Es indudable que el vandalismo y el saqueo que han campeado los últimos días le costarán al país, a los contribuyentes y en especial a la gente más modesta una cantidad importante de dinero. Algunas variables financieras que capturan estos fenómenos, pues son un recipiente de expectativas económicas, políticas, legales, etc., han fluctuado en forma contundente luego de los disturbios, y la pregunta que surge es qué están pronosticando.
Como es usual en economías emergentes, el tipo de cambio, o el valor del dólar, capta muy bien cuáles son las expectativas de lo que se viene en el futuro. Sin embargo, predecir el futuro en medio de una tormenta política y social inédita en Chile post dictadura es como tratar de adivinar los puntos cardinales cuando se está dentro de una nube. Lo relevante es interpretar los fundamentos económicos que equivalen a los actuales niveles del dólar.
El dólar se ha disparado en Chile, qué duda cabe, y si además incorporamos el efecto que está teniendo la inminente tregua comercial que están alcanzando China y Estados Unidos, entonces los efectos del desorden interno parecieran ser aún más dramáticos. Una muestra de lo anterior es la cotización del Yuan chino, que volvió a transarse por debajo de las siete unidades por dólar, lo que equivaldría a unos $710 pesos por dólar.
El dólar en el corto plazo es imposible de pronosticar, así es que no voy ni a hacer el intento por tirar un número. Lo relevante es poder entender qué significa, en términos simples, lo que el mercado ve en el largo plazo con la actual cotización de nuestra moneda. Todos sabemos que el valor del dólar depende mucho del precio del cobre, que sigue siendo el sueldo de Chile. Pues bien, si se compara históricamente el valor del metal con el del dólar, las conclusiones, aislando el tema político actual, equivaldrían a que el mercado apostara por una caída en el precio del metal, por debajo de los US$100 centavos la libra. El cobre se transa por sobre los US$270 centavos actualmente. Es decir, el premio por la anarquía política pareciera ser demasiado alto.
Las diferencias entre las tasas de interés nominales entre Estados Unidos y Chile, otro factor importante en la determinación del precio del dólar, justifica un valor de la moneda americana, apartando la crisis política, cercano a los $ 680 pesos. Es decir, la cotización implícita del riesgo político es cercano a 10%, que pareciera ser mucho.
Por ultimo, si analizamos la relación entre el dólar observado y el tipo de cambio real calculado por el Banco Central, que es una medida de cuantas importaciones podemos financiar con nuestras exportaciones, nos encontramos nuevamente con cosas que no calzan. La diferencia entre ambas variables se encuentra a un nivel sólo visto a principios de los noventa, y me atrevo a sostener que el Chile actual, con desmanes y todo está muy lejos de parecerse al de aquella época. En efecto, el tipo de cambio actual alcanzó estos niveles a fines de la crisis de países emergentes, y creo que estamos muy, pero muy, lejos de aquello.
En conclusión, el valor del dólar refleja el desconcierto en que estamos los chilenos ante el embate del vandalismo y la manipulación interesada de la izquierda radical, y es entendible en las circunstancias actuales, pero de ahí a concluir que este problema persistirá en el tiempo, o que el Chile que hemos conocido los últimos treinta años desaparecerá del mapa, es, a los menos, temerario. ¿Qué interpreto del valor del dólar hoy? Que los chilenos somos, como dijo un ex consejero del Banco Central de Chile, unos gatos maniacos depresivos. No especule con los rumores o con los fatalistas, vea los fundamentos y muchas veces se sorprenderá. (El Líbero)
Manuel Bengolea