En los comicios salieron victoriosos la oposición, RN y Chile Vamos, los gobernadores regionales, los independientes fuera de pacto y la democracia, que se fortalece con niveles muy superiores de participación efectiva. Es evidente que en estas elecciones la dimensión habitual de plebiscito al gobierno de turno estuvo muy ausente, por la fragmentación de la oposición, la presencia de numerosas candidaturas independientes y la despolitización sin precedentes de la campaña municipal.
GANARON
1.- La participación.- Ésta era la primera elección de autoridades representativas de la historia de Chile con voto obligatorio. En el pasado lo era sólo para quienes voluntariamente decidían inscribirse en los registros electorales y ahora lo es para todos los mayores de 18 años, ciudadanos chilenos o extranjeros avecindados por más de 5 años en el país.
Participaron 13,1 millones de personas y 11,7 millones manifestó válidamente su opción para alcalde (en 2016 habían sido sólo 4,7 y en 2021 subió a 6,3 millones de votos válidos), 10,8 millones votaron válidamente en la primera vuelta de gobernadores regionales ((6,07 lo había hecho en 2021). En concejales la votación válida fluctuaba entre 4,5 y 6 millones, ahora se empinó a los 10,3 millones, poco menos en la elección de Cores (9,7 millones), pero muchos más que los 5,8 a 6,1 millones que votó en las 2 elecciones previas de estas autoridades.
En la segunda vuelta de gobernadores, que comprometió 11 regiones, la concurrencia disminuyó en menos de 276 mil personas, pero como hubo 913 mil votos válidos menos que en la primera vuelta, la participación efectiva aumentó en 657 mil votos, superando los 10,5 millones de votos.
La primera victoria, entonces, es para la democracia, que se fortalece con niveles muy superiores de participación efectiva. Y para las autoridades representativas, cuya legitimidad se ve incrementada significativamente por el importante incremento de los votos populares con que todas ellas son elegidas. Esto se vio reflejado particularmente en la elección de gobernadores, donde la participación fue 4,2 veces más que en 2021, lo que consolida a estas noveles autoridades y les otorga un peso incontrarrestable a la hora de demandar al gobierno central la continuación del proceso de traspaso de atribuciones y recursos.
2.- La Oposición.- Aunque fracasó en el intento de coordinarse para enfrentar unida las elecciones de autoridades uninominales (alcaldes y gobernadores) y perdió por ello la oportunidad de ganar la alcaldía en muchas comunas y la gobernación en un par de regiones, no sólo ocurrió lo que venía sucediendo invariablemente hace ya 4 procesos electorales municipales, que las fuerzas de gobierno retroceden y las de oposición avanzan, sino que le ganó claramente al gobierno en votos de alcaldes, gobernadores en primera vuelta, concejales y Cores, así como también en número de alcaldes, concejales y consejeros regionales, mientras que el gobierno el 27 de octubre sólo pudo exhibir una leve superioridad sobre la oposición en población gobernada por sus alcaldes y en gobernadores electos en primera vuelta (4 a 1). La elección se zanjó la noche del 27 con un resultado favorable a la oposición de 7 a 2, considerando todas las dimensiones de la elección. La segunda vuelta de gobernadores estrechó la ventaja opositora, pues el gobierno consolidó su ventaja en número de gobernadores (8 de sus filas y 2 independientes de centro de izquierda fuera de pacto) y sus autoridades regionales gobernarán una proporción considerablemente superior de chilenos que la oposición, que tiene imperio apenas sobre 26,2% de los electores del país.
3.- RN y Chile Vamos.- Cuando todo indicaba que Republicanos se convertiría en el primer partido de Chile en la votación de concejales, Renovación Nacional mantuvo el cetro creciendo del 12,9 al 15,5% de los votos y eligiendo 444 concejales. Aumenta significativamente su número de alcaldes y sube su votación en Cores, aunque llega segundo con 13,6%. Elige sus primeros gobernadores en las regiones de Arica-Parinacota y Los Lagos, y aunque perdió la alcaldía de Puente Alto, comuna que gobernaba desde 2000, recuperó La Serena y Quilpué, mantuvo Talca y Punta Arenas, y conquistó de manera inapelable Puerto Montt.
