La evolución de los seres humanos ha tomado unos 4 millones de años, desde el homínido que surgió en África, llamado austrolopitecus. Este sería el ancestro original de los modernos seres humanos. Tras él, hace 2 millones de años, surgió el homo erectus, el cual se puso a caminar y se expandió desde África a Asia y Europa. Su posterior evolución fuimos los homo sapiens, todos nosotros, hace unos 300.000 años. Esto es, los homo sapiens de entonces tenían el mismo ADN que el actual.
Pero lo que atrapa mi atención es que hace unos 10.000 años terminó la última glaciación, fenómeno planetario del que sabemos poco, pero que ha sido reportado por científicos franceses, y que ha ocurrido por lo menos en cinco oportunidades en el pasado. Al parecer fueron producidas por una milimétrica inclinación del globo terráqueo.
La última glaciación terminó hace unos 10.000 años; antes de eso, los seres humanos idénticos a nosotros se protegían del frío, de los animales feroces e incluso de otros seres humanos en cavernas.
Cuando descubrieron que el frío se estaba retirando, decidieron salir de sus cavernas a buscar la luz del sol, a instalarse en valles donde corría el agua y donde podían cazar y dedicarse a la agricultura. Amaban el riesgo, y eso en miles de años no cambió. Los homo sapiens aman el riesgo. Eso mismo nos llevó a conquistar la Luna hace unos 50 años, sentados en una bomba-cohete para vencer la fuerza de gravedad.
Hace pocos días vi una producción de Disney, arrastrado nuevamente por mi hijo pequeño, de hace unos 7 años, “The Croods”. Una familia de cavernícolas que decidió abandonar la caverna, para buscar otra vida. Una familia como las que existen hoy, y que se enfrentaron a los peligros de salir de su encierro forzado por la glaciación, tal como también le ocurrió a sus ancestros.
Discusiones y peleas entre ellos, tal como ocurre hoy. Los más débiles, ni siquiera los más viejos, querían volver a la caverna. Hasta que el líder se plantó firme: “Yo no quiero volver a la oscuridad, quiero encontrar la luz, quiero seguir buscando otra vida”… y siguieron.
Hoy los mismos homo sapiens que vivimos en Chile tenemos que buscar la luz, no queremos volver a las cavernas, y tomaremos todos los riesgos que sea necesario para aumentar el bienestar de nuestras familias en los valles fértiles de nuestro maravilloso país.
Mario Vargas Llosa dijo una vez en una concurrida conferencia que la regularidad más importante de los seres humanos, a través del tiempo, era la represión, la dictadura y el hambre, pero que la libertad siempre emergía con fuerza para llevarlos a buscar mejores destinos en la sociedad que habían creado, tal como les ocurrió, a los homo sapiens de las cavernas. (El Líbero)
Alejandro Alarcón