Una investigación británica sobre la filtración de documentos diplomáticos confidenciales generó dudas sobre la libertad de prensa en el país, luego de que la policía llamara a los medios de comunicación del Reino Unido a que se abstengan de publicar los documentos, so pena de enfrentar una indagatoria penal.
El Comando contra el Terrorismo de la Policía Metropolitana está investigando la filtración de cables privados escritos por el embajador británico en Estados Unidos como una posible violación de la Ley de Secretos Oficiales.
Al anunciar la investigación, el jefe de la unidad antiterrorista de la policía, Neil Basu, advirtió que no se deben difundir los documentos filtrados.
“La publicación de comunicaciones filtradas, sabiendo el daño que han causado o que es probable que causen, también puede ser un asunto penal”, advirtió.
“Aconsejaría a todos los propietarios y editores de redes sociales y medios de comunicación convencionales que no publiquen documentos gubernamentales filtrados que ya estén en su poder, o que se les puedan ofrecer, y que los entreguen a la policía o los devuelvan a su propietario legítimo, el Gobierno de Su Majestad”, agregó.
Su advertencia puede estar dirigida específicamente a evitar la publicación de más memorandos de los extensos servicios diplomáticos y de seguridad de Gran Bretaña que ya han sido filtrados.
Basu también instó a los filtradores de los documentos ya publicados a “entregarse lo antes posible, dar explicaciones y afrontar las consecuencias”.
La filtración llevó a la dimisión del embajador británico Kim Darroch después de que el presidente Donald Trump dijera que su gobierno ya no trabajaría con el diplomático, quien criticó a Trump en los cables filtrados.
En los cables, el embajador británico calificaba a la Casa Blanca de Trump de “disfuncional, torpe e inepta”.
Trump respondió que Darroch era un “tonto pomposo” y vedó todo contacto de su gobierno con él.
Agencias