RN, El Federalista y Padres Fundadores

RN, El Federalista y Padres Fundadores

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Hace ya  doscientos treinta años, en medio de las turbulencias políticas y discusiones constitucionales que darían origen a la fundación de los EEUU,  un grupo de políticos y pensadores notables, se dieron a la tarea de provocar y orientar un debate  acerca de los principios que deberían gobernarlas,  entonces, trece colonias originales y que constituirían la nación más poderosa de la tierra en el último siglo

Se esforzaron por visualizar qué clase de país y qué clase  de sociedad iban a construir en el futuro y consideraron necesario proponerlo a los ciudadanos que habitaban ese territorio.

Lo hicieron a través de  los rudimentarios medios entonces disponibles.  Periódicos,   panfletos y carteles pegados en los muros permitieron a los vecinos, nacidos en América o inmigrantes,  la oportunidad de conocer, apoyar o discrepar de una propuesta que iba a gravitar definitivamente sobre sus destinos. Se sentían actores y directamente involucrados

Ese conjunto de escritos o manifiestos ha sido conocido hasta hoy como “El Federalista” y Hamilton, Jay y  Madison figuran también, entre muchos otros,  como  “Padres Fundadores“ de nuestra identidad doctrinaria, cuyo hilo conductor es la libertad, tanto política como económica y cultural.

Eran, efectivamente, “tiempos de fundación”

Hoy en Chile, la Nueva Mayoría gobernante  también tiene pretensiones de fundar un nuevo tipo  de sociedad, basada al parecer en la igualdad. No se trata de  tocar aquí el viejo dilema de “más libertad o más igualdad” pero sí  observar que, tarde o temprano, ese intento  conduce a un fracaso seguro pues todo indica que pretende “igualar hacia abajo”. Esa será una mala fundación.

Pero es,  equivocado o no,  un intento de fundación que les ha traído consigo un buen éxito electoral. Han diseñado una estrategia de “justicia social igualadora“ con un discurso de combate a la desigualdad y a los abusos y siguen ganando elecciones. No sería extraño que también nos endilguen a Sebastián Dávalos como “empresario abusador“ y muchos les compren la idea.

Y la centroderecha y, particularmente, Renovación Nacional ¿en qué está?

En el último tiempo,  los hechos más relevantes protagonizados son  la modificación de la Declaración de Principios de Renovación Nacional, el enredo Penta de la UDI y la declaración  en orden a cierta unificación.

¿Cuánto de todo esto ha pesado en forma realmente positiva y gravitante en favor de nuestro sector?  Juzgue cada uno.

Una buena parte de la comunidad  que no votó en las últimas elecciones,  tiene dos  sentimientos respecto de la política.

El primero, negativo, en cuanto a que no advierte la relación de una buena política con sus propias vidas. Le da lo mismo, “total, igual hay que trabajar“

El segundo, también negativo,  es simplemente de desprecio. “Son todos unos sinvergüenzas “

Ambos sentimientos se traducen y reflejan en el 61 % que no  votó en las últimas elecciones. Respecto de cuánto del 39%  que votó corresponde a nuestro  sector,  es cosa de ir a las estadísticas

¿Qué hacer al respecto?

Una posibilidad es mantener este statu quo y seguir haciendo lo mismo. En ese caso y conforme al concepto de Einstein (“no esperemos resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo“) no deberíamos hacernos grandes ilusiones

Otra, es una actitud  que, a partir de ciertos hechos aleatorios, como fueron los actos de corrupción de la Concertación, o la instalación del Transantiago  o podría ser en el futuro la Reforma Educacional, pudiesen volcar en nuestro favor al electorado. Es decir, confiar en nuestra buena suerte y en los errores del adversario.  Es poco.

También está la posibilidad de intentar nuevas formas de reagrupación del sector, sea bajo la forma de una Federación de Partidos o de un Partido único.

Frente a la comunidad  este último camino aparece como meramente mediático. Además, iniciado en el peor momento. La propuesta de unificación  de la centroderecha ha sido azotada por el  “Huracán Penta“ y la tormenta nos ha sorprendido tomados de la mano (o esperando tomarnos) con el principal protagonista del escándalo .

Criticamos a la Nueva Mayoría  por intentar repetir experiencias fracasadas de utopías igualadoras, pero nosotros seguimos repitiendo formas y prácticas políticas que nos siguen conduciendo a la derrota electoral  y seguimos siendo mal evaluados. ¿Estamos aprovechando ese enorme capital que significa tener “las mejores ideas y las mejores personas”, como nos gusta decir ?

