Los partidos de la Nueva Mayoría deberían leer con atención y sentido autocrítico los resultados de las elecciones primarias del pasado domingo. La autocrítica no debe limitarse a lo procedimental, es decir, al hecho de no haber participado en el proceso, lo que en sí mismo fue un error político de dimensiones mayúsculas que tuvo su origen en la renuncia del PS a llevar un candidato propio, sino también a cuestiones de fondo.
La cuestión de fondo que habría que aprender del resultado de las primarias, y especialmente del resultado del Frente Amplio, es que los chilenos no están demandando un cambio radical ni llegó la hora de la retroexcavadora. Tampoco parece que los chilenos quieran adoptar una actitud vergonzante por los logros y fracasos de la transición y los gobiernos de los últimos 27 años.
El Frente Amplio dispuso de las mejores condiciones imaginables para convertirse en una alternativa de reemplazo a la Nueva Mayoría.Pudo cuestionar de manera inmisericorde no sólo el proceso político de los últimos 30 años, sino que también se dio el lujo de discutir la calidad moral de los líderes de la Nueva Mayoría. Lo hizo de manera agresiva y soberbia, en un escenario de ausencia de contradictores, aprovechando los medios de comunicación, la franja electoral y sobre todo el ensimismamiento o los complejos de los candidatos y dirigentes de la Nueva Mayoría.
Si la primera reacción de los voceros de la Nueva Mayoría es ir a rogar por los votos del Frente Amplio para derrotar a Sebastián Piñera, lo único que lograrán es garantizar el triunfo de este último. No están entendiendo que el discurso radical y la arrogancia de quienes creen que la historia empezó con ellos fue el gran derrotado en las primarias.
El foco del discurso de la Nueva Mayoría debería estar en recuperar la credibilidad y la confianza de las mayorías ciudadanas, dejando de lado las fantasías revolucionarias y ofreciendo un camino de reformas bien pensadas que profundicen un sentido de justicia social, combatan las desigualdades y permitan dar el tan anunciado como postergado salto al desarrollo en el que todos los chilenos puedan sentirse parte. (Cooperativa)
Ricardo Brodsky