“POR NINGÚN MOTIVO” le escribió Cecilia Morel a su marido, el expresidente Sebastián Piñera, el pasado 27 de julio. Ese día se habían publicado los resultados de la encuesta CEP. En esta, el exmandatario subió 10 puntos (38%) en adhesión y bajó a 31% su nivel de rechazo. “POR NINGÚN MOTIVO” fue la advertencia de su mujer ante cualquier posibilidad de que el expresidente siquiera considerase competir por un tercer mandato.
Después de la CEP a Sebastián Piñera nunca más se le borró la sonrisa de la cara, dicen sus cercanos. Al parecer, el paso del tiempo habría obrado en la opinión de los chilenos sobre su gestión.
Un año y medio atrás Piñera entregó la banda presidencial a un joven Gabriel Boric que había sido uno de sus opositores más fieros. Salió de La Moneda tras cuatro años en los que tuvo que hacer frente al estallido social de octubre de 2019 y a la pandemia por Covid19 que paralizó y enfermó a los chilenos durante más de dos años (crisis económica mediante). Durante el estallido social, su popularidad cayó hasta los nueve puntos, pero terminó su mandato con 23%.
Fuera del poder, estuvo muchos meses casi sin aparecer, con el periscopio muy bajo, y fue hasta amenazado de una acusación constitucional y de presentar contra él querellas penales por violaciones a los derechos humanos por situaciones ligadas al estallido. Tuvo que rechazar una gran invitación que le llegó del extranjero porque antes de los seis meses de dejar el poder los presidentes chilenos no están autorizados para salir del país. Dice un amigo que el exmandatario optó por no pedir un permiso especial al Congreso para viajar. No estaba el horno para bollos.
CUARTEL GENERAL
En el intertanto, en 2022 se mudó a una gran y moderna oficina en el piso 18 de calle Vitacura, muy distinta a la noventera sede que tuvo por tantos años en la torre de Apoquindo 3000. Desde ese ambiente lleno de maderas, de colores beige, y de tintes de minimalismo, maneja sus operaciones.
Ahí están sus dos secretarias, su jefa de prensa, su personal de seguridad, el petit comité de las fundaciones Futuro, Tantauco, Piñera-Morel y Avanza Chile (la que alguna vez concibió su programa de gobierno).
Lo que no cambia, dicen quienes han estado allí, son las pilas de papeles impresos y de carpetas sobre su escritorio con todo lo que quiere entender o aprender. Las pantallas no son lo suyo.
Parcela su tiempo. Una hora a la semana se reúne con su hijo Sebastián y con el equipo del family office que se ubica en los pisos inmediatamente inferiores del mismo edificio de acero. Ahí ve cómo van los ingresos que le permitirán hacer mucho de lo que realiza en el resto de su tiempo. Ahí supervisa también cómo se puede multiplicar su fortuna que en sus buenos tiempos superaba los dos mil millones de dólares.
El expresidente dirige personalmente la Fundación Tantauco. Al sur de la isla Chiloé posee 120 mil hectáreas que las ha destinado para ser un santuario natural y de esto se ocupa junto a un equipo. Su hija Magdalena está a cargo de la Fundación Piñera-Morel que atiende niños con problemas de aprendizaje. Y Magdalena “Pichita”, la menor de los Piñera Echenique, dirige Fundación Futuro desde 1993, que fomenta el vínculo entre profesores y ciudadanos.
MIRANDO CHILE PROFUNDO
El estudio de las políticas públicas y el seguimiento de lo que está haciendo el Gobierno actual en su gestión, es algo que le quita el sueño. Lo sigue meticulosamente y nunca lo dejó de atender después de salir de La Moneda. Para esto se acompaña de excolaboradores y de expertos que incluso responden las dudas legislativas de parlamentarios del sector.
Siempre intenta, y a veces lo logra, intervenir en coordinar la unidad de Chile Vamos, la coalición de derecha. Y esta vez lanzó por la prensa su afición. Postuló la necesidad de una alianza similar a la que fue la Concertación en los 90 y 2000. Un grupo de partidos del centro hasta la derecha (incluidos Republicanos), para conquistar el poder y cambiar, a su juicio, lo que es la mala situación política y económica en que la actual administración tiene al país.
No hubo muchos adeptos a su propuesta, menos en el caso de la extrema derecha, Republicanos. Sin embargo, Piñera cree que el que funcione esto es solo cosa de tiempo porque cuando la Concertación se construyó, a fines de los años 90, ninguno de los partidos quería asociarse. Y terminaron con 17 partidos unidos. Así de optimista anda.