Tenemos derecho a preguntarnos si acaso quienes han dirigido o dirigen a la centroderecha (no sólo a Renovación Nacional) están en condiciones y tienen la voluntad real  de delinear este camino verdaderamente distinto,  poniendo a la cabeza  siempre nuestras ideas y que no se limite a cambiar o agrupar de otro modo las mismas piezas en el tablero .

Es en ese sentido que nos está faltando ese moderno “El Federalista” que pueda ofrecer a la comunidad  un  “modelo de sociedad deseable de ser vivida“ que  haga  sentir a los electores  que la próxima vez no tendrán que levantarse temprano simplemente para ir a votar por candidatos a menudo impuestos,  sino que irán a jugársela por algo propio, por ese modelo de sociedad que desean.

Pero ¿cuál es ese modelo de sociedad que  estamos proponiendo? ¿Cuándo fue que lo propusimos a la comunidad?  ¿Por qué habrían de votar por nosotros?

Una Declaración de Principios en 1987 y una modificación en Noviembre de 2014 (ratificado por menos del 1% de los militantes) nos parece demasiada parquedad

No se trata de “andar predicando en las esquinas” pero la comunidad advierte y se crea una imagen de las instituciones según sus gestos reales. Nuestros gestos respecto de las tres situaciones o eventos mencionados no revelan imágenes de liderazgo. La resolución de Pucón muestra más bien que ya “no somos tan Pinochetistas como antes”, pero no muestra  lo que realmente somos.

Cuando cientos de miles de televidentes seguían la trasmisión de formalización de los controladores de Penta y otros personajes menores,  algunos pensábamos que la ciudadanía tenía la alternativa de abanderizarse, bien  con los imputados  (¿”emprendedores” ligados a nuestro sector?); o bien con la comunidad defraudada. Muchos de estos televidentes eran pequeños y medianos emprendedores de verdad, muy probablemente cercanos a nosotros, que pagan puntualmente sus tributos, pero que deben competir con quienes los evaden

Pensamos que es urgente que RN desarrolle una acción más explícita que la mera condena ética  al  escándalo. Hace falta  una mayor definición  y una mayor difusión de nuestra verdadera identidad

Pues, allí, no en las esquinas, hubo una oportunidad (todavía la hay) para que nuestro sector y nuestro Partido generase una inequívoca imagen de liderazgo. ¿Con cuál principio vamos  a estar? ¿Con el de la transparencia y de defensa de los defraudados (toda la comunidad honesta) o cerrando filas y construyendo unidad con quienes aparecen  ante la  opinión pública como los abusadores?

Ya sabemos lo que significó para nosotros competir durante veinticinco años por un cupo parlamentario dentro de un sistema binominal. Y hacerlo “a mano limpia”, mientras Penta colmaba  de fondos a nuestros competidores

¿Por qué no decir una palabra clara y orientadora, un gesto adecuado,  en el momento oportuno y con la fuerza de la  convicción, sobre muchas otras de materias que interesan a la comunidad,  que  permita convocar   a tanta gente que pide incesantemente un liderazgo honesto  y coherente encabezado por Renovación Nacional?

Este es sólo un ejemplo.

Sin embargo, las oportunidades seguirán presentándose. Y, si no se presentan, habrá que provocarlas, pero el Partido deberá cumplir a cabalidad la función que le asigna el Artículo 1ª de la Ley de Partidos Políticos y mostrar el camino que conduzca al bien común.

¿Cuál es la Doctrina Política de Renovación Nacional?

¿Es  que nos están faltando nuestros Hamilton, Madison, Franklin o Jay o es que los hay, pero están dedicados a “sus cosas particulares” (lo más legítimo del mundo), o a legislar, también muy legítimo, o a organizar sus futuras campañas electorales y no les queda tiempo para esta labor tan fundamental?

Creemos que ya son los tiempos. En caso contrario, la historia va a pasar por nuestro lado.

Napoleón dijo una vez que “cada soldado de su ejército tenía guardada en la mochila el bastón  de Mariscal”. Igual que los soldados de Napoleón, muchos militantes de Renovación Nacional tenemos el mayor respeto por las jerarquías, tanto estatutarias como políticas y, aún, meritocràticas de nuestro Partido.

Sin embargo, si esas jerarquías no asumen cabalmente lo que corresponde, tal vez sea tiempo que cada uno de los militantes de base y con cariño por la causa, saquemos desde las  mochilas nuestros bastones y comencemos a diseñar el camino que la centroderecha y,  particularmente Renovación Nacional, deberá recorrer en el futuro para construir esa sociedad “deseable de ser vivida” por  todos los habitantes de esta bendita tierra. (NP)

 

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