los partidos, pero este drama que está viviendo la democracia chilena sólo demuestra que se necesitan partidos políticos. Partidos en serio, que controlen a los militantes de base, a los mandatarios. Que les diga: ¿De dónde sacó los 400 millones para comprarse la casa nueva que acaba de inaugurar? ¿Se sacó el loto?
El problema es que los partidos tampoco están ejerciendo ese control…
Los partidos fallaron. Y hoy están tan débiles, que quién les va a hacer caso.
¿Comparte la propuesta de un “nunca más” que impulsa el presidente de la Cámara para que los presidentes de partidos firmen una suerte de compromiso?
Es un paso. Creo que se tendrían que hacer consultas previas, porque nadie va a darle al otro la paternidad de la iniciativa. Debiese pensarse una iniciativa de mayor nivel para un compromiso de un “nunca más” en materia de ética. Pero el que cayó, cayó.
El gobierno se ve un poco débil para liderar un esfuerzo de ese tipo…
Claro, porque hay ministros que vocerean en la trinchera. El gobierno es de toda la nación, aunque tenga su programa, por supuesto. Su tarea es para el país en su conjunto. En este momento es difícil que el gobierno pueda convocar a la oposición a este diálogo.
El ministro del Interior cumplió un año en su cargo. ¿Cómo ha visto su conducción política en un escenario como este?
No le ha sido fácil. Si Burgos se propusiera convocar que todas las fuerzas políticas se comprometiesen a una iniciativa que dé garantías a la ciudadanía por un tiempo razonable, aunque después el calendario corre y va a haber otros dirigentes y otra generación, en un horizonte de tiempo determinado para enfrentar los desafíos de esta etapa, no veo razones para que los partidos políticos le negaran un diálogo de esta naturaleza.
Fuente: Edición Original La Tercera
Fotografía: Emol