La filial suiza del banco británico HSBC permitió a sus clientes más ricos evitar los impuestos europeos y, en connivencia con algunos, ocultar las cuentas no declaradas a las autoridades fiscales de sus respectivos países, según revela una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) publicada por varios medios de comunicación, como el rotativo británico The Guardian, la cadena pública de Reino Unido BBC, el diario israelí Haaretz, el argentino La Nación, el francés Le Monde, el alemán Süddeustche Zeitung y el español El Confidencial.
La investigación -en la que han colaborado 140 periodistas de 45 países distintos- incluye 60.000 ficheros con información sobre más de 106.000 clientes de 203 países a los que la filial suiza administró más de 100.000 millones de dólares en capital (unos 88.200 millones de euros). El trabajo de investigación parte de los archivos de las autoridades fiscales francesas obtenidos por el diario Le Monde, que ha compartido la información con el consorcio periodístico.
En 2010, según el consorcio, las autoridades francesas compartieron el resultado de su investigación con otros gobiernos, incluidos los de España, EE.UU., Italia, Alemania, Grecia, India, Bélgica y Argentina.
En muchos de esos países ya se han iniciado procesos judiciales contra la actuación del banco, como en Francia y Bélgica. Pero en otros -recuerda ICIL-, como en Reino Unido, se ha reducido mucho el alcance de las investigaciones, y en Grecia, por ejemplo, la documentación (que incluía cuentas del entonces ministro de Finanzas y de su familia) permaneció oculta hasta que fue publicada en 2012 por una revista del país.
Según el ICIJ, el sistema del HSBC sirvió a «regímenes como los del expresidente de Egipto Hosni Mubarak, el expresidente de Túnez Ben Ali o el actual presidente de Siria, Bachar Al Asad», así como a criminales, traficantes de armas, políticos y personalidades del mundo del cine, la música o el deporte.
También menciona al piloto Fernando Alonso, el empresario Flavio Briatore, el futbolista Diego Forlán, Mohamed VI de Marruecos, Abdalá II de Jordania, los actores Christian Slater, John Malkovich y Joan Collins, el músico Phil Collins, los cantantes Tina Turner y David Bowie, el tenista Marat Safin, el modisto Valentino, la modelo Elle MacPherson, el fotógrafo Helmut Newton y el banquero Emilio Botín, estos dos últimos ya fallecidos.
El consorcio periodístico destaca los 12.600 millones de dólares en cuentas a nombre de diversas instituciones del Gobierno de Venezuela, mientras que el diario La Nación -integrado en el proyecto del ICIJ- informa de que el contable argentino Miguel Gerardo Abadi, -radicado en Londres y mánager del fondo Gems Finance Limited- gestiona la mayor fortuna de las cuentas del HSBC en Suiza. Abadi llegó a operar hasta 1.100 millones de dólares entre sus 65 cuentas registradas en la entidad entre 2006 y 2007, según el rotativo argentino.
Como ejemplo de los clientes vinculados al tráfico de armas, el consorcio cita a Aziza Kulsum, más conocida como Madame Gulamali o la Reina del Coltán, señalada por la ONU como clave en el comercio ilegal de ese mineral en República Democrática del Congo y una de las personas que financió la guerra civil de Burundi en los años 90.
También menciona a la empresa Katex Mines, utilizada por el Ministerio de Defensa de Guinea Conakry para enviar armamento a los rebeldes de Liberia durante la guerra de 2003.
Casi 2.000 clientes del HSBC que aparecen en los archivos filtrados están vinculados al sector del diamante. Entre ellos figura Emmanuel Shallop, condenado por los denominados diamantes de sangre, es decir, los extraídos en zonas en guerra y cuya venta proporciona fondos a los combatientes para continuar el conflicto.
Según el ICIJ, los documentos filtrados demuestran que el banco estaba al tanto que, cuando le ayudaban con sus cuentas, Shallop estaba siendo investigado por Bélgica. «Hemos abierto una cuenta de empresa para él con sede en Dubai. El cliente es muy prudente en este momento porque está bajo presión de las autoridades fiscales belgas, que están investigando sus actividades en el área del fraude fiscal de diamantes», se lee en una cita reproducida por el consorcio.
Los datos filtrados por ICIJ proceden de tres tipos distintos de archivos internos del banco: unos reflejan los nombres de clientes y sus cuentas privadas en la entidad desde 1988 a 2007, otros son resúmenes de las cantidades máximas de clientes durante 2006 y 2007 y el último tipo son apuntes de empleados del banco sobre clientes y conversaciones con ellos durante 2005.
