Las candidaturas presidenciales del oficialismo han derivado en un cuadro totalmente incomprensible. Eso cuando las recientes primarias mostraron que el Frente Amplio es una fuerza política de alcance limitado y que su espíritu reformista radical no moviliza al grueso de los votantes.
Por lo mismo, no tiene sentido que la Nueva Mayoría se izquierdice y que proclame la continuidad de las reformas del actual gobierno, que no gozan del favor ciudadano. La lógica aconseja buscar el centro y mostrar mesura, que no es lo que ha declarado Alejandro Guillier y no se le divisa un ánimo de cambiar su postura.
Por otra parte, dos encuestas recientes indican que Beatriz Sánchez dio alcance al candidato de la Nueva Mayoría (en una hay un empate técnico y en otra lo supera). Si bien estos sondeos son cuestionables por contrariar la evidencia que fluye de las primarias, se pueden ver como el reflejo de que algo está sucediendo, que no sería tanto el crecimiento de Sánchez como el deterioro de Guillier. Esto, por lo demás, ya lo habían indicado anteriores sondeos. Entonces, es imperativo rectificar. Y sin duda hay una falla en el desorden interno en la campaña y en la ausencia de claridad en las ideas. Es decir, que la teoría de la candidatura ciudadana y horizontal que se arma sola no está sirviendo. La mejor prueba de ello fue creer que la gente iría sola a las notarías a patrocinar al candidato. No es así, el “diálogo con la gente” no basta, hay que llevarlos a firmar. Y para esto es útil una máquina aceitada, sobre todo cuando el tiempo escasea, que la tienen los partidos.
Personalidades de la Nueva Mayoría le han pedido al candidato que nombre un “generalísimo”, que en buen chileno significa que se ordene y que haya una estructura, liderada por alguien con experiencia, que haga funcionar las cosas. Pero lejos de rectificar, Guillier insiste en la independencia y rechaza hacer un nombramiento así. Dice que si no les gusta, que se busquen a otro. Y no es primera vez que plantea que se puede retirar y que no sería tan dramático para él que suceda. Todo esto ha ido provocando una desafección, tanto que el senador Girardi se permitió calificarlo como un “castigo” para el sector.
A su turno, la DC tampoco hace las cosas bien. Porque la posibilidad de que en la NM le hagan caso a Guillier y busquen a otro, no se puede descartar. Sería la gran oportunidad de su candidata, a pesar de que le ha costado despegar, ya que no se ve que alguno nuevo esté disponible. Sin embargo, se dice que internamente en el partido hay quienes le “están aserruchando el piso”, fundamentalmente entre candidatos parlamentarios que temen por su propia elección. Incomprensible, porque ¿acaso alguno piensa a esta altura que sacarse la foto con Guillier le asegura algo? Para mayor confusión, se está evaluando hacer lista parlamentaria común con los radicales, lo que significa que algunos en ella pondrán la foto de Goic y otros de Guillier, lo que los terminaría enfrentando y difícilmente sumaría, que es lo propio de una lista. O quizás, sería la antesala del abandono de hecho de las candidaturas de ambos.
Es que la sensación de derrota parece estarse instalando y contra eso no hay mucho qué hacer. (La Tercera)
Axel Buchheister