El ministro de Hacienda finalmente ganó una pulseada y armó un presupuesto que debería dejar tranquilo al mercado, sin olvidar las prioridades de este Gobierno.
La Presidenta Michelle Bachelet anunció por cadena nacional uno de los presupuestos más austeros en 13 años, desde la crisis asiática de los 90, reflejo de que Rodrigo Valdés tiene el oído de la Presidenta en este tema y pudo mantener a raya los pedidos de algunos sectores de la Nueva Mayoría de que abriera la billetera.
Bachelet anunció que el próximo año el gasto fiscal aumentará 2,7%, en línea con lo que pedían el mercado, las clasificadoras de riesgo y los analistas de Wall Street y Sanhattan. Se anticipaba que el techo sería un alza de 3% en el gasto y la cifra anunciada debería dejar a todos contentos.
Había nerviosismo en algunos actores del mercado respecto a que el Gobierno, en su afán de satisfacer las demandas sociales y cumplir con sus promesas reformistas, pudiera poner en riesgo la solidez macroeconómica del país. El Bci dice que con este presupuesto se espera un déficit fiscal de 2,5% del PIB en 2017.
«Este presupuesto se hace cargo del rol que tenemos como Estado de generar condiciones para que haya más crecimiento, más creación de empleo y una adecuada protección a los que pueden ver afectadas sus fuentes de ingreso. Seguiremos cuidando la aplicación de la regla fiscal, porque de ello depende nuestra credibilidad institucional y la confianza necesaria para la inversión privada nacional y extranjera», en clara referencia a que el Ejecutivo escuchó los llamados a la prudencia.
La Mandataria añadió que las prioridades serán el gasto en educación, salud y seguridad ciudadana, ítems que en conjunto representan más de 8 de cada 10 pesos del aumento de dicho gasto. Pero también tuvo un gesto para los que piden cambios al sistema de pensiones, con el anuncio de que aumentará en 10% la Pensión Básica y el Aporte Previsional Solidarios. Asimismo, comunicó que se congelan los sueldos más altos en la Administración Pública.
«Mi Gobierno está llevando adelante un trabajo responsable y persistente para acercarnos a un objetivo claro: mejorar la vida de las mujeres y hombres de Chile, con más bienestar, mayor protección y oportunidades distribuidas equitativamente. Y estamos avanzando en esa dirección. Estamos conquistando logros que antes eran impensables, y la pobreza y la desigualdad siguen reduciéndose, a pesar del menor dinamismo económico», expresó Bachelet.
Y detalló que el presupuesto es «el resultado de la voluntad por seguir produciendo los cambios que Chile necesita, pero también de una administración rigurosa de los recursos de todos los chilenos. Con una economía que crece menos y un precio del cobre bajo, vamos a perseverar en mantener nuestras cuentas ordenadas».
La Jefa de Estado señaló que el proyecto de Presupuesto 2017 es uno «equilibrado, fiscalmente responsable y fue preparado pensando en las principales necesidades de las personas y del país».
Y en orden a asegurar los recursos para lo que ella estima son las prioridades de su mandato, precisó que «haremos las reasignaciones que se requieren en tiempos de menores ingresos», a la vez que explicó que habrá casos en que se introducirá más gradualidad, «porque no todas las cosas podrán ir a la misma velocidad, y jerarquizaremos los gastos de acuerdo a lo que tiene más impacto en cada sector».
Jorge Selaive dijo –a través de su cuenta de Twitter– que este presupuesto «cuida la institucionalidad fiscal sin descuidar las consideraciones sociales».
Este año el gasto fiscal terminará con un aumento real de 4,2%. En 2015 creció 7,4% y 6.1% en 2014. Aunque el mayor gasto solo ha logrado que la desaceleración no se convierta en recesión.
Valdés armó el presupuesto bajo presión de las clasificadoras de riesgo. Chile tiene la nota crediticia más alta de la región, la mejor de los mercados emergentes y por sobre economías avanzadas como las de Italia y España.
El ministro Valdés irá este viernes al Congreso a comenzar a explicar los detalles del proyecto de ley.
El Mostrador/La Tercera
