Tiempos para corajudos(as)

Tiempos para corajudos(as)

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En esta discusión constitucional, la política se juega mucho de su futuro. El país no resiste seguir en un vacío constitucional que dura ya diez años, caracterizado por expectativas decepcionadas, absurdos que llaman al rechazo y ahora, hastío con la política. Necesitamos un proyecto común que motive aprobación ciudadana en el plebiscito de diciembre. Una propuesta que no sea la identidad exclusiva de algunos, para que pueda ser de todos. Un “todos” que exige ceder, para no terminar en otro fracaso de la política, al dejar cuestionado el tema constitucional.

La coyuntura exige agallas de sus protagonistas políticos. La conmemoración de los 50 años nos dejó un país muy polarizado, donde los acuerdos se hacen cuesta arriba. Para peor, son tiempos donde este vacío constitucional ha convivido y en parte provocado, una situación nacional caracterizada por estancamiento económico, inseguridad pública ante delincuencia y terrorismo, una justicia desprestigiada y urgencias de nunca acabar en pensiones, salud y educación.

Sin embargo, también hay razones para la esperanza. El acuerdo del Senado fue tonificante frente a tanta falta de grandeza. Y en encuestas se valora a aquellos ex presidentes que a juicio ciudadano han sido promotores de acuerdos -Bachelet y Piñera- mientras se castiga a quien ven polarizante. La población quiere acuerdos, sabe o intuye que los necesita.

Los pasos dados en estos días desde Chile Vamos, buscando entregar señales de acuerdos al oficialismo, es prueba de coraje; de poner a la nación chilena por encima de identidades partidistas. Veo también en figuras republicanas señales que dejan atrás torpes lógicas de aplanadora abriéndose a acuerdos; como en rodeo, migraciones o derechos laborales. El inmediato respaldo de Evelyn Matthei, refuerza esa disposición.

Pero también es tiempo para bravos en el oficialismo. La izquierda refundacional que apuesta a la desestabilización ya comenzó a anunciar su voto de rechazo en diciembre, antes de conocer siquiera el texto que se votará. Es un desafío para la izquierda democrática mostrar ante la ciudadanía, voluntad equivalente de acuerdo.

Un rechazo en el plebiscito de diciembre dejaría a la política en lo más hondo de su desprestigio. Apostar a que una parte de la política podría sacar ventajas del desacuerdo es suicida. Todos se hundirán más. Solo ganarían los enemigos de la democracia.

Los días que vienen son decisivos. La voluntad de acuerdo debe transparentarse públicamente y con urgencia, porque se acaba el tiempo para hacer conciencia en la población de que algo nuevo está ocurriendo. La política debe superar ese maloliente tufo polarizante que despide; y cambiarlo por la buena nueva de un tono de encuentro que deje atrás la irresolución y el empantanamiento. Hay tiempos que reclaman coraje a los protagonistas. Este es uno. (La Tercera)

Óscar Guillermo Garretón