Y también energético: jugando tenis, subiendo los 18 pisos de su edificio de oficinas a pie, pedaleando en su casa y, de cuando en cuando, esquiando.
YENDO FUERA
Su actividad internacional es fecunda y la practica en varios formatos. Es invitado a eventos internacionales tan selectivos y espectaculares como Sun Valley (Idaho, EE.UU) donde asisten los billonarios de las tecnológicas como Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Sergey Brin, Bill Gates y Sam Altman (IA), entre otros.
Piñera fue quien organizó el Grupo Libertad y Democracia con ex presidentes (y otros presidentes en ejercicio) que defienden ideas liberales y de centro derecha como Mauricio Macri (Argentina), Iván Duque (Colombia), Guillermo Lasso (Ecuador), Mariano Rajoy y José María Aznar (España), Felipe Calderón (México), y Mario Abdo (Paraguay); entre otros. La secretaría ejecutiva del Grupo está en Chile y la ejerce el mismo Sebastián Piñera.
Ha sido invitado a dar charlas sobre la Amazonia (medioambiental), a recibir doctorados honorarios, y a asistir al Foro de Toja en la isla española del mismo nombre. Aquí acuden luminarias desde la política hasta el deporte y es liderado por el rey Felipe VI.
Su sueño es poder aceptar pronto alguno de los ofrecimientos de universidades extranjeras para trabajar como visiting professor e irse al extranjero unos meses con su mujer, sus cuatro hijos y parejas, y sus catorce nietos. Las alternativas para llevar a cabo esta aventura son la Universidad de Harvard (Boston), donde él mismo hizo su doctorado; la Universidad de Columbia (Nueva York); y Oxford en el Reino Unido.
El libro de memorias de su primera vida y de sus presidencias aún no lo comienza a escribir, aunque tiene todo documentado para hacerlo. Solo le falta el tiempo. Ha tenido que compensar destinando tiempo de calidad para la familia, a la que vio poco desde La Moneda. También usa las horas que le sobran para leer todo lo que no pudo en cuatro años.
LA MEMORIA
A Sebastián Piñera le brillan los ojos, dice un amigo. Siente que se sacó un peso de encima con este remonte en su popularidad tras la publicación de la encuesta CEP. A diario le preguntan si iría por una tercera presidencia de permitirlo la institucionalidad. También repite que está concentrado en ser un buen expresidente. Pero igual le brillan los ojos.
Chile no ha tenido un mandatario que haya gobernado tres períodos. Y todos saben que a Piñera le gusta competir y ganar. Quedó agotado, dicen, después de los cuatro años (2018-2022), pero también siente nostalgia. Y repite: “¡Hay tanto por hacer!”
“El presidente Piñera está muy preocupado en poner en perspectiva y valor lo que fue su gobierno y su liderazgo. Y tiene la amenaza no solo del oficialismo, sino también del mundo republicano que es muy duro con él”, dice Gonzalo Müller, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
Sobre los buenos números que obtuvo Piñera en la encuesta CEP, Müller cree que la política es contraste. Se evalúa al expresidente Piñera en el mal momento actual del gobierno. Si fuera positivo, la carga negativa contra ese gobierno (Piñera) probablemente se mantendría. El contraste lo termina favoreciendo”.
Roberto Izikson, gerente de Asuntos Públicos de Cadem, se explica el alza de la popularidad del antes alicaído expresidente con el mirar para atrás: “Hay varios factores que influyen en su alza en las encuestas. La perspectiva del tiempo permite evaluar de forma distinta, por ejemplo, cómo se gestionó la pandemia y valorarlo o también el efecto de recordación que tuvo el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)”. Izikson continúa con el cambio en el paisaje: “El fin del octubrismo, el triunfo del rechazo, el fin de la legitimidad de la violencia para conseguir cambios sociales, la caída de la primera línea, y la recuperación de Plaza Italia… Piñera se beneficia del beneplácito del tiempo, de la memoria”. Y, en medio de la crisis económica y política por la que atraviesa Chile, finaliza Izikson “un presidente de derecha es asociado a temas de seguridad pública y de economía, dos cosas ausentes en este gobierno”.
El proyecto de Constitución que aprobaron los expertos el primer semestre, autoriza hasta una reelección presidencial. Con ello, un tercer período de presidencia de Sebastián Piñera estaría descartado de plano. Sin embargo, falta que se vote el 17 de diciembre y que se apruebe ese borrador constitucional, resultado que aún es una completa incógnita.
Por mientras, hay un expresidente que actúa como expresidente, pero al que le brillan los ojos. (DF)