La líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, quien sucedió a la actual Canciller, Angela Merkel, al frente del partido en diciembre de 2018, anunció este lunes que no se postulará a la Cancillería y su intención de renunciar a la presidencia de los conservadores.
Según medios locales, Kramp-Karrenbauer, llamada popularmente AKK por sus iniciales, comunicó a la dirección del partido, reunida este lunes, que «no tiene el objetivo de ser candidata a la Cancillería alemana», justificando su decisión por la tentación de un sector del partido de aliarse con el movimiento de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
También, explicó que renunciará a la presidencia de su partido CDU. Luego, subrayó que la «presidencia del partido y la candidatura en la carrera hacia la Cancillería deben estar en manos de la misma persona».
El anuncio de Kramp-Karrenbauer llega pocos días después del terremoto político que desató en Alemania la elección en la tercera vuelta como jefe de Gobierno del estado federado de Turingia de un candidato liberal con el apoyo de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y de la CDU, quien finalmente se vio forzado a dimitir tras las presiones de la propia Angela Merkel.
Según medios locales, AKK señaló hoy durante la reunión con su partido que «existe una relación no resuelta de partes de la CDU con la AfD y la Izquierda», al tiempo que subrayó estar «estrictamente en contra» de cualquier tipo de cooperación con estos dos partidos.
Las reacciones de los dos partidos aludidos no se hicieron esperar, en particular la de los ultraderechistas, que ven con buenos ojos el anuncio de renuncia de Kramp-Karrenbauer. Reacciones de los partidos políticos AKK «no ha podido imponer la política que practica dentro de su formación de aislamiento de nuestro partido democrático y ciudadano, y eso es bueno», declaró el presidente honorario de AfD, Alexander Gauland.
Agregó que es «totalmente irracional y lejano a la realidad no querer cooperar a largo plazo con la AfD», algo que las bases de la CDU «han entendido hace tiempo», al tiempo que culpó a AKK de abocar al caos a la su partido «con su rumbo aislacionista».
En tanto, La Izquierda, aglutinadora de poscomunistas y disidentes de los socialdemócratas, advirtió con la anunciada renuncia de AKK de un giro a la derecha de la CDU. «El mérito de AKK es que mantuvo la frontera de la Unión hacia la derecha y así el espíritu de la Unión», declaró la presidenta de La Izquierda, Katja Kipping, quien pronosticó que la lucha por la sucesión de Kramp-Karrenbauer será «una discusión sobre la orientación» del partido.
Si asume el cargo Friedrich Merz, quien en diciembre de 2018 perdió frente a AKK -esta obtuvo el 51,8 % de los votos en el partido frente al 48,2 de Merz- en la lucha por la sucesión de Merkel, «entonces la CDU se aliará pronto con la AfD», advirtió.
El escándalo de Turingia rompió un tabú en la historia política alemana de posguerra: el rechazo a cualquier tipo de colaboración con la extrema derecha por parte de los partidos tradicionales.
Por otra parte, Kramp-Karrenbauer, que además de presidir el partido es ministra de Defensa, señaló que tiene intención de permanecer en este cargo siempre y cuando cuente con el apoyo de su formación y del grupo parlamentario. Según fuentes próximas al partido, Merkel apoyó explícitamente el deseo de Kramp-Karrenbauer de mantener la cartera y le expresó su agradecimiento. (Emol)