La democracia liberal y el Estado de Derecho viven momentos complejos en nuestro país, asechados por populismos, alta polarización y una creciente falta de gobernanza.
La necesidad de profundizar en más y mejor democracia constituyó un consenso durante el último proceso constitucional y, sin embargo, algunos de los sectores políticos que enarbolaban dichas banderas democráticas, hoy erosionan la institucionalidad y la misma democracia.
El último episodio lo constituye una iniciativa parlamentaria que busca cambiar las reglas del juego democrático según intereses coyunturales, eliminando la sanción de multa contemplada en la correspondiente ley orgánica constitucional, para todos aquellos que no concurren a votar y, con ello, eliminando de facto la obligatoriedad constitucional del voto.
Si bien ante esta extrema decisión el Gobierno toma cartas en el asunto y anuncia un veto, lo hace con “letra chica”, manteniendo el efecto buscado por la necesidad coyuntural de su sector. Aquello lo formularía manteniendo la obligatoriedad del voto, pero eximiendo de aquello a los electores extranjeros que cumplen los requisitos para votar.
La medida sigue siendo grave, ya que el cambio de reglas del juego lo es por medio de una flagrante inconstitucionalidad que lesiona la letra y el espíritu del art. 15 de la Constitución que expresamente señala que el voto en Chile es obligatorio y quienes incurran en su incumplimiento serán sancionados según la ley orgánica constitucional.
No queremos creer que para el Ejecutivo haya electores de primera y segunda clase, o que se quiera acallar a los más débiles de nuestro país, o que se haya abandonado la idea de solidaridad e igualdad en la participación política; probablemente hayan primado bajas razones electorales.
Hoy llamamos al Gobierno a respetar la institucionalidad, ya que lo que está en juego es el respeto a las reglas democráticas y los principios de representación y participación de quienes habitan nuestro territorio nacional.
Cuando se erosiona la democracia, se termina erosionando todo el Estado de Derecho y, con ello, los derechos de libertad e igualdad que este promete garantizar. (El Mercurio Cartas)
Soledad Alvear Valenzuela
Gonzalo García Palominos
Zarko Luksic Sandoval
José Ignacio Martínez
Gutenberg Martínez Ocamica
Abogados
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Zarko Luksic Sandoval
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