«Sorpresa total», «conmoción», «terremoto»: esos fueron algunos de los términos que usaron los atónitos comentaristas de televisión rumanos la noche del domingo (24.11.24) cuando se conocieron los resultados de la primera ronda de las elecciones presidenciales. El ganador fue Calin Georgescu, un fundamentalista cristiano-ortodoxo de ultraderecha, casi desconocido en el mundo de la política, que admira a Vladimir Putin tanto como a los legionarios fascistas rumanos del período de entreguerras.
Georgescu, nacido en 1962, ingeniero agrónomo de profesión y sin partido, pero activo en la escena de la ultraderecha en Rumania desde hace varios años, obtuvo alrededor del 23 por ciento de los votos. Ni había llevado a cabo una verdadera campaña electoral, ni recibió apoyo de ningún partido u organización, ni sobresalía en las encuestas, ni tampoco estaba presente en los medios tradicionales. En cambio, en las últimas semanas sus contenidos en la plataforma TikTok se compartieron cientos de miles de veces.
La candidata Elena Lasconi, del partido reformista liberal progresista Unión Salvar Rumania (USR) obtuvo el 19,17 por ciento, y Marcel Ciolacu, actual primer ministro, líder del Partido Socialdemócrata (PSD) y favorito en las encuestas, obtuvo el 19,15 por ciento de los votos y quedó fuera del balotaje, previsto para el 8 de diciembre.
«COMENZÓ INVASIÓN DE RUMANIA»
El politólogo Cristian Pirvulescu afirmó en el canal de televisión Digi24 que los resultados electorales mostraron la gran brecha entre la clase política y la sociedad rumanas, ya que un tercio votó por «candidatos antisistema». Es una «gran señal de alarma”. Rumania está «a punto de caer al abismo”, afirmó.
El experto constitucional Ioan Stanomir habló de una «espiral de protesta impredecible” que se produce cuando la política tradicional deja el campo a extraños por «incompetencia y mediocridad”. El periodista Cristian Tudor Popescu, conocido por sus mordaces declaraciones, escribió en Facebook: «Esta noche comenzó la invasión de Rumania por parte de Rusia».
A FAVOR DE DEJAR LA UE Y OTAN
Georgescu trabajó en los ministerios de Medio Ambiente y Asuntos Exteriores. Y desde hace una década, se ha hecho cada vez más visible con publicaciones y declaraciones con opiniones y teorías de conspiración fundamentalistas cristiano-ortodoxas, de ultraderecha, antioccidentales y prorrusas.
Además, militó en el partido de ultraderecha AUR, pero lo abandonó por desacuerdos con su presidente, George Simion. Georgescu está bajo investigación penal, desde 2022, por glorificar el movimiento de legionarios profascista, cristiano-ortodoxo y antisemita, del período de entreguerras y llamó héroe al dictador rumano y aliado de Hitler, Ion Antonescu. En el contexto de Rusia y su guerra contra Ucrania, Georgescu dice que «Putin ama a su país» y que «la sabiduría rusa es la oportunidad de Rumania». Georgescu aboga por la salida de Rumania de la Unión Europea y de la OTAN.
POSIBILIDADES PARA CANDIDATA MODERADA
Tras haber ganado la primera ronda, Georgescu se dirigió a sus votantes con un breve mensaje cristiano-fundamentalista-nacionalista: el pueblo rumano «pidió la paz» con un «grito de sufrimiento», dijo. Y agregó que el pueblo rumano está experimentando «el renacimiento del coraje de ser rumano» y ha votado «para no ser obligado a arrodillarse, para no ser atacado, acosado y humillado».
Hay que esperar hasta el 8 de diciembre para ver si Georgescu gana la segunda vuelta. Su discurso es demasiado extremo para la mayoría de los rumanos, y es posible que muchos lo votaran como una forma de protesta.
La candidata en segundo lugar, Elena Lasconi, líder del partido Unión Salvar Rumania (USR) y alcaldesa de una pequeña ciudad del sur de Rumania, probablemente sea para muchos la alternativa más adecuada, con opiniones más moderadas y de centro.
GUERRA HÍBRIDA PERDIDA
El periodista Florin Negrutiu afirmó en el canal de televisión Digi24 que el resultado electoral es una «mala combinación de varios factores»: «un líder mesiánico, seguidor de Putin, los algoritmos de las redes sociales y las fábricas de bots».
Para el periodista Ion M. Ionita, «en Rumania, la política tradicional ha sido prácticamente eliminada. Somos el primer país en el que se ha perdido la guerra híbrida desatada en las redes sociales», afirmó. (DW)