Si Ud. entra por la puerta principal del Hospital Barros Luco de Santiago y sigue por sus pasillos, va a encontrar en una sala un enorme cuadro del profesor Dr. Arturo Tello, referente de la medicina pública chilena. Encontramos en la salud pública miles de ejemplos de entrega a la medicina como el profesor Dr. Tello al igual que del personal de la salud. Hago esta referencia porque, en general, hay un enorme respeto a los médicos en Chile.
Pero no debemos confundir medicina, que es sanar o herramientas para sanar enfermedades, con salud, que es equilibrio orgánico o ausencia de enfermedades. Los problemas médicos son solucionados por diversos especialistas de la medicina y en los problemas de la salud intervienen o debieran intervenir un conjunto multidisciplinario de especialistas entre médicos, enfermeras, matronas, tecnólogos, profesionales de la salud, arquitectos, ingenieros, economistas.
Aquí una primera reflexión, porque muchos de los problemas de la salud (no de la medicina) son originados por voluntarismos, improvisación, parches para solucionar problemas puntuales con una visión muy parcial. Salud es un problema complejo.
Se solicita aumentar los recursos para mejorar las listas de espera, pero no se habla de la gestión y de la modernización del Estado. Si Ud. es médico y opera un paciente con un cáncer ramificado, ¿qué hace?, ¿lo sigue interviniendo? En salud hemos aumentado en forma anual considerablemente los recursos muy por sobre el promedio de los países de la OECD y, según informes de la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda, el PIB en salud prácticamente se duplicó del 1,6% al 3,5% entre 1990-2012 y se proyecta un 6,8% para el 2050.
Según informes de la Subsecretaría de Salud, tenemos más de ochenta y cinco mil garantías Ges no cumplidas por el Estado. Organismos independientes como el Observatorio Fiscal mencionan que con solo mejorar la gestión se pueden obtener ahorros del 10% en los presupuestos asignados, y la Comisión de Productividad menciona que con solo aumentar el horario de los pabellones se puede aumentar la productividad un 47%, lo que puede incidir en forma trascendente en las listas de espera.
¿Aumentamos los recursos sin mejorar la gestión? ¿Seguimos operando al paciente con cáncer ramificado o vemos otras herramientas?
Entonces, lo que primero debemos hacer es modernizar el sector público, algo muy resistido por los gremios de la salud, y un ejemplo fue el importante programa de concesiones hospitalarias, iniciado con una visión de Estado por el expresidente Ricardo Lagos Escobar y que fue detenido por el Gobierno siguiente, lo que causó un atraso y perjudicó a los usuarios del sistema público.
La pandemia nos demostró que podemos trabajar en conjunto los sectores público y privado con un Ministerio de Salud rector de las políticas públicas en salud. Pero debemos modernizarlo con un ministro con visión de Estado, macroasesorado por un consejo consultivo multidisciplinario, incorporar las herramientas de la tecnología y administración modernas con vicepresidencias ejecutivas, hospitales con directorios y gerencias, concesionar toda la red hospitalaria, un sistema nacional preventivo en salud que también se puede concesionar con el objeto de enfrentar los graves problemas de obesidad infantil, alcoholismo juvenil, salud mental entre otros.
Otro aspecto que debemos enfrentar y avanzar en un concepto de la seguridad social moderna, donde el paciente debe estar al centro de toda política pública en salud. No importa el color del gato, sino que cace ratones, decía Deng Xiaoping, estadista chino, para justificar el milagro económico que sacó a más de cien millones de chinos de la pobreza. Aquí tenemos un problema, porque hay una vieja escuela de salubridad pública que tiene el concepto de que debe ser el Estado, por intermedio de sus seguros públicos, el que debe captar los pacientes, en un concepto de seguro único para que tengan acceso igualitario y oportuno a los seguros de salud. Me pregunto: ¿es esta una forma eficiente de asignación de recursos?
Los números son claros, con solo el 20% de las camas hospitalarias el sector privado atiende el 50% de todos los pacientes y la mitad de las consultas Fonasa en el sistema de libre elección. ¿Es viable eliminar el sistema privado en salud?, ¿mejora la atención a los pacientes el sistema único? Aquí hay un concepto muy ideologizado de asamblea universitaria, “salud igualitaria para todos”, concepto que todos compartimos, pero hay otras herramientas con que se puede conseguir un mejor objetivo.
Un sistema mixto con participación pública y privada con financiamiento directo de los pacientes y subsidios del Estado en una tabla de compensación de riesgo para que sea el paciente el que tenga la capacidad de elegir libremente el prestador, “de por sí” mejora la gestión.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar la inconstitucional sentencia de la Tercera Sala de la Corte Suprema, porque nuestro Código Civil establece que los fallos afectan solo a los incumbentes y no son de carácter general, como lo interpretó el Ejecutivo, situación planteada oportunamente por el Observatorio Judicial.
Este es un problema de larga data desde los años 2000, en que varios ministros de la Corte hicieron ver la conflictividad del sistema de reajustabilidad privado que nunca fue corregido por el Ejecutivo ni el Legislativo y dio origen la resolución del Tribunal Constitucional del año 2010, que judicializó el sistema y atochó de causas la Corte y traspasó el problema al Ejecutivo, produciendo un grave problema en toda la salud en Chile.
Soy escéptico en que se vaya a avanzar mucho en la solución de los problemas de la salud, por la oposición de los gremios a la modernización, el exceso de ideologismo, ausencia de una visión de Estado, falta de liderazgo político. Los problemas de la salud tienen un componente importante en la gestión. Es hora de que las asociaciones de enfermos, en especial los pacientes con cáncer, tengan un rol más activo. (El Mostrador)
Jaime Calderón Riveros