Sistema político y electoral

Sistema político y electoral

Compartir

Durante las últimas semanas, en la Convención Constitucional y en la opinión pública se ha discutido sobre la mantención del sistema presidencial, atenuarlo o indirectamente transitar hacia un parlamentarismo encubierto, buscando resolver con ello la crisis de gobernabilidad que nos ha afectado.

Sin embargo, poco se ha debatido sobre por qué el actual sistema presidencial ha sido incapaz de resolver los conflictos entre la Presidencia y el Parlamento, en especial durante la última década, generando tensiones, conflictos y bastantes ineficiencias en la gestión gubernamental.

Para mí, sus causas, entre otras, son principalmente dos: el sistema electoral y las fechas de las elecciones parlamentarias.

El retorno a distritos que elige una pluralidad de diputados mediante un sistema proporcional con cifra repartidora genera, por sus tamaños, una mayor desconexión con los electores, más aún si algunos de ellos son electos con ínfima votación individual.

A ello se agrega que la fecha de su elección coincide con la primera vuelta de la elección presidencial, en que cada candidato presenta su propia lista al Parlamento, con una pluralidad de postulantes, fomentando el multipartidismo y una exagerada fragmentación que impide la existencia de coaliciones estables.

Así, el Presidente electo en la segunda vuelta asume con una composición del Parlamento predeterminada, que no guarda necesariamente relación con su programa electoral, y que afecta su gobernabilidad con los conflictos y tensiones que hemos vivido durante estos últimos años.

Más que defender un régimen presidencial o semiparlamentario, mi preocupación es que el sistema político asegure gobernabilidad y fortalezca la presencia de partidos políticos fuertes, democráticos y de gestión transparente que puedan conformar coaliciones de gobierno para asegurar su gestión. Mi propuesta:

Una Cámara de Diputados o Representantes por distritos unipersonales, que cada 10 años sean determinados y reorganizados según el número de su población en base al censo nacional. Si somos 20 millones de habitantes y queremos una Cámara de 200 miembros, cada distrito debería tener 100 mil habitantes.

El diputado o representante deberá ser elegido por mayoría absoluta y si no la alcanzara, debería haber una segunda vuelta entre las tres primeras mayorías de cada distrito, lo que favorecería el armar coaliciones o pactos para la segunda vuelta.

Un Senado representativo de las regiones en que cada una, independientemente de su número de habitantes, elegiría dos senadores por períodos de ocho años, pero cada cuatro años se elegiría uno de los senadores con el mismo sistema de doble vuelta antes indicado si ningún candidato saca un voto más que el 50% de los votos válidamente emitidos.

Las elecciones del Parlamento deberían realizarse dos meses después de electo el Presidente de la Republica en primera o segunda vuelta, lo que favorecería la campaña del nuevo Presidente para elegir un Parlamento que respalde su programa de gobierno, conformando los pactos o coaliciones que considere necesario para su gestión de gobierno para la primera o segunda vuelta de la elección parlamentaria. (El Mercurio)

Jaime Ravinet

Dejar una respuesta