Un enemigo que ni siquiera podemos ver a simple vista transformó el comportamiento mundial completo en meses. Parte de esta transformación nos ha servido para reevaluarnos y replantearnos frente a un futuro incómodamente incierto, pero al mismo tiempo nos prepara, con bastantes enseñanzas de un camino recorrido, hacia lo que se nos viene.
Ciertamente son muchos los que se han sentido como si los hubiese revolcado una ola, atorados y todavía tratando de salir del agua mientras se vuelven a orientar. Muchos emprendedores se han visto afectados de esta manera, especialmente quienes se desenvuelven en rubros fuertemente golpeados como la gastronomía, el turismo, los eventos, la hotelería y el comercio en general. Y con mucho dolor, después de haber levantado y sostenido un negocio, han debido bajar el telón para siempre.
Enfrentarse, entonces, a la opción de partir de cero nuevamente, les hace sentir pánico y agotamiento de volver al primer escalón, pero ¿es tan así? La mayoría de quienes optan por partir de nuevo no lo hacen desde cero, más bien lo hacen desde un conocimiento previo sumamente valioso.
Lograr iniciar una empresa o negocio y hacerlo funcionar conlleva una cantidad de aprendizajes invaluables que no se pierden así como así, ni siquiera en escenarios tan adversos como una histórica pandemia mundial. Como emprendedores, el camino recorrido nos permite entender el funcionamiento de las cosas, disminuir los riesgos a futuro, fracasar menos, adquirir un entendimiento aplicable a segundas o terceras oportunidades. Creo (y espero) que venga una segunda ola, pero una segunda ola de nuevos emprendedores. De esas personas resilientes que vuelven a levantar sus negocios alicaídos o parten con uno nuevo, pero protegidos con una vacuna inigualable: la experiencia. Podríamos decir que los emprendedores enfrentarán este nuevo desafío con una inmunidad muchísimo más robusta. Porque ya saben por dónde empezar, por dónde seguir, dónde no volver a caer, y probablemente ya saben también cómo adaptarse a circunstancias inciertas como la que estamos viviendo y que tanto nos ha enseñado.
¿Debería entonces ser más fácil volver a levantarse o no? Tal vez ahora es un buen momento para reflexionar cómo estamos, cómo nos enfrentamos a esta incertidumbre y a dejar de dar por hecho un futuro descrito, y adaptarnos a transformaciones constantes que no se pueden evadir. A concientizar que podemos rearmarnos mucho más rápido con las herramientas que hemos adquirido en el camino de la experiencia. Puede ser una instancia para preguntarnos; ¿si tuviese que partir hoy de nuevo, cómo aplicaría todo lo que aprendí cuando me revolcó la primera ola?
La contingencia nos obliga a analizar que al final, el Covid nos está dando la oportunidad para recoger lo que hemos sembrado como emprendedores y que gracias a eso podemos “surfear” mejor una segunda ola (incluso una tercera). (DF)
Camila Sánchez