Un nuevo referente de centro con sentido-Patricio Arrau

Un nuevo referente de centro con sentido-Patricio Arrau

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Existe un gran espacio allí en el centro. Es el resultado del vacío que ha dejado la radicalización de los sectores de izquierda de la Nueva Mayoría. El pacto social que dio gobernabilidad al país por los 25 años que sucedieron a la dictadura está quebrado. Ese pacto social se basaba en que el eje del poder al interior de la ex Concertación radicaba en los sectores de centro y de izquierda moderada o socialdemócrata, que gobernaron con moderación, con gradualidad, realizando rigurosas políticas públicas, con sustento técnico, a la velocidad que lo permitía el desarrollo de la sociedad. En esos 25 años, sin embargo, la clase política gobernante fue decayendo, se fue anquilosando, las políticas públicas responsables, esas que tienen sentido, fueron sustituidas por el slogan para la galería. En el contexto del sistema binominal, los principios que deben inspirar el ejercicio público no pudieron imponerse al deseo de aferrarse al poder, donde cada coalición de este bipolar sistema se las arregla internamente para mantenerse en el poder o aspirar a llegar a él, aunque sus componentes se detesten. Ello no es sano. Un ejemplo es que hoy existe en Chile, como un ejemplo único en el mundo, una coalición de gobierno que termina juntando el agua y el aceite, a la DC y al PC.

Es evidente que el proceso de desarrollo institucional que nos valió la admiración desde el exterior se fue desgastando. Los conceptos populistas y refundacionales que se alzaron en Latinoamérica contagiaron a muchos de nuestros dirigentes y la política chilena se fue haciendo crecientemente dicotómica. El cambio del sistema binominal, sin embargo, abre una posibilidad de un cambio con sentido. Las ideas populistas tienen respaldo cuando la gente siente que las ideas y propuestas políticas no populistas son un envoltorio para la corrupción, o la protección de los poderosos. La falta de credibilidad hoy en casi todo tipo de instituciones, con la notable excepción de las Fuerzas Armadas y de Orden, importa un enorme desafío para todos.

Un nuevo centro con sentido, entonces, debe ser capaz de que se sienta que no se trata de un nuevo envoltorio que perpetúe el estado de cosas descompuesto. La palabra “sentido” tiene maravillosas acepciones que nos ayudan a trasmitir ese sentir. Algunas de ellas a continuación: “que expresa con sinceridad un sentimiento muy intenso”, “capacidad para razonar y ser consciente del mundo exterior”, “entendimiento o razón, en cuanto discierne las cosas”, “inteligencia o conocimiento con que se ejecutan algunas cosas”. Estas acepciones nos ayudan a rescatar la rigurosidad, la transparencia en el actuar público, la conexión con el mundo real y cómo funciona.

No se trata tampoco de un centro meramente bisagra, sin vocación de poder, que aspira a un porcentaje allí al medio que le permita inclinarse con oportunismo hacia el lado que más le convenga, que le permita acceder al poder. No, eso no tiene mucho sentido. Se trata de un centro que aspira a ser mayoría, que quiere recuperar la moderación, la responsabilidad, los principios de la libertad, los derechos individuales anteriores al Estado, con tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario, y que expanda crecientemente los derechos sociales que son derechos de segunda generación. Algo que es posible hacer desde el Estado y desde la sociedad civil organizada de diversas maneras, públicas y privadas. Uno de los problemas de todo este tiempo es que la confrontación política cada vez más ideologizada pone el debate entre el Estado y el mercado, suprimiendo crecientemente a la sociedad civil y sus expresiones colectivas.

Pero además, la palabra sentido significa también “cada una de las dos formas opuestas de recorrer un camino”, es decir, el sentido como dirección. Qué está al norte y qué está al sur, es decir qué se tiene al frente y qué a la espalda. El contrincante político de ayer y sus políticas y principios, es decir el neoliberalismo económico y político de la dictadura, ayuda a entregar sentido a la definición de identidad de este nuevo centro, pero claramente no es el contrincante político dominante hoy. Es evidente que la derecha económica y política ha evolucionado y la izquierda ha involucionado. Este nuevo centro con sentido está compuesto hoy por quienes hemos decidido abandonar la dicotomía de los actuales bloques tradicionales y aspiramos a que gradualmente el nuevo sistema electoral proporcional permita que nos encontremos allí en el centro quienes debemos estar juntos, porque compartimos principios, visiones y sueños para Chile. Porque no es sano estar disputando espacios al interior de los actuales bloques con pactos meramente electorales y de poder carentes de sentido. Ya quedó atrás el sistema electoral binominal, ahora a dejar atrás en nuestras mentes y en nuestra cultura ese sistema bipolar y reemplazarlo por la colaboración y el encuentro entre similares.

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