Estas ideas las escuché del Grupo Enel, que en el Viejo Continente había comenzado una cruzada para hacer de las energías renovables no convencionales una realidad.
Estaban empeñados en traer al país estas nuevas energías limpias y yo pensaba que estas eran cosas del futuro, en las que Chile podría servir casi como un laboratorio, a pesar de que aquí teníamos la radiación solar y la fuerza del viento necesarias para generar energía a gran escala.
Solo han pasado 10 años y ahora entiendo claramente que esa apuesta por las energías renovables iba mucho más allá de un plan piloto o una prueba para ver si resultaba. Era una visión y una apuesta por el planeta, organizada, justa y responsable, que tenía como correlato terminar con las energías contaminantes, partiendo por la que se produce con carbón.
Es verdad, no podemos pretender mejorar el mundo y limpiar el planeta sin una apuesta clara, arriesgada y, algunas veces, incomprendida por una nueva tecnología.
No podíamos quitar las fuentes generadoras en base a combustibles fósiles si antes no habíamos avanzado por el camino de la energía renovable, invirtiendo en nuevas opciones, trayendo a Chile innovación, apostando por los emprendedores, poniendo diversas tecnologías a prueba; a veces equivocándonos y sabiendo pedir perdón para volver atrás en búsqueda de nuevos caminos, amigables con el entorno y las comunidades.
Hoy, agradezco esta apuesta por las energías renovables, que nos permiten hacer una transición energética justa y responsable hacia las energías limpias y renovables. Responsable con nuestros clientes, con el abastecimiento de las familias, de los pequeños y grandes comerciantes y de las industrias que mueven a nuestro país. También justa con nuestros colaboradores, con las comunidades que nos rodean y con el planeta.
He sido testigo de cómo estas plantas que creí simples ensayos se han transformado en plantas productivas, que compiten y son rentables, que pueden generar energía y reemplazar la generada con carbón, para poder solucionar problemas como los que han vivido Coronel y Tarapacá.
Después de tres años de haber firmado el Plan Nacional de Descarbonización, cumplimos nuestro compromiso, casi dos décadas antes de lo programado. Al cerrar Bocamina II, somos la primera empresa en terminar con la generación a carbón y seguimos construyendo plantas renovables que nos permitan aportar más energía al país. (El Mercurio)
Herman Chadwick Piñera
Presidente de Enel Chile