En esas conversaciones, según el consorcio, se aprecia un comportamiento «cuestionable, como el de los banqueros aconsejando a sus clientes sobre las diferentes formas de eludir el pago de impuestos en sus países de origen, y a los clientes contando a los banqueros que no han declarado sus cuentas».
Según señala ICIJ, «entre los clientes que tuvieron cuentas en HSBC en Suiza hay políticos y ex políticos de Reino Unido, Rusia, Ucrania, Georgia, Kenia, Rumanía, India, Liechestein, México, Líbano, Túnez, República Democrática del Congo, Zimbawe, Ruanda, Paraguay, Djibuti, Senegal, Filipinas y Argelia», según el consorcio.
Muchas cuentas están a nombre de empresas con sede en paraísos fiscales, como Islas Vírgenes o Panamá, y miles de ellas aparecen nombradas con cifras y sin identificaciones personales.
En respuesta a estas informaciones, la matriz británica de HSBC ha admitido este domingo fallos en su filial en Suiza. «Admitimos los fallos en el control y el cumplimiento [de las normas bancarias] y somos responsables por ello», ha reconocido el banco en un comunicado.
HSBC ha alegado que su negocio suizo procede de la compra en 1999 del banco privado estadounidense Safra Republic Holding, que no se integró plenamente en su estructura y al que se permitió «mantener estándares y culturas diferentes».
«Admitimos que la cultura de cumplimiento y los estándares de diligencia exigidos en el banco privado en Suiza del HSBC, al igual que en el conjunto del sector, eran significativamente más bajos que ahora», reconoce el banco en un comunicado, donde también señala que, «en esa época, HSBC funcionaba de una forma más descentralizada que en la actualidad, y las decisiones se tomaban con frecuencia en cada país».
HSBC ha explicado que la banca privada suiza siempre se ha conocido por su carácter secreto, y que esta manera de operar en el pasado se ha podido traducir en que HSBC Suiza haya podido tener «cierto número de clientes que no han cumplido plenamente con sus obligaciones fiscales».
Sin embargo, ha destacado que su filial helvética ha sufrido «una transformación radical» que se inició en 2008 y se profundizó a partir de enero de 2011, con la llegada de un nuevo equipo que reestructuró la entidad y su forma de gestión y dirección. Esos cambios han llevado a la entidad a reducir un 70% la base de clientes de su filial suiza, al pasar de las 30.412 cuentas que mantenía en 2007 a las 10.343 de finales del año pasado.
Además, la entidad asegura que está cooperando con las autoridades en la investigación abierta sobre los períodos analizados.
Los datos revelados por el CICJ parten de documentos obtenidos de las autoridades fiscales francesas por el diario Le Monde, una investigación que tuvo como punto de partida la filtración de 2008 de Hervé Falciani, un exempleado del HSBC en Suiza que descargó la información de las cuentas de miles de clientes a finales de 2006 y principios de 2007.
Suiza ha acusado a Falciani de espionaje industrial y violación de las leyes de secreto del país, mientras que en varias entrevistas concedidas antes de las revelaciones del CICJ, el confidente se ha declarado como un denunciante que trata de ayudar a los gobiernos a rastrear a ciudadanos que utilizan cuentas en Suiza para evadir impuestos.
Hervé Falciani colabora desde 2009 con la justicia de varios países, a las que está aportando información -que consiguió cuando trabajaba en la filial suiza del banco HSBC- sobre más de 130.000 supuestos evasores fiscales que podrían tener dinero en bancos suizos.
EN CHILE
El Servicio de Impuestos Internos (SII) solicitó a Francia la información de 428 clientes chilenos que tienen una cuenta en la sucursal suiza del banco HSBC para verificar que hayan declarado sus ingresos y hayan pagado todos los tributos que correspondan.
Según lo publicado por Ciper, la lista contiene un número importante de chilenos con alto patrimonio. Según los montos y su notoriedad pública, el medio digital consignó que la lista dada a conocer la integran, entre otros, Andrónico Luksic, José Yuraszeck, Ricardo Abumohor, Óscar Lería, Álvaro Saieh y José Miguel Gálmez. Fuera del ámbito empresarial, también figuran familiares e hijos del reconocido animador Mario Kreutzberger.
El medio, sin embargo, especificó que en la información disponible sobre chilenos no encontró evidencias de ilegalidades, y que los registros disponibles se refieren a un periodo específico. Además no entregan detalles de cómo salieron los dineros de Chile o de otro país, o de si en el extranjero generaron dividendos u obtuvieron intereses.
Por lo tanto, el SII investigará los 467 millones de dólares que acumularon las cuentas vinculadas con Chile entre 2006 y 2007 y cotejará la información de estos registros del HSBC con las declaraciones tributarias de los contribuyentes. (RTVE.es-El Dinamo)