R. Méndez (Adimark): "Bachelet dio vuelta el escenario pesimista"

R. Méndez (Adimark): "Bachelet dio vuelta el escenario pesimista"

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Apenas algunos minutos después de que el Congreso aprobara el proyecto de ley que puso fin al lucro, al copago y a la selección, la Presidenta Michelle Bachelet tomó el teléfono e inició una ronda de llamados que no sólo incluyó a los ministros Nicolás Eyzaguirre y Rodrigo Peñailillo, sino que también a parlamentarios oficialistas.

Los contactos de la Mandataria sorprendieron a varios y fueron comentario obligado en el almuerzo de los senadores de la Nueva Mayoría al día siguiente, porque la interlocución con ella había sido escasa en los últimos meses.

La última vez que habían sido convocados para conversar sobre la agenda legislativa fue en agosto pasado, en el cónclave de Cerro Castillo, para debatir la reforma educacional. En esa oportunidad, Bachelet puso sobre la mesa su «capital político» y anunció que se pondría al frente de ese proceso, que estaba siendo fuertemente rechazado por la ciudadanía y también por dirigentes de la coalición, especialmente de la DC. En ese momento, la Presidenta aparecía en las encuestas con un 63% de respaldo y apenas un 12% de desaprobación. Las buenas cifras le daban «espaldas» para insistir en su reforma y asegurar que en torno a ella había «mucho mito y mucho miedo».

Sin embargo, los números iban a la baja y Bachelet «tocó fondo» en noviembre, con un 38% de apoyo y un 43% de desaprobación según la encuesta CEP. A ello se sumó que por primera vez mostró una importante baja en sus atributos de mayor fortaleza: confianza y cercanía.

«Los tiempos difíciles y las cosas grandes demandan unidad», dijo el 31 de diciembre en su mensaje de fin de año. Ahí también admitió las falencias del gobierno para explicar las reformas y llamó a sus detractores a respaldar su gestión.

AJUSTE MINISTERIAL

El martes recién pasado, y 24 horas después que se aprobara el proyecto educacional, Bachelet volvió a sonreír como lo hacía en sus tiempos de campaña.

Para el oficialismo, la aprobación de la iniciativa marcó un punto de inflexión en el ánimo de la Mandataria, porque -aseguran -para Bachelet el tema representa el ADN de su segundo mandato. Por ello, aunque festejó la aprobación del Acuerdo de Unión Civil y el fin del binominal, el tema educacional hizo que su alegría la exteriorizara con gran parte de sus parlamentarios.

En la coalición de gobierno afirman que «hay un giro» en el estado de ánimo de La Moneda pues se estima que el término del año legislativo fue un triunfo redondo, básicamente por la aprobación de un gran número de proyectos y porque se vio a la Nueva Mayoría unida, en contraste con la crisis que persiste en la Alianza a raíz del caso Penta.

El nuevo ambiente que vive el Gobierno aplacó, incluso, la presión de los partidos oficialistas que pedían pública y privadamente un ajuste ministerial.

CAMBIO DE GABINETE

Todo indica que la Presidenta -quien mañana inicia sus vacaciones por tres semanas- tendrá un verano sin sobresaltos. Pero para muchos es una incógnita que pasará en marzo, porque al interior del oficialismo no se sabe si se concretará un ajuste de ministros ni qué postura asumirá el Ejecutivo frente a las elecciones municipales que coparán la agenda de los partidos este año.

Otra interrogante que quedó abierta son los efectos de la reforma tributaria y las cifras económicas -que según los analistas seguirán malas- en cuanto al impacto que tendrán en el crecimiento y el aumento de las tasas de empleo. Lo que irá de la mano del comportamiento en las encuestas de la clase media, segmento que hoy es fluctuante y cuya lealtad ya no está garantizada.

Para Marta Lagos, encuestadora y fundadora de Latinobarómetro y Mori, el Gobierno ha sido exitoso pues «tiene un piso gigante de 40% y nadie lo ha podido bajar de eso». Pero, afirma, «mi mayor crítica es que no gobierna con toda la gente, la mayor parte de la gente no votó en la pasada elección. Esa es la gente que tira piedras, quema buses y sale a protestar».

En ese sentido, cree que la gran amenaza para el Ejecutivo en 2015 es que Chile no tiene -a diferencia de su primera administración- instrumentos para paliar los efectos de una crisis en la economía. «El precio del cobre va para abajo y si no hay una mejora económica, este gobierno va a seguir teniendo menos de la mitad del respaldo, pero se seguirá moviendo entre un 40% y un 50% de apoyo», comenta.

Para Lagos, otro desafío del Gobierno será revertir el desprestigio del sistema político. «La segunda amenaza es la representación política, porque el problema de la Presidenta no es tener buenos o malos ministros, porque a nadie le importa. Y para revertir esta desidia, alguien tiene que ir a la cárcel por el caso Penta».

«Yo aplaudo las reformas, porque se han hecho más leyes que en 20 años, pero, ojo, ahora hay que ver como será su implementación. Y estas reformas no valdrán nada si no sabemos convocar a la gente a las próximas elecciones municipales y presidenciales», señala.

CONFIANZA EMPRESARIAL

A ojos del economista PS Óscar Guillermo Garretón, el 2014 fue un año de grandes apuestas del Gobierno, desde la conformación del gabinete hasta la intensidad de su ánimo reformador. «Si de eso se trata, ha tenido éxito en su tarea que de paso ha significado alinear una coalición», comenta.

