¿Se acabó el milagro?

¿Se acabó el milagro?

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La naturaleza no fue generosa con Luis Arce en la celebración del Año Nuevo Andino: estaba nublado en Tiwanaku al momento de recibir los primeros rayos de sol del día. Mala señal. Arce pidió “paz y tranquilidad” y “buenas cosechas”, después de hacer ofrendas a la Pachamama. ¿Será suficiente para salir de la crisis en Bolivia?

“No tenemos la plata que teníamos antes, el gas se ha agotado”, se lamenta Arce. Millones de bolivianos viven la angustia de ver cómo suben los precios, escasean los productos en los mercados y no hay dólares para importar artículos de primera necesidad. Hace tiempo que se sabe que la producción de gas ha mermado, que los hidrocarburos ya no son la principal exportación del país. “Volveremos a hacer exploraciones para ver si hay más”, prometió el Presidente Lucho. El litio todavía les da esperanzas. Mientras, se gastan millones de dólares en importar bencina y diésel para venderlo en el mercado interno a menos de la mitad del precio internacional.

Arce fue el arquitecto del “milagro” en época de Evo Morales, y se jacta de haber creado un “modelo económico social comunitario productivo”, que ha “demostrado al mundo que es posible el desarrollo con reducción de la pobreza y desigualdad en un contexto internacional adverso”, como dijo en San Petersburgo, donde se reunió con Vladimir Putin. Lástima que su modelo duró hasta que se agotaron los pozos nacionalizados en 2006, y ahora el gobierno enfrenta los efectos de la falta de inversión en actividades productivas, con una cuenta de gastos que no puede pagar, con un déficit fiscal que oculta, pero que ya siente la población, y casi sin reservas en el Banco Central.

No hay día en que no haya una movilización, sea de cocaleros, profesores, médicos, comerciantes o camioneros. Es un hábito enraizado en Bolivia. Cada gremio tiene sus propios intereses, pero los une el descontento por la economía. Hace más de un año que faltan dólares. El ambiente está agitado y el gobierno acusa a la oposición de provocar un clima ficticio de crisis para que termine en una “profecía autocumplida”. Un ministro denunció un intento de “golpe blando”, el nuevo concepto de la izquierda radical para victimizarse, como pasa con el lawfare.

La situación política no está fácil para Arce, porque a la oposición “tradicional” de centroderecha se suma Evo, quien lidera una fracción poderosa del MAS que le arrebató la mayoría en el Legislativo y lo acusa de destruir la economía. Todo, porque quiere volver a ser Presidente. Quizás para evadirse de estos problemas, Arce se enfoca en las relaciones exteriores. Busca formalizar su ingreso al Mercosur y unirse a los BRICS. En su afán antinorteamericano, coincide con Venezuela, viaja a Rusia y firma acuerdos con Irán, los que inquietan por las eventuales repercusiones en la seguridad regional. Nada de eso resolverá sus problemas, que radican en un modelo fracasado que ni la Pachamama ni el Tata Inti ni la Mama Paxi, a quienes también invocó en Tiwanaku, podrán salvar. (El Mercurio)

Tamara Avetikian