Por su parte, Chile Vamos elige más alcaldes que la lista de gobierno, la votación de sus 16 candidatos a gobernador (24,8%) supera a las 22 candidaturas del oficialismo (21,2%), en la votación de concejales el total de Chile Vamos (28,1%) más que dobla la votación de Republicanos, que muchos temían la igualara. Y con 96 Cores estuvo muy cerca de igualar la suma de todos los partidos de gobierno, que eligieron 100 consejeros regionales.
Se puede decir sin temor a equivocarse que Chile Vamos recuperó en estas elecciones la hegemonía del mundo opositor, hasta hace poco amenazada por el Partido Republicano.
4.- Los gobernadores regionales.- De los 13 gobernadores regionales que se presentaron a la reelección, 4 ganaron en primera vuelta, una sola no pasó al balotaje (Aysén, PS) y de los 8 restantes, fracasaron en el intento de reelegirse los dos demócratacristianos (Arica-Parinacota y Maule) y el gobernador de La Araucanía, única autoridad regional de los partidos de gobierno en 2021, hoy opositores.
Ésta será recordada sin duda como la elección de consolidación de las autoridades regionales elegidas en 2021, pues la gran mayoría de ellas afrontó exitosamente el riesgo y la incertidumbre que representaba para las autoridades vigentes el aumento explosivo de la concurrencia a las urnas generada por la obligatoriedad del voto.
5.- Los independientes fuera de pacto.- Mayo 2021, en el peor momento para las instituciones políticas, la condición de independiente pasó a ser un valor en sí mismo, se presentaron más candidaturas independientes fuera de pacto que nunca antes (525) y se batió el récor de alcaldes independientes (105). En esta vuelta había signos de recuperación del protagonismo de los partidos políticos, sin embargo, aumentaron a 686 las candidaturas independientes fuera de pacto y se eligieron 103 alcaldes independientes en el país, confirmándose su irrupción de 2021 e instalándose como un rasgo más permanente del panorama político territorial. De hecho, si en 2021 habían sumado 28,6% de los votos, ahora alcanzaron 30,4% de la votación.
También en gobernadores regionales, así como en 2021 habían ganado Miguel Vargas en Atacama y Rodrigo Díaz en Biobío como independientes fuera de pacto, ahora lo hicieron René Saffirio en La Araucanía después de derrotar a los candidatos de ambos bloques, y Claudio Orrego en la Región Metropolitana, cuyo triunfo categórico fue posible en parte por haber inscrito su candidatura independiente con patrocinios ciudadanos en lugar de ceder a la presión para concurrir en la lista del gobierno.
Debemos consignar, sí, que una parte importante de los alcaldes independientes mantiene identificación con algún sector político, al punto que algunos compitieron ayudados por la omisión de estos, como es el caso de Renca o San Joaquín para el oficialismo, u Ovalle para la oposición.
COLOFÓN
Aquí más que nunca se reafirma la manida expresión de que las elecciones nunca se ganan o pierden, sino que se explican. Porque no se trataba de una elección, sino de 16 elecciones de gobernadores, 345 de alcaldes, 2.251 de concejales y 302 de consejeros regionales, por lo que todos tienen alguna posibilidad de encontrar razones para alegrarse, pero incluso los victoriosos más indiscutidos también tendrán algún motivo para apenarse.
En esta columna y la anterior, no me referí por falta de espacio y de relevancia a lo ocurrido con los partidos de la fragmentación del oficialismo (FREVS, Liberales y Acción Humanista).
Es evidente que en estas elecciones la dimensión habitual de plebiscito al gobierno de turno estuvo muy ausente, por la fragmentación de la oposición, la presencia de numerosas candidaturas independientes y la despolitización sin precedentes de la campaña municipal.
A diferencia de lo ocurrido en los 4 procesos electorales municipales desde 2008 a 2021, cuando la elección se convirtió en ensayo general de la presidencial venidera y sus resultados absolutamente anticipatorios de ésta, las elecciones municipales y regionales de 2024 no modificarán, a mi juicio, las perspectivas presidenciales de ambos bloques.
Sólo se puede decir que la segunda vuelta de gobernadores regionales le servirá al gobierno para recuperar la alicaída moral de sus tropas y un incentivo a la unidad detrás de una candidatura presidencial y una sola lista parlamentaria para evitar el naufragio, mientras que a la oposición le será útil para tomar consciencia de que en democracia no hay elección asegurada y que no pueden continuar cometiendo errores si quieren confirmar la tendencia a la alternancia repetida ya en 4 elecciones presidenciales consecutivas. (Ex Ante)
Pepe Auth