Sin embargo, advierte que la economía tendrá su prueba de fuego, «y la clave es si el efecto de la reforma tributaria no provocará un daño tal que al final se pierda la reforma por una disminución del crecimiento que ya se sabe afectará la recaudación tributaria. Es evidente que los 8 mil millones que se esperaba recaudar no ocurrirá».

Garretón dice que el desafío de La Moneda será recuperar un clima de diálogo y confianza con el empresariado, «relación que quedó deteriorada y donde se fue innecesariamente agresivo en las formas». Y agrega que «hay que ver cuál será el impacto en el empleo, particularmente a mitad del año, cuando se verán las tasas de cesantía y cómo reaccionará la gente».

ROBERTO MÉNDEZ

A juicio del director de Adimark, Roberto Méndez, «la Presidenta logró en las últimas 3 semanas dar vuelta el escenario en forma importante, porque al terminar el año el gabinete se veía frágil, las reformas parecían hacer agua por todos lados y la Nueva Mayoría se veía llena de conflictos. Ella logró dar vuelta el escenario». «Hay que ver cuánto dura esto, quizá se está iniciando un nuevo período», indica.

Sobre un eventual cambio de ánimo en la gente afirma que «es un segmento no ideologizado y pragmático. Eso seguirá fluctuando y es un riesgo y una oportunidad». Para enfrentar esta realidad, en todo caso, el Gobierno ya tomó una definición: lanzará una gran campaña para publicitar y explicar a la gente los beneficios de sus reformas.

FIN DEL AÑO POLÍTICO

Exitos legislativos: En las últimas semanas, el gobierno logró sucesivos éxitos en torno a sus reformas emblemáticas. Así, primero logró poner fin al sistema binominal y reemplazarlo por uno proporcional. También se sacó adelante el ex AVP, hoy denominado Acuerdo de Unión Civil. Y se consiguió, pese a todos los reparos, aprobar el proyecto que pone fin al lucro, el copago y la selección.

Respiro al gabinete: En este escenario, el gobierno -salvo el cambio de la ministra de Salud- dejó para marzo un eventual ajuste, y se habla de que no habría modificaciones en el gabinete político.

Llega Pizarro: La decisión de Gutenberg Martínez de no competir por la mesa DC le despejó el camino a un DC «gobiernista» y cercano a Bachelet: el senador Jorge Pizarro.

LA AGENDA DE MARZO

«¡Tenemos ley!», exclamó varias veces el miércoles el ministro Rodrigo Peñailillo cuando, uno a uno, se fueron aprobando los últimos proyectos pendientes en el Parlamento antes del receso legislativo.

Mientras firmaba documentos y encabezaba reuniones, Peñailillo miraba de reojo el canal de la Cámara de Diputados en un televisor instalado en su oficina. Así fue viendo la aprobación del Acuerdo de Unión Civil (AUC) y la creación del Ministerio de la Mujer y la Subsecretaría de Ed. Parvularia.

Sus cuentas alegres evidenciaban el buen estado anímico en La Moneda. El resumen del fin del año político era compartido por todos: se logró avanzar en los principales compromisos legislativos, alinear al oficialismo y acallar los resquemores en la Nueva Mayoría sobre la gestión política del Ejecutivo, incluida la coordinación de los ministros con los parlamentarios.

«Terminamos con números azules», afirmaba una alta fuente de Palacio, reconociendo que el intenso trabajo desplegado durante enero para aprobar las reformas comprometidas obligó a los secretarios de Estado a incrementar sus contactos con parlamentarios. Y a la larga -a juicio de La Moneda- contribuyó a aplacar las permanentes peticiones de concretar un cambio de gabinete.

Además, en La Moneda reconocen que en enero un factor de «respiro» fueron las cifras de desempleo reveladas por el INE, que mostraron un 6,1% de desocupación en el trimestre móvil septiembre – noviembre 2014, su menor nivel desde febrero.

Con ello en el Ejecutivo cerraron conformes la etapa 2014 y ya comienzan a organizar las prioridades para un 2015 que, según reconocen sus ministros, tendrá como sello «el mismo frenesí legislativo».

Hasta ahora, la idea es presentar en marzo el Plan Nacional Docente. Y con pocas semanas posteriores, avanzar con el proyecto de desmunicipalización. Además, quieren iniciar ese mismo mes un fuerte debate por la Reforma Laboral y el proyecto de despenalización del aborto terapéutico.

Lo ideal para el Ejecutivo es que al final del primer semestre queden aprobadas las iniciativas mencionadas, además de la agenda corta de seguridad, el proyecto que crea el Ministerio de Asuntos Indígenas y el de Descentralización que permite la elección directa de intendentes.

Para esto, la mejor lección aprendida en Palacio fue la aprobación de los proyectos de fin al binominal y el de inclusión, ambos considerados «fundamentales» y donde La Moneda no dudó en utilizar la mayoría oficialista en el Parlamento. «Usar la mayoría parlamentaria es legítimo, aunque ex ministros de la Concertación lo rechacen», reconocía un secretario de Estado.

Eso, aunque en La Moneda saben que no se deben desperdiciar las posibilidades de lograr consensos con la oposición, siempre y cuando no se vean afectados aspectos centrales de las reformas.

Con todo, en medio de un intenso primer semestre tanto para La Moneda como para el Congreso, el compromiso de iniciar el debate para una nueva Constitución estaría siendo postergada para el segundo semestre. (La Segunda)

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