La importancia de la primaria de Chile Vamos excede a la simple elección de un candidato presidencial para que compita en la primera vuelta, o incluso al ejercicio democrático al interior de la centroderecha.
De los resultados del domingo depende la potencia electoral con que Sebastián Piñera —el más probable vencedor— enfrente, a partir del lunes, una campaña que será más dura que las anteriores y, ciertamente, la posibilidad de obtener una victoria en noviembre. La noche del 2 de julio, Chile Vamos tiene la oportunidad de dar una señal indiscutible de su ventaja —por el liderazgo de su mejor candidato y la sintonía de su propuesta con los desafíos prioritarios del país— para reemplazar a una Nueva Mayoría que, tras un primer y probablemente último Gobierno, sólo cosecha fracasos y retroceso.
Si usted es de aquellos tentados con el canto de sirena que llama a votar para un segundo lugar, con el propósito de dejarlo parado para 2022, le tengo malas noticias. Las elecciones se ganan o se pierden, no hay resultados intermedios, ni relativos, tampoco hay perdedores-ganadores, ni perdedores hoy, para ser ganadores mañana, porque, como dice el talentoso Miguel Bosé, “ser segundo no es igual que llegar en el primer lugar”. Y le voy a explicar por qué.
Si en la vida cuatro años son bastantes, en política son una eternidad. Por eso y otras razones es larga la lista de segundos que celebraron porque quedaban en una posición privilegiada para la siguiente elección, pero que están hoy, si no fuera de la política, en situaciones disminuidas.
Haga el ejercicio y ponga su memoria a repasar julio de 2013, revise noticias en la web, pregúntele a los amigos: después de arrasar en arrasar en la primaria, con una candidata presidencial en lista de espera para ser canonizada, la Nueva Mayoría le prometía a los chilenos un conjunto de reformas que, manteniendo el ritmo de progreso, “redistribuiría la riqueza”, para terminar con “la insoportable desigualdad” que, a su juicio, amenazaba con un desborde social.
¿Y qué ocurría con Andrés Velasco? Segundo en la primaria, se proyectaba como uno de los candidatos presidenciales del 2017 con mayores posibilidades, se celebraba su capacidad para llegar “al centro” político y más de algún creativo planteaba que fuera un candidato de unidad, o de frentón, de un sector de la centroderecha.
Hoy el país acusa recibo del mal diagnóstico de la Nueva Mayoría, de sus reformas setenteras y de los resultados que, lamentablemente, terminaron por confirmar las advertencias de freno al desarrollo, sin cumplir con la promesas de equidad.
¿Andrés Velasco? Con dificultad será candidato a senador, porque, como dije antes, en cuatro años pueden pasar muchas cosas y una de ellas fue el coletazo que recibió en uno de los casos de financiamiento irregular de la política. No es candidato presidencial, no por haber quedado segundo en 2013, sino simplemente porque desde ese lugar no puede proyectarse con certeza una carrera electoral de la envergadura de una presidencial.
Si usted quiere que Sebastián Piñera se convierta en el próximo Presidente de Chile, si cree que el país debe retomar el camino de la cordura, con justicia, con libertad, con empuje, el único voto efectivamente útil hoy es aquel que asegure su mejor resultado.
Que quede claro el lunes que Chile Vamos ha aumentado las posibilidades de derrotar a la Nueva Mayoría en noviembre. Deje los premios de consuelo para los bingos y los augurios para las pitonisas, no para una decisión tan esencial como la que enfrentamos hoy, pues un gesto aparentemente generoso puede terminar haciendo un daño que, en noviembre, podría ser imposible de revertir. (El Líbero)
Isabel Plá, Fundación Avanza Chile