Pese a su enorme peso económico, las elecciones de Alemania parecen causar poco revuelo político. Sin embargo, las de pocos países pueden tener consecuencias tan importantes.
La victoria de Angela Merkel que predicen las encuestas es quizá una de las razones del perfil bajo que pareció tener la campaña de los comicios de este domingo 24 de septiembre.
De confirmarse, la actual canciller, que ocupa el puesto desde 2005, renovará su mandato hasta 2021.
Sin embargo, la permanencia de Merkel no garantiza la continuidad de un gobierno de gran coalición con el primer partido de la oposición, los socialdemócratas del SPD, como el que manejó la cuarta economía global y la primera de la Unión Europea en los últimos años.
En Alemania ningún partido tiene -ni tendrá después de estos comicios- una mayoría suficiente como para formar gobierno en solitario. Ni siquiera la poderosa CDU, la Unión Cristiano Demócrata de Merkel.
La decisión de los 61 millones de alemanes llamados a las urnas este domingo tendrá hondas consecuencias para Europa y para el resto del mundo.
Pero, ¿por qué importan estas elecciones (también) a América Latina?
Vínculos y acuerdos
Los vínculos entre Alemania -cuarta economía del mundo y primera de la Unión Europea- y la región son numerosos.
Desde el punto de vista comercial, Berlín es el cuarto exportador a algunas de las principales economías latinoamericanas como Argentina, México, Colombia o Chile. Y el tercero de la región tomada en su conjunto, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Desde el punto de vista político, el papel alemán como motor de la UE hace que las dependencias mutuas también sean notables.
«Lo que hemos visto en los años pasados es que la UE está sufriendo muchas crisis e inestabilidades internas. Por lo tanto es esencial que Alemania junto con Francia logre definir un camino común para llevar adelante la Unión Europea hacia un proyecto internacional que pueda dar estabilidad», asegura Günther Maihold, Subdirector del Instituto Alemán para Política Internacional y Seguridad.
«El énfasis sigue estando en organizar la economía mundial en términos de un esfuerzo multilateral y no dejarse llevar por un proteccionismo nacionalista: buscar fortalecer arreglos a través de acuerdos de libre comercio, especialmente con el Mercosur», agrega el experto en diálogo con BBC Mundo.
Relación con América Latina
En este sentido, apuntan los analistas, la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos puede reforzar de forma indirecta las relaciones entre Alemania y América Latina.
Desde el final de la II Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en el principal aliado de Alemania fuera de Europa.
Aunque esto es difícil que cambie, en los últimos meses, esta «relación especial» ya se vio afectada.
«En campaña, Merkel, oficialmente, no mostró un discurso muy controversial. Admite dificultades, pero dice que EEUU sigue siendo un socio muy importante», apunta Stefan Reith, director del departamento para América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
«No obstante, antes de la cumbre del G20, celebrada en Hamburgo este mes de agosto, Angela Merkel hizo un viaje a México y a Argentina. Eso da una señal clara: ella ve en América Latina, especialmente en los miembros del G20, un aliado muy importante. Y, quizá, ante las dificultades con EEUU, quiso apoyar a un socio muy importante», le dice Reith BBC Mundo.
Pocos ponen en duda que Merkel vaya a ganar los comicios y que, por tanto, se mantendrán las grandes políticas de Estado como la defensa del libre comercio y el compromiso con la Unión Europea.
Sin embargo, son muchos los flecos por resolver que aumentan el interés de estos comicios.
Influencia de la derecha
Uno de ellos será conocer hasta qué punto Alemania se ve salpicada por el crecimiento de los movimientos de extrema derecha populista que afectan a otros países europeos como Francia, donde el Frente Nacional disputó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado julio.
De acuerdo con las últimas encuestas, los demócratas cristianos de la CDU y su partido hermano de la región de Baviera, la CSU, obtendrían en torno al 36% de los votos, frente al 22% de los socialdemócratas.
La tercera posición- aunque más disputada- recaería en Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), un partido de extrema derecha fundado en 2013, para el que se pronostica entre un 8 y un 12% de votos.
«Se están dando movimientos populistas en todo el mundo. Los tienen ustedes en América Latina, los tenemos en Europa: en Francia, Holanda… Y también aquí en Alemania», indica Reith.
«Alternativa para Alemania ya está en algunos parlamentos regionales y en estas elecciones se decide si van a tener más influencia o no. Y esto cuenta a la hora de que Alemania sea un socio fiable y estable en las relaciones internacionales, también como aliado de América Latina», afirma el experto.
Este grupo empezó a ganar adeptos cuestionando la política de rescates financieros a los países del Sur de Europa en plena crisis del euro.
Sin embargo, coinciden los analistas, la llamada crisis de los refugiados de 2015 y 2016 supuso su consolidación en las encuestas y en algunos comicios regionales.
En ese periodo, Alemania recibió a más de un millón de demandantes de asilo. El discurso xenófobo del partido encontró un terreno fértil frente a la política inicial de puertas abiertas impulsada por Merkel y llegó a alcanzar un 15% en las encuestas.
La cuestión de los refugiados -junto a temas relacionados como la inmigración, el derecho de asilo y la integración- siguió siendo el principal tema de campaña.
Pero dos años después del inicio de la crisis -y con una reducción drástica en el número de demandantes de asilo-, Merkel recuperó posiciones y la tendencia al alza de AfD se invirtió.
Coalición complicada
Aun así, el parlamento resultante de los próximos comicios se espera que sea el más fragmentado de los últimos 60 años.
«Si, como parece el partido de La Izquierda, los liberales, los verdes, AfD, los socialdemócratas y los democristianos entran en el parlamento, veremos el mayor número de partidos parlamentarios en Alemania al menos desde 1957. Esto es importante y hará de la formación de coaliciones algo mucho más complicado e impredecible», asegura Matthias Dilling, investigador en Ciencias Políticas de la Universidad de Oxford.
«Está la cuestión de si seguiremos teniendo una gran coalición entre los demócratas cristianos y los socialdemócratas, si habrá suficientes apoyos a una coalición entre la CDU y los liberales, pero también podremos asistir, por primera vez al menos desde la reunificación, a una coalición de más de dos partidos. Esto sería un cambio grande en la política alemana a un nivel nacional», agrega en conversación con BBC Mundo.
A diferencia de la vecina Francia, donde la inesperada victoria de Emmanuel Macron sacudió el sistema de partidos, en Alemania, las dos grandes formaciones políticas tradicionales se mantienen en cabeza.
Menos propicia a las sorpresas electorales, el futuro gobierno de la locomotora de Europa se jugará tanto en las elecciones del 24, como con las cartas que se hayan repartido ese día.
Agencias