Re-inventemos el 2021-Camila Sánchez

Re-inventemos el 2021-Camila Sánchez

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A esta altura, la idea de reinventarse provoca escalofríos a cualquiera, incluso a veces más que la pandemia misma. La batahola de 2020 arruinó negocios, planes personales, trabajos e incluso relaciones, y lanzó al estrellato este concepto.

De seguro la reinvención no nos agrada porque la mayoría de las veces es provocada por algo externo, el cambio no lo gestionamos a menos que se nos fuerce a hacerlo. Nos enfrentamos a una transformación de vida o entorno, positiva o negativa, de forma inesperada.

Dicen que el color del panorama depende del lente con el cual se observe. Si nuestra mirada fuera sólo desde las proyecciones económicas o las noticias sociopolíticas mundiales, y sobre cómo la pandemia puso al mundo de rodillas, seguro querríamos hacernos bolita y llorar en la cama. Sin embargo, si observamos desde “el vaso medio lleno”, podríamos enfocar el ánimo del panorama hacia uno mucho más auspicioso, propositivo y lleno de colores esperanzadores, sobre todo en el ámbito emprendedor.

Como por ejemplo, que la actividad emprendedora del país sigue aumentando (37% según el Global Entrepreneurship Monitor). De manera formal o informal, por necesidad o voluntad, los chilenos se han puesto a emprender más y ya sabemos que las PYME son un motor importante en la economía del país. También, que las ventas por comercio electrónico se triplicaron en plena crisis sanitaria (incrementaron en un 150% sólo en el primer trimestre de 2020, según la Cámara de Comercio de Santiago), lo que ha permitido a esos mismos emprendedores aumentar y diversificar sus ventas en nuevos canales.

Otro punto interesante es que han surgido nuevos nichos de negocios que explotar y que se adaptaron a esta realidad sanitaria, como por ejemplo en el rubro de la logística y los despachos (especialmente de última milla) de productos y servicios. Gracias a ellos parte importante del comercio ha seguido funcionando. También, muchos comenzamos a llenar nuestras despensas de productos hechos a mano de tantos micro emprendedores que se reinventaron produciendo en sus hogares o incluso el novedoso uso de servicios indispensables, como la telemedicina o teleducación.

Otros ejemplos, como que las personas han explorado nuevas herramientas y formatos de trabajo no presenciales, que hemos aprendido nuevas habilidades, que la adaptación a la tecnología ha significado un salto exponencial al futuro o que la transformación digital ha impulsado la innovación del país, también son noticias alentadoras. Cualquiera de estos avances nos da una luz de esperanza para centrarnos en lo rescatable y no en lo desagradable.

2020 no sólo nos dejó raspaduras en las rodillas, también nos dejó oportunidades. Depende de cómo observamos el panorama para vislumbrar un futuro más prometedor en donde aprovechamos lo bueno y así abrazamos un 2021 “reinventando” nuestras intenciones, para enfocarnos más en lo que podemos hacer más que en lo que no podemos hacer. (DF)

Camila Sánchez

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