La amenaza de Donald Trump respecto de recuperar el control del Canal de Panamá recuerda lo peor del imperialismo estadounidense. Más todavía considerando la historia del país centroamericano, independizado a la fuerza de Colombia por la potencia del norte con el fin de concretar el proyecto del canal, que Estados Unidos trató como propio entre 1914 y 1999.
Tal como en la crisis de Panamá de 1885, cuando Chile envía el crucero “Esmeralda” a proteger la soberanía colombiana violada por los norteamericanos, nuestro país debe condenar con energía este tipo de intervenciones y poner mucha atención a lo que está ocurriendo.
Las disputas hegemónicas entre China —nuestro principal socio comercial— y Estados Unidos —nuestro segundo mayor inversionista— marcarán las próximas décadas, y nuestro país tendrá que actuar con inteligencia y unidad para sortear los desafíos y peligros que esta dinámica traerá. (El Mercurio Cartas)
Pablo Ortúzar Madrid
Investigador IES y CPP-UC